Sin que exista una fecha establecida aún para aprobar el presupuesto de egresos del siguiente año, los actuales diputados han empezado a realizar ajustes y recortes con el propósito de generar un nuevo fondo que les permita disponer y manejar recursos públicos para autorizar obras en los municipios tal y como sucedió en este 2019 donde la detestable práctica de los moches estuvo presente.
Mientras los diputados locales de Morena, el PT y el PES que conforman la Cuarta Transformación que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, andan desatados haciendo cuentas alegres y recortando por recortar el proyecto de egresos que recibieron por parte del Poder Ejecutivo, la chiquillada representada por los legisladores del PAN y el PRI, así como otros representantes de partidos políticos minoritarios ha pedido prudencia al momento de analizar ese documento y esperar las explicaciones que justifiquen los aumentos al Poder Judicial y a otros entes públicos.
A diferencia del año pasado que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez tenía a Arnulfo Arévalo Lara como su representante y encargado de negociar el presupuesto, para estas fechas el Poder Ejecutivo carece de un enviado con autorización y capacidad de cabildear, lo que ha alentado nuevamente a los diputados de Morena, el PT y el PES a romper otra vez su promesa de no robar, no mentir y no traicionar.
Aunque usted no lo crea, resulta que hay legisladores que ya están etiquetando obras y cobrando por anticipado el moche a uno que otro iluso alcalde que piensa que está siendo beneficiado con recursos públicos, bajo el pretexto de que serán limitados los fondos que recibirán en el 2020 porque la federación castigará a los municipios al igual que el gobierno del estado.
Lo que sucede en Tlaxcala y en especial el grotesco comportamiento de los legisladores locales está siendo documentado por el gobierno federal que preside López Obrador. La semana pasada dicen que la titular de la Secretaría de Gobierno, Olga Sánchez Cordero, quien asistió al Tercer Informe de Gobierno de Marco Mena como representante de AMLO se llevó un abultado expediente que detalla los abusos y excesos en los que han incurrido los diputados.
Para mala suerte de los legisladores locales, éstos también son motivo de grilla de los diputados federales que se quejan de las limitaciones financieras que enfrentan para desempeñar su trabajo y en cambio el gobierno del presidente Andrés Manuel López consiente que los representantes de la Cuarta Transformación en Tlaxcala repartan cantidades millonarias para obras y que gasten para el próximo año en el comedor del Congreso del Estado la cantidad de 2.5 millones de pesos para satisfacer sus exquisitos gustos gastronómicos de los mal llamados representantes populares.
Los diputados tlaxcaltecas pretender manejar más de 85 millones de pesos para gestión durante el siguiente año, es decir, que cada uno quiere gastar 3.4 millones de pesos al año en ese rubro, lo que implica que cada mes dispondrán de más de 283 mil pesos, cantidad que ya quisieran erogar los diputados federales o los senadores.
Y a parte de esa cifra, los legisladores también buscan crear un fondo similar al de este año (alrededor de 500 millones de pesos) que les permita etiquetar obras para los 60 municipios de la entidad.
Todo lo anterior encendió los focos de alarma de la Cuarta Transformación y no se descarta que desde la federación se dé un jalón de orejas para frenar esos absurdos excesos que López Obrador no está permitiendo en su administración.
Se desconocen los términos y las condiciones en que saldrá el presupuesto de egresos del 2020, porque hasta ahora nadie ha tenido la ocurrencia de pedirles a los impolutos diputados de Morena, el PT y el PES que dejen sus ambiciones y se pongan a analizar fríamente los números antes de decir recortes y reasignar partidas, para lo cual es necesario que la presidenta de la poderosa Comisión de Finanzas y Fiscalización, María del Rayo Netzahuatl Ilhuicatzi, deje su indiferencia, sonsera y su valemadrismo que está provocando un caos en el tema del gasto del dinero público.
El rebaño de supuestos diputados honorables y honrados que impulsó la Cuarta Transformación se perdió antes de que asumiera el cargo, porque es obvio que los ciudadanos están comprobando que esos representantes populares impulsados por López Obrador salieron malos para legislar y realizar procedimientos, pero buenos para llevar a cabo negocios con recursos públicos.
Para mantener su enorme estómago y darles de tragar a nuestros insaciables legisladores será necesario destinar más de 208 mil pesos mensuales, lo cual resulta un insulto para cientos de tlaxcaltecas que viven en la pobreza extrema.
Son una decepción.
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