Como dice el representante de Gobernación, al mandatario estatal, lo que le hace falta es información… aquí pierde liderazgos, pero él disfruta su enésimo viaje ¿de placer?, por las Europas.
De no ser por la iniciativa de casi todos los partidos políticos –el PAN y el Movimiento Ciudadano no vieron condiciones- para acordar una suerte de tregua entre ellos, reconociendo al Instituto Electoral de Tlaxcala (IET) como el canal adecuado, sencillamente la rebatinga entre institutos y sus candidatos nos haría pensar en el caos.
Consultando con representantes y abanderados encontramos una causa de lo anterior: la inexperiencia de la consejera presidenta de ese organismo, y sobre todo su falta perspectiva, advirtiendo la proeza que en ella significaría sentar a los partidos en una mesa de respeto, donde les fuese común el deseo de que la elección sea exitosa, gane quien gane.
En esa dinámica, han tenido que intervenir personajes que atestiguaban el hundimiento del barco y, por qué no decirlo, para enviar mensajes a la oficina del gobernador viajero, respecto a cómo se logran acuerdos entre partes tan distantes sin sufrir crisis de miedo porque no se ha recibido la instrucción en tanto, orden imposible de desacatar, bajo la advertencia de sufrir la reprimenda de la vida, digamos en los horrendos terrenos de la misoginia.
Así que el ex rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Serafín Ortiz Ortiz, se dijo a sí mismo, “mi Sera, pues qué esperamos”, y se arrogó ese liderazgo que andaba suelto.
Se nota que mientras en la secretaría de Gobierno, los protagonismos llevaron al representante de Gobernación al borde del precipicio, y al responsable de la política interna de Tlaxcala, a eseñar el cobre, en un agarrón inédito mientras don Mariano González andaba en su enésimo viaje (¿de placer?) en Alemania.
La consejera presidenta, Eunice Orta, terminó por darse cuenta de lo improductivo que resulta la sumisión en los términos aceptados por ella, sobre todo al encabezar un organismo con supuesta independencia, proclive a la democracia y con el encargo de dar certeza a los ciudadanos.
Es acaso la pérdida del control absoluto que reclama don González, como condición para sentirse no gobernador, sino dueño de los tiempos, las gestiones y los fracasos, según lo podemos observar en este capítulo contra natura que nos enseña la inoperancia de un sistema electoral manejado con intereses perversos en la búsqueda del poder por el poder, pues de no lograrlo comenzaría a partir del siete de julio un adelantado proceso parecido, o peor, al que hoy sufre Andrés Granier, retenido en el Hospital Ángeles, pese a que en Villahermosa lo demanda la Procuraduría de Arturo Nuñez Jiménez, ese sí, decidido a meterlo a la cárcel.
El nervio que generan los liderazgos que comenzaron a surgir –Serafín Ortiz quizás sea el primero, pero seguramente faltan otros- es lo que tiene sin dormir al gober viajero, que ahonda las diferencias entre gobernación local y federal, e inquieta a propios e inquieta a los que serán nuestros próximos diputados, pues lo más probable sea un Congreso separado del Ejecutivo, con el poder indiscutible de rechazar embutes porque existe un interés superior.
La inquietud no cesa ahí. Tome usted en cuenta que encuestas serias nos dicen que no más de tres candidatos tricolores tienen una real posibilidad de llegar a la Cámara, lo que equivale a una demoledora mayoría opositora y por consecuencia al tribunal que habrá de juzgar la política de odios, divisiones y persecuciones, encabezada por el señor que al día de hoy ostenta el record en aniquilamiento de empleos y surgimiento de conflictos.
Déjeme agregar que esos mismos datos dan a partidos como el PAC, de Ortiz, como probable ganador hasta en ocho distritos.
¿Se da cuenta de lo disparejas que están las cosas, mientras al gobernador, como dice el representante de Gobernación, Alberto Banck Muñoz, lo que le falta es información?
Del estado pobre que éramos nos convertimos en el mismo estado pobre pero, con hartos problemas entre nosotros… la teoría de los asesores michoacanos que llegaron con una mano adelante, la otra atrás, sembraron división y se irán riéndose y satisfechos de haber conseguido sus negros fines.
Rafael Ortega, sus enemigos se multiplican
El fin de semana, el ex alcalde apizaquense y actual candidato perredista al mismo puesto, Reyes Ruiz Peña, acusó al ex gobernador de Puebla, el polémico Mario Marín Torres, de tener metidas las manos en la figura de Rafael Ortega, el popular matador que al parecer ganó la rifa del tigre.
No sé si Reyes tenga pruebas de ese señalamiento, pero hay por lo menos un alto funcionario: el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, haciendo una expresión como de burla y risa por las locuacidades del empresario apizaquense (Rafa eseñó a torear a sus hijos).
En efecto, el ataque a Rafael, obedece al elevado registro logrado en las encuestas, aunque seamos cautos porque entre la parcialidad de Ortega al declararse priísta –rebosaba de amigos panistas, perredistas y sin partido- y el surgimiento de un movimiento ciudadano, sin partido pero capaz de llegar a los extremos con tal de defender su disgusto por la fiesta brava, el primer espada la tiene muy difícil.
No exageramos al decirle que en redes sociales la condena por el gusto al toro tiene un crecimiento notable y eso, puede tener consecuencias muy graves.
Creo que el partido no reparó en elegir a un personaje popular para subirlo al ring electoral, mas no advirtió la inapetencia por muerte –brutal dicen ellos- que se da a los toros, no significa una ventaja para el diestro, todo lo contrario.
Reyes y sus números lo ponen en un lugar competitivo. La resonancia de personajes como Jesús Ortega le sirve para dar peso a su dicho. Ahora, si la afirmación tiene sustento, nos preguntamos por qué sujetos con tan mala imagen en la grilla, pero con bastante lana, tienen en la mira a nuestro querido Apizaco.
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