Ya se iba con su proyecto La Antigua Estación, luego de las trabas puestas por el gobierno estatal; aguantó vara, logró ese negocio y tiene en puerta uno más, donde se ubicaba Nestlé.
Las tremendas trabas a las que en 2012, empresarios como el poblano Federico Muñoz Couto, enfrentaron al acercarse a la secretaria de Desarrollo Económico (Sedeco), tenían un fondo muy interesante.
Por esas fechas, Adriana Moreno Durán, se constituyó en un rasposo obstáculo ante dicho inversionista. Le negó cualquier licencia y, cuando por fin su apretada agenda le permitió un hueco para atender a Muñoz Couto, este ya había sido privado del robusto crédito bancario para edificar el City Express y cuarenta y dos locales más en la Antigua Estación de Apizaco.
Era un rotundo fracaso. Y todo por la extraña terquedad de la secretaria con más millas acumuladas. ¿Qué la movía a comportarse de semejante manera?, ¿no era un galimatías administrativo su comportamiento, opuesto al fomento de las inversiones?
Federico levantó sus proyectos y los llevó a Apizaco, donde Orlando Santacruz, vivía un buen momento de su administración. Y a todo le dijo que sí.
En ese momento y en plena opacidad se efectuó la compra-venta de La Antigua Estación.
Y los ferrocarrileros nada más se quedaron mirando.
Fueron años de sentirse dueños. Bueno, la cuidaron con el esmero que sus modestas pensiones les permitieron.
Pero estaban equivocados porque en cualquier momento llegaría uno más vivo que ellos y los despojaría de su patrimonio. Y los viejos ferrocarrileros quedaron varados, como la máquina y el cabús, empecinados en seguir sobre una vía, aunque como antes ya no puedan surcar las regiones.
El nuevo equipo
Santacruz Carreño y Muñoz Couto, habían conformado una eficiente alianza. Gracias a los resortes del primero lograron quedarse con los talleres.
Ah, pero en cuanto eso llegó a oídos de la Moreno Durán, fue desplegada toda una campaña anunciando esas admirables acciones –que no abundan- mediante las cuales Tlaxcala va para arriba en materia de inversiones (¿perdón, donde?).
Mientras los que realmente lograron retener esa inversión se desgañitaban ante un raramente permisivo Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para poseer y alterar la histórica arquitectura de los antiguos talleres, y ante el sindicato ferrocarrilero cuyo líder, debidamente estimulado ha guardado un silencio cómplice, otros, los del team de la Moreno, usaban la radio local para adjudicarse aquél negocio.
Fue una guerra de comunicados. Gobierno del estado alegando méritos para aquella inversión de 110 millones de pesos (bueno ya hasta el banco había suspendido el crédito) y el municipal afirmando: si no hubiera sido por nosotros, esa lana habría volado.
Nueva concepción del nego
El gober hacendado tuvo que diversificar las inversiones (personales), ya el tema de las hectáreas por las cuales puntualmente cobra su Procampo, y la bola de agresivos y malhumorados toros en sus ranchos había quedado atrás… vamos ya no había donde meterles más lana.
Entonces… ¡ah… un buen negocio en puerta!
Nadie sabe para quién trabaja. Todas esas gestiones fueron a parar a las manos de quien hoy designó a su hijo el novillero (pasadito de peso) para contratar con los 42 condóminos que deseen hacer negocio en la Antigua Station…
¿O sea que… el gob… y su hij… se quedaron con la transacción aquella?
Pos, crece la versión de que así es…
¿Pero por qué Federico Muñoz funge como gerente general de la Old Station?
Es un hombre de negocios. Y se ha prestado a dar la cara para ocultar a los verdaderos ganones.
¿Y qué papel desempeña el ex alcalde Orlando Santacruz?
Ahora que le aprueben su cuenta pública se los preguntamos, ¿les parece?
¿A qué vino la secretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu?
Pues a felicitar al mejor inversionista del sexenio.
¿Hay alguna inversión más en puerta?
¡Seguro!
Ya encontraron al constructor ideal.
Y qué mejor lugar que la enorme propiedad dejada por Nestlé (debido a la supuesta extorsión del crimen organizado y a que los mandamases no le hicieron caso).
¡Albricias!
Esta vez no tendrán que pedir permiso al INAH (como quiera se los extiende) y hasta planean aprovechar las enormes cavernas donde la firma de lácteos mantenía frescos sus productos.
Pero, ¿qué papel tiene el INAH en todos estos negocios?
Pues uno del que nadie se puede sentir orgulloso. Al contrario.
1.- Se hizo de la vista gorda en la compra-venta de la Antigua Estación de Apizaco, y hasta cubría sus ojos para no hacerla cansada debido a las mil alteraciones del edificio.
2.- Hizo lo propio al permitir otra compra-venta, esta muy pero muy dolorosa, pues se trata del casco de una ex hacienda que muchos suponíamos patrimonio social: Santa Águeda, hoy atractivo fraccionamiento en medio de la espesura de campo limpio, tras generaciones de dedicarlo sobre todo al cultivo del maíz.
3.- Aquí el escándalo consiste en saber que se trata de los mismos dueños… poderosos y valemadristas con lo que ocurra al estado, mientras ellos hinchen sus cuentas bancarias.
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