Este, el factor 52 permitió a la UAT conservar uno de sus principales activos: la PGJET
La elección del nuevo procurador de Tlaxcala es una apuesta del poder a reivindicar la autonomía del poder.
Si a la primera de las palabras repetidas le acompaña con ejecutivo y a la segunda con Legislativo, quedará hecha la ecuación.
O como quien dice, a veces hay que perder para ganar.
Salvo el penoso caso de mister Cesáreo Santamaría Madrid, a quien los diputados le hicieron fuchi, negándole la mínima posibilidad siquiera de un voto, los abogados Pedro Flores Vázquez y Raúl Cuevas Sánchez, son incapaces de negar una intensa relación con el orticismo.
Quien a final de cuentas resultó procurador maneja (y lo seguirá haciendo) la relación de la poderosa UAT comandada por el académico Serafín Ortiz Ortiz, para quien la armonía en el trato laboral se depositó en el abogado Vázquez Flores.
Al arropar al ex procurador, Leopoldo Zárate Aguilar, dicha institución esperó el turno que finalmente le colocó en posición envidiable para conservar uno de sus principales activos, la PGJET, la cual, de ninguna manera podría quedar en manos de los enemigos, revestidos de asociaciones de abogados, pero con un alma pútrida (para el orticismo).
Yo me remontaría a aquél quince de mayo, cuando en La Finca, el doctor Serafín Ortiz, pletórico de autoridad, levantó con cincuenta y dos días de anticipación las manos a Julián Velázquez (a fuerza quieren cambiar el Velásquez) en primera instancia y a Oralia y a Perla, López ambas, como consecuencia.
Y en esa ocasión hubo hasta el desafío para aquellos con opiniones distintas… en pocas palabras, la sugerencia para llevar el recado a quienes tenían planes distintos a la terna que finalmente resultó con un escandaloso triunfo en las urnas.
Eso, señores, es el orticismo en pleno, acompañado por las instituciones capaces de definir una elección, con 52 días de anticipación.
Digamos que son estilos para cobrar facturas.
Pero se trataba de colocar en la cúspide las acciones HOO para que el Presidente quedase convencido de la efectividad del único operador político avecindado en el PAN, con sobrado conocimiento de la estrategia tricolor, que tan de moda se puso.
Llamemos a este logro el Factor 52.
Digamos que es una de las cartas bajo la manga de quien el lunes 3 formalizó su sucesión, tras haber especulado con ella desde el mismo día en que rindió protesta.
Y faltan otros brazos, como el del DIF, de cuya efectividad electoral se desprenden 26 mil votos para asegurar cualquier proceso y, ya ni hablemos de la cuestión agropecuaria, donde pudimos ver el frentazo que se dio la variopinta senadora Rosalía Peredo Aguilar, al ser despojada del fertilizante como moneda de cuño corriente, más corriente que otra cosa para apretar en el oficio de las extorsiones a secretarios tan pero de tan bajo perfil, como Nacho López Sánchez, que todavía me acuerdo de sus temblores y sus fiebres al presentir la caminata de la panista-socialista-luchadora social-y las que se acumulen esta semana.
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