Resulta criticable que sean los mismos funcionarios de la actual administración los que obstaculicen la ceremonia donde Marco Antonio Mena Rodríguez rendirá protesta como gobernador de Tlaxcala.
En los últimos días la tensión entre el equipo de Marco Antonio Mena Rodríguez y el que comanda el Oficial Mayor Ubaldo Velasco Hernández ha crecido, pues pareciera que el aún mandatario Mariano González Zarur quiere influir en la logística, lista de invitados y otros detalles de la ceremonia donde el primero asumirá el control del gobierno de Tlaxcala.
Resulta que la actual administración del hacendado gobernador fue la encargada de contratar algunos servicios que serán requeridos para el evento del próximo domingo, situación que le dio el pretexto a los manchifuncionarios para tratar de cambiar la planeación que ya tenía el equipo del gobernador electo.
De entrada, se sabe que la lista de invitados habría sido alterada por instrucciones de Ubaldo Velasco. También hay personas que aún no reciben su invitación a la ceremonia oficial porque por una extraña razón sus pases se perdieron.
La logística de la toma de protesta busca ser alterada por manchifuncionarios que también son muy cercanos al diputado electo Mariano González Aguirre. En una revisión de los avances, esos “especialistas” en ceremonias oficiales pretenden cambiar el escenario, incluir más luces y otros detalles que rompen con la planeación previamente autorizada por Marco Antonio Mena.
Testigo de esos excesos cometidos por el grupo del mandatario estatal es Carlos Villanueva, quien es la cara visible del equipo de Marco Antonio Mena para verificar que todo se haga de acuerdo a lo originalmente planeado.
Pareciera que Mariano González se resiste a dejar el poder y aún no entiende que su luz dejará de brillar el 1 de enero del 2017. Es muy probable que la ceremonia donde Marco Antonio Mena asuma el control del estado sea mejor a las que el hacendado tuvo durante su gobierno, situación que desde ahora lo irrita porque sin duda marcará una diferencia y una sana distancia que será inevitable.
Si Marco Antonio Mena va a permitir o no los cambios que le pretenden imponer no lo sé, sin embargo lo que le puedo decir es que esos excesos de los manchifuncionarios no han caído nada bien en el equipo del gobernador electo, el cual lleva anotadas todas las afrentas que ha sufrido y los responsables de las mismas.
Saben que en unos días más el balón caerá de su lado y entonces las condiciones serán diferentes, porque las únicas órdenes que se ejecutarán serán las del nuevo gobernador de Tlaxcala, quien tendrá a su lado tres voces que influirán en su forma de ejercer el poder.
La ruptura entre Marco Antonio Mena y Mariano González es inevitable y natural. Los más optimistas hablan de que se dará en un año y ocho meses, pero los pesimistas aseguran que iniciará con la designación de los funcionarios de primer nivel y cuando los recomendados por el hacendado no sean incluidos en el nuevo gobierno.
Muy pronto se dejará de hablar de Mariano González, un gobernador que simplemente está para el olvido.
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