Seguramente el actual gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez será recordado más por ser el mandatario que enfrentó y superó la pandemia de Covid-19 que por sus obras o acciones emprendidas durante su administración.
El manejo que su gobierno ha dado a la emergencia provocada por el coronavirus puede que no haya sido hasta ahora el mejor o el más adecuado, sin embargo ha logrado mitigar sus efectos negativos porque los datos demuestran que los contagios no se han salido de control pese a la relajación de las medidas sanitarias, los fallecimientos andan en los rangos que se tenían previstos y la pérdida de empleos formales no se situó en los niveles que reportaron otras entidades del país.
De acuerdo con los resultados de diferentes estudios de opinión elaborados para evaluar la percepción de los ciudadanos respecto al manejo de la crisis sanitaria de Covid-19 por parte de los gobernadores del país, el de Tlaxcala obtiene buenas calificaciones y en algunas encuestas es ubicado entre los cinco mejores.
La pandemia dejará efectos negativos para Tlaxcala no sólo en materia de salud, sino en cuestiones económicas, institucionales y políticas, de ahí que sus consecuencias se empezarán a registrar en los próximos meses.
La emergencia sanitaria provocó la cancelación del Grito de Independencia y la Feria de Tlaxcala en su edición 2020, dejando al gobernador Mena sin la posibilidad de poder despedirse porque serían los dos últimos eventos de relevancia que encabezaría en este año, ya que en el siguiente corresponderá al nuevo mandatario del estado presidir esas festividades.
El Covid-19 ha impedido el uso y la apertura del ampliado estadio Tlahuicole, pero también canceló la posibilidad de llevar a cabo una ceremonia de inauguración relevante de la obra más importante realizada por la administración menista y que es la ampliación y modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco, la cual demuestra que el estado por fin entró a la actualización en ese tipo de infraestructura que había sido olvidada por los últimos gobernadores.
Difícilmente se conocerá qué tan efectivo o no resultó el programa “Supérate” que instrumentó el gobierno del estado para contrarrestar la extrema pobreza en la entidad, pues tenía previsto atender antes de que finalizara su gestión las necesidades de casi 100 mil tlaxcaltecas entre los que había alrededor de 26 mil jefas de familia.
Si la pobreza extrema crecerá o no en Tlaxcala por culpa del Covid-19, es algo que quizá se conozca más adelante, cuando las instancias encargadas de medir ese problema concluyan sus estudios y éstos se difundan.
A la actual administración estatal sólo le queda el pendiente del nuevo Hospital Regional de Tlaxcala que en los próximos meses quedará equipado a fin de estar en condiciones de empezar a operar.
De aquí hasta agosto del 2021 no se espera ninguna obra o acción de relevancia por parte del gobierno de Marco Mena. Los esfuerzos seguramente se encaminarán a entregar una administración sin problemas financieros y sin señalamientos de corrupción, de ahí que a todos los responsables de las dependencias se les exigirá cuentas y a nadie se le perdonará errores o desvíos.
El cierre del actual gobierno ha iniciado y éste será frío, porque no habrá mucho de qué presumir gracias a la pandemia del Covid-19.
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