Tuvieron que pasar casi diez meses para que por fin el secretario de Educación Pública en Tlaxcala, Manuel Camacho Higareda, confirmara el pleito y distanciamiento que mantiene con el poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que no está dispuesto a aceptar el nombramiento de Reyna Maldonado Hernández en la estructura de esa dependencia estatal.

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Era un secreto a voces, pero el académico y no político Manuel Camacho Higareda se negaba a reconocerlo.

 El pleito con el SNTE ya escaló posiciones y hoy tanto ese sindicato como el doctor en sociolingüística decidieron hacerlo público y dirimir sus diferencias en los medios de comunicación, sin imaginar las consecuencias que probablemente tendrá ese desencuentro que sin duda empezará a afectar a los estudiantes y al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

 El caprichoso sindicato que se siente marginado y excluido de la estructura directiva que opera en la SEP presiona y amaga con no aceptar la designación de Reyna Maldonado Hernández como nueva responsable de la Jefatura de Secundarias Técnicas, bajo el simple argumento de que no tiene el perfil y desconoce ese sector, según un desplegado publicado recientemente.

 El SNTE no acepta que Camacho Higareda haya corrido a Lorenzo Rodríguez Roldán, quien llevaba ocho años en la jefatura de Secundarías Técnicas, porque aparte de que no le han dado más posiciones en la estructura administrativa, ahora son desplazados los maestros vinculados a ese sindicato.

 Los últimos dos nombramientos –Dirección de Educación Terminal y la Jefatura de Secundarias Técnicas– hechos en la SEP fueron realizados, según un comunicado oficial, por el gobernador que en uso de sus facultades legales dispuso los cambios, mismos que fueron vetados inmediatamente por el sindicato de maestros que desde el primer momento amagó con recurrir a la presión para tratar de revertirlos.

 Sin embargo, un día después Camacho Higareda salió a confrontar al SNTE y le aclaró que los cambios son definitivos y que él es el responsable de los mismos al tener la facultad legal para llevar a cabo nuevos nombramientos en la estructura operativa. Y de paso justificó que la renovación de esas dos posiciones es producto de un análisis previo y profundo.

 Si al titular de la SEP le llevo casi diez meses un análisis profundo para cambiar a dos funcionarios, al paso que va nunca concluirá la renovación de los directivos de esa dependencia que forman parte de la herencia que dejó la pasada administración que encabezó Mariano González Zarur.

 La preparación académica y la bonhomía del secretario de Educación si bien lo acercaron al gobernador Mena, no son elementos que lo ayudarán a enfrentar al poderoso SNTE que está a un paso de romper lanzas y mostrar su lado belicoso que no le conviene conocer a Manuel Camacho.

 El SNTE está mal acostumbrado. En el gobierno de Héctor Ortiz fue apapachado de más y con Mariano González también logró buenas posiciones en la estructura operativa, sin embargo en la actual administración no ha visto un buen trato, de ahí que poco a poco ha recurrido a la descalificación de las autoridades para presionar y exigir lo que según ese sindicato le corresponde.

 Veremos si Manuel Camacho puede con este problema o si al final el SNTE se sale con la suya.

 En un tiempo se comprobará quien es el ganador de esta pelea.