Más que un factor mediático, renunciar a la tenencia debiera ser la oportunidad para detener el tren de los atropellos en una verdadera reconstrucción del tejido social.
Las iniciativas entregadas este lunes por el gobernador Mariano González Zarur, a la LXI Legislatura, entre las cuales destaca el total subsidio de la tenencia a los automovilistas cuya unidad no exceda 175 mil pesos, son un respiro ante la creciente presión, ante cambios radicales emprendidos por el hombre duro de Tlaxcala.
Comprender las intenciones marianistas de largo plazo es labor compleja.
Actúa como un constructor que quita y pone según lo dicta su ánimo y, sin mediar comunicación con subordinados y clientes.
Así como un buen pintor sabe que su arte mucho de divino tiene, pues es capaz de alumbrar o ennegrecer los paisajes plasmados, según su arbitrio. Nos hallamos ante una especie de artista plástico que se reconoce genialidades, antes que su público lo advierta por tener su obra aquí enfrente.
Duro, como pretende ser, sabe que en su constante brega para acabar con proyectos como la central de abasto, con instituciones como el Tribunal de Conciliación y, con cientos de empleos en la burocracia estatal, le va el reconocimiento de sus seguidores, por la versión muy suya del engaño con el cual a diario avanza en su plan original.
En eso consistirá el sexenio.
A los tlaxcaltecas les corresponde asumirse pasivos testigos de los cambios del marianismo sobre la marcha.
No sería malo si sólo hablásemos de un estilo de gobernar.
Mas la planeación y el concurso de cada sector en este que, es un gobierno con serio acotamiento por su origen, no debería limitarse al efímero ejercicio que su narcisismo le permita.
El gobernador González sabe de las repercusiones por desplazar, por ejemplo a Elba Esther Gordillo, en el nombramiento de Tomás Munive en Educación.
Pero no da tregua.
Al contrario. Espera mensajes de la contraparte.
Y el tiempo, que todo lo borra parece haber aligerado la carga esa emocional por haber propinado un descontón a la imbatible maestra.
Lo interesante es ver que unos olvidan, como no ocurre con otros.
Sobre este ámbito, veamos el caso de Manuel Campos, indiscutible líder magisterial, en una especie de soterramiento por él mismo planeado, ante la extraña renuncia a seguir encabezando el poderoso movimiento de ese sector. (después lo sucedieron copias piratas, vividores de ese recuerdo)
De manera personal el mandatario local acordó con él seguir dando el subsidio para sus siete planteles, por cierto sin registro porque así lo decidió la burocracia.
Y he ahí la labor de aquél engaño mencionado en las primeras líneas.
Nada ha prosperado hacia el líder Campos Bárcenas.
El es de los que no olvidan. Sus siete escuelas y la incondicionalidad de alumnos y familiares podrían causar daño a los arrebatos de moda en palacio.
Este es un ejemplo entre mil.
El descontón. El incumplimiento. El engaño.
No prosperan. Es cosa de esperar.
Por eso, la iniciativa para subsidiar a la tenencia de autos modestos, más que material mediático debiera ser la oportunidad de Mariano para enmendar el alejamiento de múltiples expresiones sociales, al contrario del resarcimiento del tejido social, parte de uno de sus discursos.
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