El partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene un complicado acertijo que resolver con las tres asambleas previstas para el próximo domingo en Tlaxcala, en las cuales se elegirán a 30 consejeros que designarán a la dirigencia estatal y nacional de Morena, partido que empezó con el pie izquierdo la renovación de sus liderazgos porque la falta de transparencia y certidumbre derivó en hechos de violencia en estados como Jalisco, Durango, Chihuahua, Sinaloa, Nayarit y Veracruz.


En Tlaxcala el grupo conformado por los senadores Ana Lilia Rivera Rivera y Joel Molina Ramírez que son manipulados y alentados por el ex gobernador José Antonio Álvarez Lima, actual director del Canal Once, están empeñados en no perder el control del partido en el estado, por lo que buscan por todos los medios impedir que un militante ajeno a su tribu llegue a la dirigencia estatal de Morena.

Ese grupo que controla y tiene bajo su resguardo el manipulado padrón de militantes de ese partido, ya ha comprobado que no toda la base respalda sus intenciones como pensaban que sería, pues hay muchos miembros que apoyan a otros liderazgos que en su momento tuvieron el detalle de acercarse con ellos y ayudarlos en ciertas gestiones.

Ana Lilia Rivera y Joel Molina han denunciado públicamente que en Tlaxcala hay viejas prácticas utilizadas en otros partidos (entrega de dádivas, despensas, manipulación de programas sociales, chantaje y otras más) para tratar de manipular a los militantes de Morena rumbo al desarrollo de las asambleas distritales del próximo domingo, sin embargo hasta el momento ningún senador ha hecho señalamientos concretos y muchos menos ha presentado las denuncias o quejas ante las instancias correspondientes para que esos casos sean investigados y sancionados conforme a la ley.

Ambos políticos están empeñados en atacar a la “super delegada” del gobierno federal y representante de López Obrador en Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, quien se ha mantenido al margen del proceso de renovación de Morena, aunque eso no quiere decir que no haya miembros de ese partido afines a ella que estén participando y buscando convertirse en consejeros de esa fuerza política.

Por alguna extraña razón Ana Lilia Rivera y Joel Molina se muestran más que preocupados por la posibilidad de perder el control de la dirigencia estatal de Morena, sobre todo cuando otro fundador del partido como José Luis Ángeles Roldán, mejor conocido como “El Patrón” ha venido construyendo un proyecto que busca hacer realidad los cambios que promueve el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

En Morena se registran los mismos problemas y vicios que tienen todos los partidos políticos de México. La lucha por el poder interno es intensa y al final se busca tener el control del partido para estar en condiciones de entregar las candidaturas no a los mejores cuadros morenistas, sino a los amigos y aliados de los dirigentes en turno, tal y como se presenta en el resto de las fuerzas políticas del país.

A seis días de que se lleven a cabo las tres asambleas distritales, nadie sabe en qué lugar se realizarán, ni tampoco quién es el representante nacional de Morena que se hará cargo de ese proceso en Tlaxcala.

En la entidad los ánimos se encuentran encendidos y el fantasma de la violencia podría presentarse como lo hizo en otras entidades este fin de semana, sobre todo por el discurso de polarización que en los últimos días han propagado los senadores de Tlaxcala en el sentido de que hay buenos morenistas y otros malos que, según ellos, le apuestan a la división y a la corrupción del partido.

Pronto sabremos qué camino decidió tomar Morena en Tlaxcala, el de la unidad o el de la división y la violencia.

Lo anterior será un buen antecedente para determinar si ese partido sigue la ruta correcta para lograr la gubernatura de Tlaxcala en el 2021 o si ellos mismos son lo que se meten la pata para complicar la llegada de Morena al gobierno de estado.