Bien dicen que hasta en las mejores familias se registran conflictos o pleitos.
El PAN venía operando bien sus procesos internos y hasta hace unos días había conteniendo el malestar de la militancia, en primer lugar por ir en coalición con sus eternos rivales como el PRI y el PRD y luego por ceder, sin ningún problema, la candidatura al gobierno del estado a la priista Anabell Ávalos Zempoalteca.
Pero ayer que la Comisión Permanente Estatal sesionó para dar a conocer los nombres de los candidatos a las presidencias municipales, así como la lista de panistas que integrarán las planillas de regidores, se hizo evidente la molestia y las protestas por el burdo agandalle que llevó a cabo la dirigencia estatal hoy en manos del desprestigiado y mediocre Miguel Ángel Polvo Rea.
La inconformidad no sólo se hizo evidente cuando se confirmó que la ex panista, ex morenistas y hoy nuevamente simpatizante del PAN, la diputada federal con licencia, Claudia Pérez Rodríguez, será la abanderada de ese partido a la presidencia municipal de Tlaxcala, a quien también le entregaron la primera regiduría para Mirza Amaral Sánchez, situación que fue severamente criticado por la militancia.
Resulta increíble que en el PAN se premie la traición y se recurra a las absurdas negociaciones cupulares para imponer candidatos, aunque eso implique no sólo violentar los estatutos del partido, sino interpretar discrecionalmente algunas disposiciones para lanzar una convocatoria que no respetó y limitó a la militancia.
Palabras más palabras menos en la sesión de ayer del mencionado órgano partidista se dijo que era un asco que haya personajes advenedizos como Claudia Pérez que aún traicionando y abandonando al PAN para probar suerte en Morena se les permita regresar y peor aún se le premie con la candidatura a la alcaldía capitalina.
Por si fuera poco lo anterior, también se le entregó a esa ambiciosa política la posibilidad de imponer al primer regidor de su planilla para asegurar que su subordinada Mirza Amaral llegue al próximo Cabildo por la vía plurinominal en caso de salir derrotada en los comicios del próximo 6 de junio.
La molestia en el PAN es mayúscula y las impugnaciones se harán presentes en los siguientes días. La Comisión Permanente Estatal deberá justificar sus imposiciones, explicar por qué no respetó los estatutos del partido y demostrar que los criterios utilizados para determinar la competitividad de los aspirantes no tuvieron sesgos o tenían dedicatoria.
Para muchos panistas el proceso interno del PAN para elegir candidatos a alcaldes y regidores fue una burla y no descarte que aumente la inconformidad registrada en municipios como Tlaxcala, Apizaco, Santa Cruz Tlaxcala y Contla, pues está claro que el grupo de José Gilberto Temoltzin Martínez, y su mayordomo Miguel Ángel Polvo se quedaron con las posiciones más importantes tal y como en su momento lo hicieron Carlos Carreón Mejía y Adriana Dávila Fernández.
La venganza de los resentidos.
En donde también exista una soterrada guerra por el control de ayuntamiento, es el municipio de Tlaxco donde los priistas encabezados por el marcho Silvestre Velázquez Guevara y la ex diputada federal y ex alcaldesa Rosalinda Muñoz Sánchez, quienes están decididos a cobrar venganza contra la presidenta municipal con licencia Gardenia Hernández Rodríguez que abandonó al ex partidazo para contender por la diputación local con el respaldo de Morena.
Sin importar la estabilidad financiera y social de Tlaxco, esos dos voraces priistas mueven los hilos para manipular a la ingenua Josefina Alburquerque Arroyo, quien despacha como presidenta municipal interina y pretende hacer cambios en áreas sensibles del ayuntamiento a fin de acceder sin problema al dinero público para presuntamente realizar negocios en los pocos meses que le restan a la actual administración.
Silvestre Velázquez y Rosalinda Muñoz ya gobernaron Tlaxco y hoy en día están empeñados en retomar el control de ese municipio y frenar por cualquier medio la carrera política de Gardenia Hernández, por lo que seguramente el conflicto en ese ayuntamiento subirá de tono al grado que empiecen a surgir serias acusaciones de corrupción.
El nivel de algunos priistas es tan bajo que da asco.
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