Si la razón legal está de lado del gobernador Mariano González Zarur, en el lío de los notarios orticistas, no debería dejar a su consideración –así lo expresó- que renuncien o no a sus patentes; he ahí el temor a la ineficiencia del grupo de subordinados, notorios por sus fracasos.
Consultar con la almohada es la metáfora marianista para abordar los altibajos de buena parte de su equipo cuya permanencia en el gabinete debe obedecer a razones inexplicables desde el ámbito gerencial al cual obedece la presente administración.
Fracaso tras fracaso desdibujan los ímpetus del ego mandatario (yo doy, yo invierto, yo decido…) y sus legítimos deseos de inscribir su nombre en letras de oro, como el mejor gobernador de Tlaxcala de todos los tiempos.
Esa almohada y los diálogos oníricos con ella tienen sin dormir, paradójicamente, a una parte vital de subordinados, conscientes que su separación ya se atrasó, y que las hebras encontradas al estilo del hacendado hace rato llegaron al límite.
Ello despertó el lado humano del mandatario, quien públicamente ha reconocido la insuficiencia de los coscorrones, así como la variedad de orígenes ideológicos de sus colaboradores, como razones de fondo para el relativo rendimiento del team de las grandes expectativas incumplidas.
El lenguaje adoptado
Cuando el mandatario, “deja a consideración” del mermado grupo de notarios orticistas que, renuncien a su patente debido a multiplicidad de vicios de origen detectados por sus asesores, se retracta de aquellas expresiones hostiles con las que se juró combatir el legado de su antecesor en lo relativo a los fedatarios.
Si la razón legal asiste a las acciones de González Zarur, dejar a la consideración de los afectados la renuncia o no a las controvertidas patentes, si algo denota es un temor bien fundado.
Y no precisamente a confrontar al colectivo de abogados orticistas, sino a la impotencia en que lo ubica el bajo rendimiento de sus colaboradores, responsables eso sí, de nuevos y abultados gastos para pagar a despachos que sistemáticamente han corregido la plana.
He ahí el conflicto central: el temperamento del mandatario está por sobre cualquier elemento humano, pero la incapacidad de sus enanos colaboradores lo hace vulnerable, muy vulnerable.
Así que el maltrato físico es la medida sin nombre a la que ha tenido que recurrir para tratar de hacer productivos a los múltiples servidores suyos, gordos y cínicos como ejemplares castrados en engorda.
Cómo no confrontarse consigo mismo si está acostumbrado a la ganadería brava, asesina, con casta… no al hato soso, manso y con el característico sobrepeso de quienes se han reconocido como fracasados sin arreglo.
¿Convenios con el Itife?… caracoles
La mano del mandatario abanicó cien millones de pesos en la cara de los alcaldes para convocarlos a entrarle con su cuerno para arreglar los mil cuatrocientos y tantos planteles educativos del estado.
Pero les puso como condición hacer un convenio con el tristemente célebre Itife para que por cada peso aportado reciban uno de aquel paquete (bueno en realidad es de 90 mdp, porque diez son para arreglar grietas a consecuencia de los recientes sismos).
¿No se da cuenta el mandatario que la resistencia de los alcaldes obedece a las evidencias de vulgar latrocinio que se dan en dicha dependencia del ejecutivo local?
Seguramente recuerda que el singular titular del Itife calculó en diez mil pesos el proceso de desmanchado de cada fachada de escuela con el performance (¡!) de las iniciales MGZ, al gardo que el mencionado señor Homero Barocio, declaró que los sesenta y tantos planteles en ese proceso significaban un tremendo gasto para el erario.
¿Qué pasa con los diputados y sus ganas de brillar?, ¿No advierten en el uso de ese capital una oportunidad para vigilar el uso honesto del dinero?
Oiga… a través de los sensacionales criterios de Barocio, la bolsa de cien millones multiplicada por dos, con lo que los alcaldes inviertan, a penas alcanzará para cambiar sanitarios (los de una escuela a otra) y para mandar a planchar las banderas.
Conste que este fue motivo para una dosís (¿otra?) de zapes al secretario de Finanzas, cuya inacpacidad –según el mandatario- nada más le permitió convencer a 33 de los sesenta alcaldes en el pasado ejercicio, cuando se decidió andar pintando la manchigreca en las fachadas.
El foro con maña
La intención del pretendido foro empresarial salió al pie de la letra: exhibir a los candidatos del PRI y la supuesta política de exclusión con la que se mueven.
Pero al analizar los nexos del organizador con una de las asistentes, esto resulta en un plan con maña que manejaba la tirria de un tío candidato para confrontar discurso.
Entonces sobrevino la entrega deficiente de las invitaciones.
El resultado fue obvio. Escasa participación de empresarios y ausencia de otras candidatas que pudieron pretextar una agenda ineludible.
Ello caracterizó a la convocatoria de una federación de cámaras sin convocatoria a sus mismos agremiados (al menos en teoría).
Pero un debate de ideas, en forma, bien planeado y con un organizador distinto a la Fecanaco, puede quitar la frustración de aquellas empeñadas en construir perversamente una sesión de monólogo sin la intención original de contraste.
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