¿Y la gendarmería?… paseando, ¿Y Oreste de Jesús?, jugando alcoholizado con su karaoke, ¿y las cámaras de seguridad?, pues filmando estas infamias
Era obvio que en este último trecho de su gobierno, Mariano dejaría de tener ese control absoluto al que le ha apostado desde aquél invierno de 2010, cuando renegó de su pertenencia al grupo de pupilos de Sánchez Piedras, luego formados alrededor de Beatriz Paredes Rangel.
Desde luego, es asunto instintivo, de alguien a quien apasiona la traición y el engaño con los cuales fue criado. Solo así puede uno entender el camino entre la caja de cristal, vociferada en su ofensivo discurso de toma de protesta, al nulo valor de su ofrecimiento de no incluir en el gobierno a familiares o a elementos faltos de perfil.
El asunto es que ayer, cuando los representantes de los medios osaron mencionar la expresión libros blancos, y preguntaron por el estado de su encuadernación, manchis tuvo uno de sus recurrentes ataques de cólera (con el tiempo comprendimos que recurre a ellos cada que es incapaz de responder con conocimiento pleno a algún tema que le incomode).
Y al señor manchis le pasó lo que al pastor con el engaño del lobo. Lo malo es que hoy los dolores del brazo derecho son tan intensos que lo tumban en algún centro de rehabilitación, aquí en el estado o en Houston, según platican sus íntimos.
Dolor insoportable
Así sería la sensación en su humanidad si su escaso control en materia de seguridad en verdad le preocupara.
Como quien taciturno entone el Himno Nacional – repitiendo como perico -, al mínimo cuestionamiento respecto al infierno en que se ha convertido el otrora plácido estado de Tlaxcala, responde asegurando quegracias a sus buenos oficios tenemos la oportunidad de vivir en uno de los estados más seguros de la República Mexicana.
Sabemos que esas son las pamplinas de manchis, pero en este vacío de poder que hoy nos pone a temblar porque los criminales roban dos gasolinerías localizadas sobre la carretera federal a Puebla, o los atracadores de pasajeros vuelven a las andadas, esta vez en pleno bulevar Ocotlán, entonces uno se reclama a sí mismo, ¿por qué tenemos que soportar a un falsario bocón en el poder, si ya no tiene ganas de gobernar?
Entonces resulta molesto escuchar a manchis hablando de continuidad en la próxima administración.
¡No, por Dios! ¿Continuidad en el latrocinio que cínicamente acaba con cuentas públicas aprobadas?, ¿En las obras mal realizadas, como Ciudad Judicial –su gran orgullo- donde la humedad y los asentamientos han roto los edificios más caros de la historia de México?, ¿En la intolerancia de quien asciende a su nivel de energúmeno cada que un mortal se toma atribuciones para señalarle su mediocridad?, ¿En la satisfacción que le da dejarnos a sus hijos en puestos clave para continuar con su tarea manipuladora y rapaz?
¡No por favor, continuidad e infierno son sinónimos!
Procesar al responsable de la seguridad
Cuando el agresivo e insensible Orlando May Zaragoza Ayala, deambulaba por Tlaxcala, ¿planeando secuestros?, el tema de la inseguridad era desplazado por la indignación de nuestros viejos y nuestros maestros, maltratados por ese bicho expulsado del Ejército Mexicano.
Llegó otro, llamado Oreste de Jesús, ¿y saben qué pasó? La inseguridad se desbordó. El robo de combustible llegó al tope, tráfico de enervantes, de personas, de mercancías malhabidas comenzaron a ser parte de nuestra agenda.
Y con esta realidad a manchis le da por hablar de continuidad.
Carece de principios, de memoria, de dignidad. Llegó al poder a saciarse, a cambiar la vocación de la tierra, de ejido a fraccionamiento, a urbanizar sus montes, a regodearse de los pobres al lado de otro igual a él, un tal Herrerías.
¿Tienen ustedes evidencias de progreso? Por favor pásenlas, porque nos hace falta por lo menos un motivo para no sentir este hueco, que se agrava cuando vemos a las familias llorando por sus víctimas, cuando vemos a los empresarios huyendo de Tlaxcala porque aquí se encargaron de espantarlos, cuando vemos a otros empresarios hacer fortunas ofensivas, ante los bigotes de una oposición zángana en su mayoría, cerdo de engorda, vaca echada otra intención que rumiar y rumiar su parte de botín.
Ah pero eso sí, alcoholizados o en peores condiciones los deberías ver rindiendo honores a la Bandera o colocando los bandos solemnes, o planeando cenas para el 15 de septiembre, o aprobando cuentas públicas, al fin que así como estamos, a la mitad del peor vacío de poder que tengamos memoria, si algo pasa, pues nada más activan los temibles ladridos del más bravo de Palacio, y ni quién la haga de tos.
Hay de todo en la viña del Señor
Sí porque hoy que vemos a Minerva Hernández Ramos, dando la espalda a Gustavo Madero (bueno es que si no hubiera sido por él, díganme cómo la chaparrita habría podido hacerse de la diputación pluri por el Edomex) y sumándose a una especie de cargada anticipada con Ricardito Anaya, pues como que encabrona verla en plena brega para hacerse con la candidatura a senadora, nada más que ahora por el PAN, no por el PRD como ya le tocó, cuando Alfonso Sánchez Anaya, la llevó en su veliz a una campaña que ganó sin más problema.
ASA debió advertir que la petit Mine tarde o temprano lo traicionaría, pero conservaría los activos que juntos pudieron sustraer del presupuesto, según cuentan sus biógrafos.
Igualito le está pasando a Madero, y chance le pasará al pelón Richie Anaya, porque con gentes como esta –que se mandó pavimentar su calle con las máquinas de Saúl, su constructor de cabecera- hoy eres panista, ayer perredista, y mañana hasta te sale lo republicano y te sumas al monstruoso Donald Trump.
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