A 20 meses de que se lleven a cabo los comicios del 2021 en que se elegirá gobernador, diputados federales y locales, alcaldes y presidentes de comunidad, existe una lucha soterrada e interna por el control los partidos políticos, donde ciertos grupos con mayor poder buscan frenar las ambiciones de sus enemigos y evitar que éstos accedan a algunos cargos de elección popular.

En el PAN el grupo contrario a los intereses de José Gilberto Temoltzin Martínez intentó sorprender a la militancia y a algunos medios de comunicación con la noticia que la integración del Consejo Estatal de ese partido se podría modificar con un recuento de votos de dicha la elección celebrada el pasado 18 de agosto, el cual fue ordenado por la Comisión de Justicia del CEN.

Pese a que los estatutos del PAN no se consideran el “recuento de votos”, la dirigencia nacional del blanquiazul opto por dar certeza y legalidad a la elección del Consejo Estatal de Tlaxcala, por lo que determinó aplicar otros criterios jurídicos de otras normas para ponerle punto final a los reclamos de ciertos militantes que se inconformaron con tal proceso.

El recuento de votos se aplicará porque el número de votos nulos fue mayor a la diferencia entre los candidatos ubicados en el primero y segundo lugar de la votación, pero con la salvedad que tal proceso no implicará la nulidad de la elección y en caso de existir una corrección ésta beneficiaría a Valentín Gutiérrez Hernández ex alcalde de Apetatitlán y no al grupo del actual diputado federal y ex líder del partido Carlos Carreón Mejía.

Los panistas inconformes identificados a los grupos de Carlos Carreón y de la ex dueña del partido y actual diputada federal, Adriana Dávila Fernández, se quedarán con las ganas de arrebatarle el control del Consejo Estatal del PAN a José Gilberto Temoltzin, quien está más que consciente que el recuento de votos podría modificar los resultados en un 2 por ciento, situación que dejaría prácticamente las cosas como están.

El Consejo Estatal del PAN está conforma por 80 miembros, quienes en su gran mayoría están identificados con el liderazgo de Temoltzin Martínez y sólo una decena representa los intereses de Dávila Fernández, de ahí que en los próximos comicios el primer grupo será el que lleve mano en la designación de los candidatos a los diferentes puestos de elección popular.

En el PRI también existe una disputa interna por el poder, la cual se está llevando a cabo en todas las dependencias estatales, pues los principales operadores del menismo han creado una estructura que la hace de quinta columna a fin de ubicar a los priistas que están jugando hacia otro equipo.

Arnulfo Arévalo Lara, nuevo responsable de la Sefoa, despidió a trabajadores de esa dependencia sólo por el simple hecho de estar trabajando políticamente a favor del ex titular José Luis Ramírez Conde, quien a su vez está haciendo lo mismo pero en la Secte donde despacha y pretende mover a los operadores de Noé Rodríguez Roldán, quien dejó el cargo para en un día no muy lejano asumir el control del PRI en Tlaxcala.

Los menistas no están dispuestos a ceder espacios a otros grupos priistas como el del ex gobernador Mariano González Zarur, de ahí que los principales operadores del marianismo que aún sobreviven en la nómina del gobierno están siendo presionados para que se sumen a ellos y se olviden de trabajar por cualquier priista ajeno a su clan.

Florentino Domínguez Ordoñez, secretario de Educación Pública ya pintó su raya con el menismo y se ha empezado a rodear de operadores identificados con Miguel Ángel Islas Chío, quien representa los intereses de la maestra Elba Esther Gordillo Morales y también con los colaboradores de Tomás Munive Osorno, ex titular de la SEPE en la administración de Mariano González.

El objetivo del “Profe” es convertirse en candidato del PRI al gobierno del estado, por lo que anda desatado en buscar aliados que lo ayuden a cumplir con su sueño.

Todos los miembros del gabinete antes mencionado pretenden un cargo de elección para los comicios del 2021, razón por la cual trabajan para alcanzar ese objetivo que les permita mantenerse vigentes una vez que la actual administración deje el poder en agosto de ese año.

En Morena las cosas están que arden y la pelea por el control del partido en Tlaxcala aún subirá de tono en los siguientes días.

Para algunos morenos el control del partido se ha convertido en una obsesión y se niegan a aceptar que en ese instituto político el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tendrá la última palabra para la designación de candidatos, especialmente aquellos que contenderán por una gubernatura en el 2021.

La sucesión en Tlaxcala está en marcha y ya nadie la detiene.