Acaba de comenzar la madre de todas las precampañas, donde ninguna de las adversarias panistas se salva… al fin son la apuesta del Gobierno de las mentiras.
Entre el lunes antepasado, cuando el presidente Felipe Calderón, instruyó “diligentemente” al gobernador Héctor Ortiz, a hacer a Adriana Dávila, candidata y gobernadora de Tlaxcala, se han vivido varios momentos:
1.- El primero fue la actitud sumisa, obediente, el uso del manual echeverrista mediante el cual la verticalidad ordena a un gobernador obedecer ciegamente a un Presidente. La respuesta de Ortiz a aquella instrucción fue la que se esperaba. “sí señor presidente”.
2.- Otro momento importante fue la presencia de Adriana Dávila, en la oficina de Ortiz, donde este, parco, lacónico e, indispuesto al debate, comentaría a la ex diputada federal un “la vamos a ayudar”, tras exponer el señalamiento del Presidente. Dicen testigos, que la de Apizaco tardó más en subir las escaleras en esa parte del Palacio que, en salir luego de la breve conversación con el jefe del orticismo.
3.- Al parecer, de esa fecha a la presente, Ortiz habría esperado señales extraordinarias del apoyo del gobierno de la República a Adriana Dávila. También habría esperado la definición de aquél ofrecimiento calderonista dicho con un “me hace falta un interlocutor”. Como esa oferta lo mismo abarcaba desde un puesto de subsecretario en la Segob, hasta titular de la misma, el mandatario local, pues nada más no vio claro. Luego se añadiría la palabra “organismos” al planteamiento presidencial, lo cual colocaría a Ortiz como candidato a ocupar el puesto de secretario del Trabajo, según atinaron a suponer diversos análisis.
4.- Debido a la falta de definición en la oferta felipista, es probable que Ortiz lo haya pensado muy bien y, molesto con la debilidad mostrada ante el Ejecutivo Federal se dijo a sí mismo: ¡carajo, pero si en los estados (priístas) el Presidente (panista) no manda! (Eso nos muestra lo tricolormente albiazules (¿?) que somos en Tlaxcala). Entonces se decidió a enviar mensajes de rebeldía. Algo así como el doble lenguaje encarnado por un empleado menor en la hacienda que, lo mismo dice una cosa que dice otra. O sea: el lunes de la visita presidencial dijo un “sí siñor Presidente” y, días después: “no siñor presidente”.
5.- Y el “no siñor presidente” se acompañó de su parca comunicación a “la niña ricomendada por el siñor presidente”. Al tiempo, echó a andar la maquinaria de su corriente, el orticismo, con muchos recursos, qué digo muchos… un chingo de recursos que irían desde eso que se llama piso y techo firmes, capacitación, viejecitos y, hasta vivienda… por esta se los juro. Es que en la ciencia electoral (a la tlaxcalteca) está comprobado que esa es la única forma como se ganan elecciones. Este, como la mayoría de los estados de la República, es miserable. Manejar los dineros del presupuesto para acallar esa miseria dentro de la voluntaria y hasta desbordada complicidad colectiva de cada proceso electoral, hace la diferencia al momento de contar los votos.
6.- Pero aquí viene lo mañoso… porque esos dineros del presupuesto (unos les dicen programas) se emplean por igual entre las dos precandidatas. No me haga mucho caso, pero yo creo que aquí está el detalle, pues ninguna de las dos se salva de la rechifla pública porque aceptaron competir con la ventaja que da el poder económico, muy propio y característico del gobierno panista de las mentiras. Y no se crea, bien que se ha de cargar la lana de un solo lado…
O sea, ni a cual irle. A final de cuentas, igual de tranza la pinta que la colorada.
Yo creo que, consciente de estas marranadas, el director de Milenio, Carlos Marín, pronosticó en Tercer Grado, de Televisa, que la candidata con más probabilidades de ganar la gubernatura en Tlaxcala es Minerva Hernández Ramos.
Mire si no va a ser chistoso esto que pasa en Tlaxcala. Una, con la venia presidencial, quiere debatir. La otra, con las canicas del gobernador, quiere debatir. Pero yo pregunto y, qué van a debatir. Les juro que se les arman un bodrio conducido por alguna conductora de radio, malita, vamos a completar el surrealista ambiente rumbo a la elección, comenzando por el presidente del Instituto Electoral más chafa del que tengamos memoria. (sólo a él y a su consejo general les da por aprobar presupuestos de precampañas cuando estas ya habían comenzado).
Pero, qué me dice usted del pleito de comadres panistas, y del líder panista pirata que de secretario de la Función Pública pasó a secretario general con atribuciones de presidente del PAN, mientras el cura mulas que mandaba en el PAN se hizo todo un secretario de la Función Pública. No, no, no, estas son fregaderas.
Ahora, nada más falta que los priístas se den de cachetadas pues, los marianistas no ceden y los lorenistas están más calientes que un motor viejo sin anticongelante. Y hasta el obispo don Pancho Moreno ya anda opinando de política.
Ver para creer.
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