Alfredo Álvarez Valenzuela, ex secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, defraudó la confianza de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, de sus compañeros de gabinete y de los tlaxcaltecas, porque ocultó su turbio pasado y porque con su acción de darse a la fuga el sábado para evitar ser detenido por un delito relacionado con una desaparición forzada confirmó que no estaba al nivel para formar parte del gobierno del estado.
A pesar de que la mandataria estatal estaba decidida a apostar por un tlaxcalteca para hacerse cargo de la seguridad durante su gobierno, al final aceptó las recomendaciones de funcionarios federales para explorarla llegada de personajes externos como Sergio Ramírez Manzur que finalmente cedió la posición al capitán retirado de la Secretaría de Marina, Alfredo Álvarez, quien siempre negó tener asuntos penales pendientes que al hacerse públicos lo obligaron a huir y a abandonar su cargo como delincuente.
Quizá se pueda argumentar que existió un error al no investigar a fondo el pasado y los antecedentes del hoy ex funcionario estatal, lo cual es válido y hasta aceptable, sin embargo también hay que decir que Alfredo Álvarez no estaba inhabilitado y en su momento presentó documentos que lo acreditaban para desempeñar un cargo dentro de la administración estatal.
La permanencia del hoy prófugo Alfredo Álvarez en el gabinete estatal era un asusto que al parecer la gobernadora Lorena Cuéllar estaba analizando, sobre todo cuando trascendió que el encargado de la seguridad en su administración estaba involucrado en una acusación de acoso sexual agravado y que estaba citado para desahogar, ante un juez, una audiencia, situación que prácticamente lo había colocado, juntos con sus maletas, en la puerta de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Tan era así, que por esa razón se llegó a especular que Álvarez Valenzuela no llegaría a la comparecencia ante los diputados locales, la cual por cierto ya quedó suspendida porque los legisladores expresamente citaron a ese funcionario que desde ayer dejó de ser el responsable de la estrategia de seguridad y de los policías estatales que hoy están bajo el mando de Maximino Hernández Pulido.
Tarde o temprano el gobierno de Lorena Cuéllar tendría que enfrentar una crisis que pusiera a prueba su capacidad de respuesta ante un hecho complicado, lo cual llegó y por lo que se pudo observar no hubo titubeos para tomar decisiones y enfrentar la situación que si bien generó cierto golpeteo mediático, también se vio la puesta en marcha de una estrategia de control de daños que ayudó a minimizar los efectos negativos de ese escándalo.
El asunto de Álvarez Valenzuela no es menor porque obviamente evidencia que su llegada al gabinete estatal fue un error, pero lo bueno es que su salida se da a casi tres meses de iniciada la nueva administración y por un asunto ajeno a su actividad como secretario de Seguridad Ciudadana, ya que huyó de Tlaxcala para no enfrentar una orden de aprehensión con número de oficio 148/2014 de fecha 19 de septiembre del año 2014, girada por el Juez Octavo de Distrito de Chihuahua, dentro de los autos de la causa penal 88/2014 por el delito de Desaparición Forzada.
La gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, siempre ha sido una mujer con buen olfato e intuición política que la ha llevado a conseguir las posiciones que ha ganado a lo largo de su carrera, de ahí que seguramente realizará una revisión minuciosa de los integrantes de su gabinete, así como de los funcionarios que ha nombrado para evitar sorpresas o una nueva mala experiencia como lo fue la de Alfredo Álvarez.
La llegada de Max Hernández a la SSC
Dentro de lo rescatable del escándalo tras la salida de Alfredo Álvarez Valenzuela como titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, fue la llegada como encargado de esa dependencia de Maximino Hernández Pulido, quien se desempeñaba como titular del Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4).
De hecho, días antes del inicio de la administración lorenista, Maximino Hernández, era uno de los probables para ocupar esa posición, no solo por su cercanía con la actual gobernadora, sino por los resultados que ha obtenido dentro del ramo de seguridad pública.
Solo por mencionar algunos de ellos, cuando fungió como director de la policía municipal capitalina, fue el único municipio que en 2019 logró obtener el Certificado Único Policial (CUP), herramienta establecida y exigida en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y que acredita a los efectivos municipales como elementos confiables y profesionales, que se han preparado para cuidar de una sociedad que exige un entorno libre de violencia.
Este certificado garantiza que los elementos cuentan tanto con la capacidad como los conocimientos para formar parte de la Guardia Nacional que, hoy por hoy, es la institución de seguridad con los mayores niveles de confianza por parte de la ciudadanía, por lo que la llegada de Max Hernández augura buenos resultados dentro de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, un área que está obligada a dar resultados en el corto plazo.
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