Pese a una especie de prohibición oficial para efectuar manifestaciones en el primer cuadro de Tlaxcala, las secciones 31 y 55 se preparan para reclamar una pretendida desaparición de bonos, como parte de la política de austeridad a la que no le entra ese gremio.
Maestros de las secciones 31 y 55 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) van a marchar mañana primero de mayo, para reclamar la posible desaparición del estímulo económico con motivo de su día, el 15 de mayo, y también del bono de productividad, tan importante para el gremio como lo es el aguinaldo.
La política de austeridad impulsada por la actual administración consideraría una serie de ajustes a los ingresos de los maestros, una vez que el presupuesto para ese sector podría ser menor –en promedio ocho por ciento- en relación con el del año anterior.
De esa forma, se busca aminorar o desaparecer ciertas prestaciones bajo el supuesto equivocado de contar con la aprobación de los afectados.
Para sorpresa de muchos, en abril se anunció una especie de prohibición a las manifestaciones en el Centro Histórico de Tlaxcala, por orden de la dirección de Cultura, Recreación y Deporte, considerando las molestias que el cierre de calles y consecuente afectación a la circulación vehicular, causan a vecinos y comerciantes de esa zona de la capital.
Sin embargo, inhibir las manifestaciones no libra al gobierno estatal del descontento del magisterio ante los inminentes recortes y sí en cambio está abriendo una vieja herida, como en su momento fue el haber arrebatado la USET a Elba Esther Gordillo.
A inicios de esta administración y sin más argumento que el natural relevo, Tomás Munive Osorno sustituyó a Miguel Ángel Islas Chío, ex diputado federal hidalguense y colaborador directo de Gordillo Morales.
Pero en ese momento no hubo reclamaciones. Al parecer estas se reservaron para momentos más oportunos.
Y parece que la hora llegó.
Víspera de la elección, amenaza de recortes a los bonos y hasta la prohibición para manifestarse en el Centro Histórico de Tlaxcala.
Con un parecido extraordinario a lo ocurrido con la inoportuna quiebra de Pensiones Civiles de Tlaxcala, el cambio en la relación con el sector magisterial sólo demostró que su acercamiento inicial con el titular del ejecutivo local fue un intento serio por contener la inconformidad de sendas secciones sindicales a las cuales a las cuales pretendió estrangularse como ha ocurrido con otras áreas de la burocracia.
Si González Zarur pudiera desaparecer plazas en el magisterio, con los criterios gerenciales que le movieron a hacerlo en dependencias del ejecutivo, no habría dudado en aminorar el número de agremiados y desde luego la carga económica que representan.
Esa eventualidad es impensable. El blindaje del SNTE lleva a su relación con el gobernador de Tlaxcala al momento más crudo.
Usar a la sección 55 para ahuyentar a la Coordinadora fue un ejercicio permitido por el magisterio institucional al mandatario estatal, pero meterse con sus ingresos es una falta no sujeta a negociación.
Las reuniones de las secciones 31 y 55 del SNTE, pasaron de la aparente pasividad hacia las acciones del gobernador priísta de Tlaxcala, a la franca molestia por las constantes decisiones equivocadas, según se nos informó.
La relación se trastocó y las consecuencias pueden ir más allá de simples manifestaciones a contrapelo de un gobierno en el supuesto que prohibirlas lo libra del incumplimiento de compromisos.
Lo peor es que este conflicto en ciernes se da en plena víspera de la elección federal.
Al parecer, lo que los maestros ven como una burla es el doble lenguaje de un gobierno que incluyó sin su consentimiento a este gremio en un programa de austeridad, pero no aplica la misma regla para su conducta.
Desde la sospecha de desvío de recursos para apoyar la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, hasta un comportamiento contrario a aquella pretendida política de ahorro, los maestros de Tlaxcala rechazan que los sacrificados sean ellos, en sus ingresos.
Y todo parece indicar que ya se encuentran preparados para poner manos a la obra.
Una extraña relación laboral
La duplicidad de actividades de quien dirige a la Sala Miguel N. Lira, llevó a sus subordinados a verla con recelo.
No importa la hora que sea, ni la actividad que se desarrolle. Si dicha directora es llamada por la esposa del coordinador de Radio, Cine y Televisión (Coracyt), aquella se trasladará a la brevedad a cumplir con el encargo.
¿Y qué de extraordinario tiene ello, si en esa coordinación quien lleva los pantalones es una seño conocida como la che boluda?
Pues nada, que los constantes llamados urgentes, son a su casa para encargarse, dicen, de las labores domésticas.
La Secretaría de la Función Pública y su dinámico titular, no deberían pasar por alto esta irregularidad.
Tiene cara de explotación con maña… te doy esta chamba en el gobierno a cambio de que seas, insisto, dicen, mi sirvienta y no me cobres un centavo.
Pues qué chuecos.
Estaremos pendientes de la reacción de la Función Pública.
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