Si al manchibloque perredista le asistiese así de vergüenza, ya parece que iban a permitir que el escándalo llamado Ascensión Calyecac, llegase a la Corte.

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Entre los veinte votos con los cuales fue electo el diputado Ascensión Calyecac, presidente de la Comisión Permanente del Congreso del Estado, y los veintidós que por Ley debe tener, nada más hay dos unidades… una pequeñísima diferencia… esa que significa mayoría calificada.

Animada por un raro entusiasmo, la legisladora perredista Eréndira Jiménez Montiel, no ha tenido empacho en desafiar, con más emoción que acierto, a quienes han acudido a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SPJN) a llevar un asunto tan básico, como sencillo ha de ser su desenlace.

Me extraña que Jiménez, desafíe antes que nada a su propia inteligencia.

Se halla, digamos, en el contingente más adelantado, bajo las apasionadas indicaciones de un gobernador, priísta él, Mariano González Zarur, a quien debe haberle parecido sencillo ignorar la cifra aquella, dos (más que uno y menos que tres) pero tan firme que no será posible eliminarla.

Gastar la investidura de Ejecutivo intentando validar un nombramiento balín, es tomar a Calyecac (una especia de Juanito) y llevarlo al matadero, para ver hasta donde resiste que lo estiren. Este, un hombre también emocionado y entusiasta miembro  de ese bloque, fiel a toda prueba, ha apostado su fortaleza física, jetatura (como si fuera el senador Carlos Navarrete Ruiz, de petatiux) y hoy no tiene más alternativa que aguantar vara… a ver a qué hora revienta.

En Tlaxcala, la corona por sobre la Ley.

No se puede. Por más gritos y sombrerazos de Eréndira, por más comprometido que esté Gelacio, y por más miradas de pánico de Marco Antonio Mena, a quien las cosas no le han salido pese al enorme poder que detenta.

Si algo cupiera de prudencia en el manchi-team (hoy con contenido amarillo) este vergonzoso asunto no tendría porqué haberse ventilado en el Máximo Tribunal.

O no han depositado en las cuentas bancarias… o se trata de un tiempo muerto para ver, también, hasta dónde un líder como Cristóbal Luna Luna, puede seguir con esa rarita bipolaridad.
Este es el sistema con más complicaciones de la historia.

Estando el suelo tan parejo, buscan (y encuentran) la manera de hacerse bolas. De paso… nos dan unas quemadas a nivel nacional. ¡Ay de nosotros!

PAN, ¡fuera la arrogancia!

A los dos bandos, previos a la nueva fracturación de Acción Nacional, no les queda sino aplicar ese pragmatismo en la dosis pertinente, y hacerse de una vía imparcial con los suficientes arrestos para poner quietas a las hembras alfa (que no caben en el mismo corral) pero al mismo tiempo, convencerlas a la buena de jalar en la misma dirección.

Es la rifa del tigre.

Y quien la gane, o se faja las naguas o los pantalones, o que se atenga a ser devorado hasta acabar como Sergio González Hernández, el obsoleto presidente del Comité Estatal con cero credibilidad ante su personal suposición de que nadie advierte que ríe para un lado… y para el otro, también.

Dicen que no serían más de cuatro los panistas con verdaderas posibilidades de aspirar a la dirigencia.

No es poco lo que está en juego.

El aniquilamiento por la estrategia mariana, del PRD debería ser música para los oídos de los panistas.

Pero son tan necios y arrogantes que ellos mismos se aniquilan.

Tal vez, debieran pintar en un pizarrón los puestos en juego, y repartirlos, y saber que su trabajo puede mejorar, según se apliquen en un proyecto realmente amplio e incluyente.
Ojalá lo comprendan.

Porque nadie cede. Ni siquiera por la conveniencia de hacerlo.

Don Manuel Gómez Morín, evitó prever la invulnerabilidad de las mujeres de su partido.
¿Quién puede con ellas?

Ni ellas se soportan a sí mismas.