Si hasta a su incansable crítico Javier Corral, gobernador electo de Chihuahua ya lo recibió, ¿qué ocasiona la dilación para hacerlo con Marco Mena?

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Me pregunto si el orden de las entrevistas del presidente Enrique Peña Nieto con los gobernadores electos obedece a alguna estrategia o simplemente el Ejecutivo Federal lo ha dejado a la suerte. Porque, miren, ya recibió hasta al panista Javier Corral, el ganador de las elecciones en Chihuahua y uno de sus críticos más ácidos.

Sin embargo a Marco Mena no le ha tocado turno.

Uno se inquieta porque, las decisiones al estilo de recibir al mostruoso Trump en Los Pinos, marcan una de las etapas más incomprensibles del Presidente. Deshacerse de su elemento de más confianza, Luis Videgaray, en esta coyuntura y dejar suelta la creencia que no fue la intención de traer al republicano lo que originó la salida del gabinete por la puerta de atrás, sino en realidad la incapacidad del ex secretario de Hacienda para enderezar el barco.

Entre señalamientos de una conducción errática que, hoy tiene el dólar casi a veinte pesos, el obscuro caso de la mansión en Malinalco hecha por Higa, y el inmejorable pretexto para tirar la toalla, es decir la invitación al magnate neoyorkino a… vomitar en Los Pinos –parafraseando al simulador Carlos Marín, en la supuesta entrevista fuertecita a Peña– al inquilino de Palacio Nacional lo que menos le hace falta es recibir al gobernador electo del estado más chirris del país.

Conste que los impulsores del proyecto tricolor en Tlaxcala aguantaron vara cuando Manlio Fabio Beltrones, boicoteó la campaña llamando Marco Adame al candidato ante una desbordante plaza de toros de Apizaco. Luego apostó a la derrota de su partido aquí y en Veracruz, casi como un mensaje a la oposición para contener sus ganas de ganar plazas, cosa que al final sucedió, y al sonorense le costó el fracaso en un momento que se suponía en la cumbre.

Por si fuera poco, a la perredista Lorena Cuéllar Cisneros, nadie la va a convencer que el cinco de junio le hicieron chanchullo en cada una de las muchas bisagras engrasaditas por un gobernador que resultó flamacuando se trata de mostrar sus capacidades de operación política. Qué lástima que solo sea para su beneficio, porque con un gobernador así de impetuoso pero preocupado por el bienestar de su estado, aunque chiquitos, pero seríamos una entidad ejemplar.

Lamentable uso de la UNAM

Mire si no va a ser un mañoso el señor manchis, comprometiendo el nombre de la Máxima Casa de Estudios del país, para apuntalar las porquerías en medio de las cuales se levantan sus grandes obras: la Ciudad Judicial y el pomposo Centro de las Artes, en Apízaquito.

Mariano tiene que aceptarlo, se trata de obras de relumbrón, pero tan mal construidas o, con remozamientos de tan baja calidad que incluso antes de 2018, comenzaremos a atestiguar escenarios parecidos a la caída de setenta luminarias en la recién remodelada Apizaco… o el esponjado del concreto que resguarda al gusanote verde en que convirtieron kilómetros de camellón central, más o menos cuando los panaderos se pasan de levadura y les estallan las conchas.

Una más de las cosas que seguramente ya apuntó en la gran agenda de reparaciones el señor Marco Mena, a quien le toca pagar un alto costo por haberle entrado al ruedo con apenas unos cuantos años de haber regresado.

Viene a colación porque al señor manchis la raza constantemente lo cuestionan cuando les presume tener una carrera avasallante en su partido… que senador, que diputado, que alcalde, que líder… ajá, ajá, le dicen, pues habrás sido todo eso que nos cuentas, pero aquí no te conocíamos.

Conste que hablo de un sujeto cuya carrera por alcanzar la gubernatura demoró más de treinta años. Así que Marco no debería perder la oportunidad para recorrer el estado una, otra y otra veces, a ver si se le pega un poco de la tlaxcaltequidad, término creado por don Desiderio Hernández Xochitiotzin, cuando era menester la exaltación de valores y arraigo en esta tierra buena.

Fallóle

Hace unos días Giovanni Cervantes Montiel, hijo del exmagistrado Tito Cervantes Zepeda, obtuvo un amparo definitivo sobre las acusaciones que Reyna Sánchez Olvera le hiciera hace un año acusándolo de amenazas, violencia física y hasta violación.

La justicia federal simplemente no encontró elementos para que Giovanni Cervantes fuera sancionado penalmente por esos supuestos delitos que tanto Reyna Sánchez como la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE) no pudieron acreditar.

Aunque la ex pareja del hijo del ex magistrado se presume que actuó por venganza, lo cierto es que la PGJE  que encabeza Alicia Fragoso Sánchez hizo uno osote, porque dicen que ni cuando actúa por consigna es capaz de lograr una sentencia a su favor.

Bueno es tan malita la procuradora, que ni siquiera pudo detener pese a la movilización que encabezó, a los delincuentes que robaron la semana pasada en dos ocasiones el antro conocido como La Botica.

En el primer hurto los amantes de lo ajeno se llevaron las propinas de los meseros y unas botellas de Don Julio y después regresaron para guardarse unas botellas de whisky Buchanan’s, situación que justificó mover a la mitad de los policías ministeriales. Qué barbaridad.