Sin embargo, se ufana de la operación que realiza… por eso está donde está, porque es un operador político por naturaleza.
Hay de operadores políticos, en tanto estrategas institucionales que buscan el bien común, y los operadores políticos de un partido –en este caso el PRI- que en voz del secretario de Gobierno, Ernesto Ordóñez Carrera, intentla convencernos de las bondades de su… operación política.
1- El secretario de Gobierno conduce (no opera, porque es institución) la política interna del estado; representa al Ejecutivo con el Legislativo y Judicial, con los ayuntamientos, con el Gobierno Federal y las entidades federativas; coordina las acciones de dependencias estatales que le encargue el gobernador; cumple y hace cumplir acuerdos y órdenes; asesora jurídicamente a las dependencias del Ejecutivo local, administra los centros de reinserción social y encabeza la defensoría jurídica.
2- Un gran operador político podría ser el gobernador (y por lo tanto el secretario de Gobierno), pero sin partido, sin la oculta y perversa intención de sesgar la voluntad popular a una causa determinada (su partido, claro), porque ambos son los pilares donde descansa el edificio llamado Tlaxcala.
3- Así que estamos ante grandes operadores políticos, con la singular ventaja de influir en el destino del presupuesto, pero éste no es privativo de los compañeros de partido de los susodichos… corresponde a todo el tejido social, con o sin partido, con o sin religión, con el derecho a servicios, a la custodia de su persona y bienes.
Cuando Ordóñez afirma tener esa facultad: “Yo por naturaleza soy operador político por eso estoy donde estoy”, tiene la obligación de excusarse con su partido para no cometer la grave falta en que incurre, apelando a la ambigüedad de eso que él quiere interpretar envalentonadamente con este bárbaro enunciado: (si en algún momento fueran convocados en el terreno político electoral por el partido con el que simpaticen) “lo tendremos que hacer porque no estamos impedidos de nuestros derechos políticos ni de preferencias ideológicas ”.
En efecto, no está impedido para ejercer derechos partidistas, mientas lo haga fuera del horario de trabajo, y en el mejor de los casos, tras haberse separado del cargo (eh ahí el ejemplo de Ricardo García Portilla, dejó de ser titular de Finanzas y se hizo líder del PRI), (que sea eficiente o no, eso es harina de otro costal).
Pero al convertirse en repartidor de ataúdes para los jodidos, la tomadura de pelo llega al extremo: “el trabajo que se realiza es de enlaces institucionales, de tener una relación con las autoridades y poder brindar algunos apoyos menores, en ocasiones hay un enfermo que necesita una atención y lo podemos canalizar al área de salud y en otras ocasiones hay personas que fallecen y que no tienen ni para el cajón y entonces básicamente ese es el trabajo que estamos realizando”.
Para dar asistencia social no tiene que conformar una red. Es su obligación.
Y si su operación política es tan eficiente, a ver, díganme por qué no han condenado la desaparición del normalista huamantleco César Manuel González Hernández.
Aquí es donde el particular lenguaje de Ordóñez, resulta una irónica ofensa a otra parte latente del tejido social: jóvenes que ayer protestaron por esa masacre, como no lo han hecho los grandes operados políticos de Tlaxcala (bueno, ellos se hacen llamar así).
Noventa y nueve mapaches u operadores políticos, ¿cómo prefiere llamarlos?, recorren los distritos electorales federales, seguramente portando cajones de muerto para los pobres que… ni para eso tienen recursos.
Se trata de sus puras palabras. Y también se trata de una operación política que no nos va a tomar el pelo.
Ordena Trife reabrir el caso PRI
Tal vez recuerden ustedes el sarcasmo del dirigente-aspirante del PRI, alegando que la multa a su partido por la extemporaneidad y opacidad de sus estados financieros, era demasiado alta y además, solo había demorado… un poquito.
¿Y para qué labraron una Sala Electoral Unitaria?
Pues para hacer inapelables los atropellos de un titular que hoy ha de tragar su decisión porque los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo condenaron unánimemente.
Inconformidad en el agro
Decenas de integrantes del Congreso Agrario Permanente (CAP) se cansaron de no ser escuchados por las autoridades en Tlaxcala, y se dirigieron a la Secretaría de Gobernación, a la Ciudad de México, a explicar los graves daños a causa del exceso de lluvias en zonas donde sus cosechas se perdieron.
Según el operador político, Ernesto Ordóñez Carrera (también secretario de Gobierno) sí se les había atendido, pero el grupo rechazó tal deferencia del gobierno estatal.
Tengo la impresión que la queja del CAP es una de las muestras adversas a la tan llevada y traída operación política de parte de los 99 mapaches.
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