Los maestros miembros de la Sección 55 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se alistan para renovar su dirigencia, proceso que seguramente sacará chispas porque la gran mayoría de los docentes quiere acabar con el ejercicio de la cuatitud que llegó a imponer el nefasto y entreguista Ignacio Díaz Grande, quien se quiere ir sin explicar dónde quedaron cerca de 10 millones de pesos de gastos médicos que se perdieron bajo su gris gestión.
Sin darle mucha difusión, hace unos días el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE bajo el mando de Alfonso Cepeda Salas lanzó la convocatoria para renovar a la dirigencia de la Sección 55, proceso que culminará el próximo 11 y 12 de abril en un congreso que se llevará a cabo en la ciudad de Apizaco.
El relevo sindical no será nada tranquilo para Alfonso Cepeda e Ignacio Díaz, pues ambos enfrentarán la venganza del grupo que apoya a la ex líder nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, hoy integrados en la organización “Maestros por México” que buscará recuperar esa posición y lanzar de cualquier posición de poder a “los traidores de la maestra”.
El encargado de dirigir esa operación es el ex secretario de Educación en el gobierno panista de Héctor Ortiz Ortiz, el hidalguense Miguel Ángel Islas Chío, quien intentará que el convenenciero Ignacio Díaz fracase en su propósito de heredar el cargo a los hermanos Jorge o José Luis Guevara o la actual encargada de las finanzas del gremio Teresa Meneses.
La finalidad del aún líder magisterial Ignacio Díaz es que no se retome el caso de las anomalías millonarias encontradas en las finanzas del sindicato, específicamente en el pago de los gastos médicos durante el último año del gobierno de Mariano González Zarur.
Se estima que se perdieron alrededor de 10 millones de pesos que se presume fueron a parar a las manos del dirigente junto con otros cómplices como la ex secretaria de Asistencia Social de la Sección 55 del SNTE, Alejandra Ramírez Vásquez.
Pero no crea que son los únicos grupos que pretenden controlar el mencionado sindicato, ya que también está el de los ex secretarios generales que se están organizando para ejercer presión y lograr posiciones en el comité ejecutivo porque les representa beneficios económicos, como los que tiene el ex dirigente magisterial Armando Ramos Flores, actual director de Educación en el ayuntamiento de Tlaxcala, quien está acostumbrado a cobrar puntualmente su quincena sin trabajar.
Será cuestión de días para que la efervescencia al interior de la Sección 55 del SNTE sea mayúscula y se conozca si los elbistas a través de la organización “Maestros por México” logra controlar la dirigencia de ese gremio, para después concentrar todas sus baterías en la Sección 31 del SNTE donde Demetrio Rivas Corona tendrá serios problemas para heredar su cargo a un incondicional.
No lo cuente, pero la Sección 31 del SNTE vivirá una renovación sindical más que complicada, al grado que no se descarta que su proceso afecte el desarrollo del ciclo escolar, porque para nadie es un secreto que un sector importante de maestros de ese gremio está en contra del secretario de Educación Manuel Camacho Higareda y de la mayoría de los funcionarios que trabajan en la Secretaría de Educación Pública de Tlaxcala.
Los vientos de venganza soplan fuerte en el SNTE.
Adiós al dominio adrianista dentro del PAN.
Acostumbrada a obtener con gritos y presión los espacios que no puede obtener con trabajo y política, la ex poderosa Adriana Dávila Fernández ayer no pudo conseguir ni un solo espacio dentro de la Comisión Permanente del PAN en Tlaxcala que se conforma por 30 integrantes.
Su grupo que asistió a la hora pactada para llevar a cabo el nombramiento de los miembros de dicha comisión, optó por retirarse al percibir que no tendría fuerza para ganar la mayoría de ese órgano que le permitiera acotar el poder que cada día gana más el líder estatal de ese partido, José Gilberto Temoltzin Martínez, acción que fue replicada por los seguidores del intrascendente diputado federal y ex dirigente panista Carlos Carreón Mejía.
Ya sin la presencia de los seguidores de Adriana Dávila y Carlos Carreón, inició la conformación de ese órgano donde en una primera instancia se nombraron a 16 miembros que en su totalidad pertenecían al grupo de José Gilberto Temoltzin y después se entregaron cuatro posiciones a la política considerada por los perredista como una traidora y actual senadora, Minerva Hernández Ramos, número que también logró obtener el ex diputado local Ángelo Gutiérrez Hernández.
El grupo del ex alcalde de Tlaxcala, Adolfo Escobar Jardínez alcanzó tres lugares, los mismos que obtuvo el ex aspirante a la dirigencia estatal del PAN, Asael Corona Ramírez.
El adrianismo se extingue en el PAN, lo cual aún no se sabe si será bueno o malo, pero lo que es un hecho es que la actual diputada federal tendrá serios problemas para mantener su carrera política a través de cargos de representación plurinominal, porque lo suyo simplemente no es ganar elecciones.
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