A casi un mes de que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez haya anunciado una serie de cambios y rotación de funcionarios en su principal equipo de trabajo, la realidad confirma que sólo se trató de simples reacomodos para seguir igual o peor, porque dígame si hay alguien que pueda confirmar la transformación de una de las áreas que fueron sometidas a esos ajustes de personal o si todo se mantiene en el esquema que impera desde el inicio de la actual administración.
La llegada de Florentino Domínguez Ordoñez a la Secretaría de Educación Pública cada vez se comprueba que tuvo la intención de aprovechar esa posición no para mejorar y modernizar los procesos de aprendizaje de los estudiantes tlaxcaltecas, sino para apuntalar las aspiraciones de ese funcionario rumbo a las elecciones del 2021 y tratar de hacer crecer su posicionamiento como un aspirante priista a la gubernatura de Tlaxcala.
Florentino Domínguez si bien está metido al cien por ciento en la sucesión, también dedica tiempo para atender la problemática heredada en esa dependencia y sobre todo para recomponer las relaciones con el personal y los sindicatos magisteriales, pues es innegable que éstas se encontraban muy deterioradas por los aires de diva que tuvo su antecesor Manuel Camacho Higareda.
La Secretaría de Educación Pública en Tlaxcala siempre se ha caracterizado por ser un instrumento político electoral que es utilizado para las elecciones por los gobernadores en turno. Hoy no será la excepción y Domínguez Ordoñez empleará esa fuerza para primero convertirse en el candidato oficial del PRI al gobierno y después para tratar de retener para su partido la administración estatal que encabeza su amigo Marco Mena.
La salida del hidalguense Alberto Jonguitud Falcón de la Secretaría de Salud para dar paso a un médico tlaxcalteca de nombre René Lima Morales avivó la esperanza de que los servicios de salud en Tlaxcala mejorarían, sin embargo a casi un mes de ese cambio las carencias y deficiencias en clínicas y hospitales se conservan y sin que a nadie parezca importarle tal situación.
Hay aparatos médicos que no sirven como el tomógrafo o los equipos para tomar Rayos X. La escasez de medicamentos sigue y la ausencia de personal especializado es notable. Esa dependencia está más que descuidada y si en la pasada administración los servicios que ofrecía eran malos, hoy en día son pésimos, tan es así que el personal de la Sesa asegura que estaban mejor con el hidalguense Alberto Jonguitud que con su paisano Lima Morales.
En la en la Secoduvi el negocio y las obras siguen igual. Los trabajos de modernización de la carretera Tlaxcala Apizaco siguen siendo un dolor de cabeza para cientos de automovilistas que deben circular por esa zona, por lo que la llegada del delicado Alejandro Serrano García no implicó ningún cambio al estilo y ritmo que impuso en esa dependencia el gris Francisco Javier Romero Ahuatzin.
Nadie sabe con precisión si la ampliación del estadio Tlahuicole o la modernización de la mencionada carretera se podrán inaugurar antes del tercer informe de gobierno de Mena Rodríguez, como era la intención del mandatario que tiene la urgente necesidad de entregar algunas obras para que los ciudadanos perciban que si está haciendo algo por el estado.
Los otros dos cambios que incluyó a la pareja consentida del gobierno y que goza de la venia del joven mandatario para que se sigan promoviendo, son Anabel Alvarado Varela que desde la Secretaría de Turismo no pierde oportunidad para proyectar su estropeada imagen con miras a lograr una candidatura para los comicios del 2021, específicamente para convertirse en alcaldesa capitalina o quizá diputada local, porque simplemente para la gubernatura no le alcanza como tampoco para buscar una diputación federal.
Su pareja e incondicional Manuel Camacho Higareda se resiste a dejar su adicción al reflector y ahora como coordinador del Sistema Estatal de Promoción del Empleo y Desarrollo Comunitario busca combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los tlaxcaltecas que viven en zonas marginadas. Su protagonismo mata cualquier sana intención que pudiera tener ese funcionario, quien ya demostró su incapacidad cuando estuvo como responsable de la Secretaría de Educación Pública.
Los otros dos cambios que incluyeron a Arnulfo Arévalo Lara y a José Luis Ramírez Conde, quienes asumieron el control de la Sefoa y la Secte, respectivamente, son quizá los más acertados porque de inmediato ambos políticos se involucraron con sus nuevas responsabilidades y ya tienen definido el plan a seguir para mejorar los servicios que ofrecen esas dependencias, por lo que pronto se verán resultados positivos.
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