No ocultan su desdén por la elección de 2015… ellos se van a lo grande, y tienen en sus manos la oportunidad de sacar la espina de timoratos y pusilánimes a todos los partidos.
El grupo recién formado revive a aquella Legislatura, la LVII y, el cambio radical de los entonces tribunos –unos en el team del entonces líder tricolor, Mariano González- y otros haciéndole pegar unos corajes.
Al final todos, bueno la gran mayoría se hizo amiga, y tras ser pasivos testigos del monólogo mariano, han decidido irrumpir alzando la mano para 2016.
Otros se sumaron. De todos los colores.
Puede tratarse del movimiento que, por ejemplo esperaba el PRI para dejar de ser tan pusilánime y agachón con las medidas que, a la fecha lo tienen en la lona.
Que a la Izquierda la libre del mote de oportunista vividora, y al panismo dé la oportunidad de superar sus diferencias, sin el habitual odio de los que en la diestra llevan una cruz (y en la otra un palo).
Podríamos llamarlos la botica, porque hay de todo.
Desde un Cesar Carvajal González, con todo y su mística beatricista y devoción a las cartas, hasta un obsesivo Toño Velázquez Nava y los divertidos corajes que en su momento le provocó a ese raro presidente del PRI (luego se hizo gobernador y hasta negó a su partido).
Cómo dejar de mencionar a Noé Rodríguez, cuyo prematuro destape en una taberna poblana llegó a los oídos marianos, quien se encargó de hacerle la vida de cuadritos (hasta hacerlo jugo de verduras), al reseteado Alex Ortiz, al cuñado médico Fernando León Nava y al enigmático panista millonetas Gilberto Temoltzin.
Mención aparte… tipazos como el, “profe y lic”, Fermín Sánchez Varela o a uno de los más beatricistas, el Gavilán García Sarmiento.
Es decir, esto es algo así como una bola de gorrones invitados a la Embajada de México en Brasil.
Y conste, no es el nombre de algún antro –como los de la Feria- pero sí señala a los muchachos de la Doña, en pleno convencimiento a quienes en un contexto de bienaventuranza llamaremos destacados liderazgos, tan derechos como Cristóbal Luna, y tan letrados como Gelasio Montiel.
Es una especie de caballote de Troya en cuya panza toca sin parar la Arrolladora, y en la cadera se instalaron desde merolicos hasta mantenidos, pero todos ellos con el legítimo derecho a participar en la elección de 2016.
Tan prácticos son que no han mostrado interés alguno por el proceso de 2015, como sí en cambio están dispuestos a poner a Mariano las peras a 14, conscientes del desmantelamiento tricolor, en el que van incluidos Junior, como carta marcada y los muchachos estos… Anabell y Ricardito, como fichas sin valor usadas nada más para hacer bulto.
También podrían llamarse Todos Unidos Contra Manchis, evocando a aquél Tucom con el cual daban duro a Roberto Madrazo (y lo mandaron al tercer lugar) o, por qué no, El Retorno de Betti, más convencida que nunca de la inconveniencia de seguir mirando al gobierno estatal como el ruedo donde el toro salta (como Pajarito) o de plano se echa por falta de casta. (Eso sí, nunca lo vimos embistiendo con clase).
Colados hay bastantes.
Pero a todos se les nota prurito nomás oyen la palabra Manchis.
Que sean ganadores, eso depende de superar su calidad babelesca. Sobre todo si van a poner César a liderarlos. Digamos, él lo hace muy bien, pero cuando le dan el casino de la Feria y hasta organizando fiestas del tamaño de la Gonzalada.
Pero esto es cosa seria.
Hay excelentes operadores, vasta experiencia y sobradas ganas de un cambio, pero ya.
La Feria de la Opacidad
Con tantos atropellos uno quisiera ver que los ingresos obtenidos por la Feria de Todos los Santos tuvieron dado su carácter popular, un uso en ese mismo sentido.
Podrían mejorar la infraestructura urbana alrededor del Centro Expositor Adolfo López Mateos, hacer una gran zona de confluencia entre Totolac y Tlaxcala, limpiar el Zahuapan, en fin.
¿Ustedes saben dónde va a dar la centaviza reunida por … don Ariel Lima?
Yo sé de su afición a la buena vida, aunque sus apariencias sean casi franciscanas, con todo y bochito gris claro del año del caldo, así como para cubrir las apariencias.
Lo que ignoro es si hay el mínimo informe y consecuente inversión social de la llamada “Fiesta de los Tlaxcaltecas”.
Sus ingresos son brutales.
Sobre todo en los días principales.
La seguridad fue garrafal. Los negocios más importantes administrados por el junior más poderoso de Tlaxcala y las golpizas a la gente fueron como la cereza de un pastel que nadie quiere probar.
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