Mientras las autoridades federales y estatales hablen de una realidad que sólo existe en sus mentes o en sus informes, los problemas no se podrán solucionar porque éstos requieren atención e inversiones. Pensar que sólo por el simple hecho de trabajar en equipo se resolverán las necesidades es una utopía.

Mena_Narro Felicies

La solución a problemas como la falta de medicinas, equipo y especialistas, así como la mala atención que existe en los centros de salud y hospitales de Tlaxcala no está en las grandes inversiones que se requieren y que son urgentes.

No, esa problemática será superada, según el secretario de Salud, José Narro Robles y el gobernador del estado, Marco Mena, con la actitud del personal que labora en el sector salud que deberá aprender a trabajar en equipo y con la coordinación entre las autoridades federales, estatales y municipales.

Si la salud que forma parte del triángulo de prioridades de la actual administración estatal la van a atender con rollos que cualquier gurú de la felicidad puede pronunicar, entonces le puedo asegurar que en ese rubro tenemos garantizada la continuidad y el continuismo del esquema que heredó el ex gobernador Mariano González Zarur.

Cuando el mandatario Marco Mena estableció su triángulo de prioridades conformado por la salud, la educación y el empleo, dio pauta para imaginar programas y acciones novedosas para desarrollar esos tres rubros.

Sin embargo, después de los eventos de ayer donde estuvo José Narro y Marco Mena, ambos funcionarios nos regresaron a la realidad porque palabras más, palabras menos, nos dejaron en claro que nada cambiará y que nos seguirán dando la misma medicina pero con otro doctor.

No hubo anuncio de inversiones para hospitales o equipamiento. Tampoco se dio a conocer la puesta en marcha de nuevos programas o acciones. Algo se esperaba, sobre todo cuando el gobierno de Marco Mena va en su cuarto mes y hasta el momento no se le conoce nada relevante.

Según el diccionario por prioridad se debe entender «Cosa que debe ser considerada o hecha antes que otra», es decir, si la prioridad en salud es dejar las cosas como están, pues entonces que viva la continuidad y el continuismo.

De nada sirvió el nombramiento del hidalguense Alberto Jongitud Falcón como secretario de Salud en Tlaxcala, ya que no sólo mantiene el mismo esquema deficiente con que opera el sector salud en la entidad, sino que ha sido incapaz de llevar a cabo una mejora en los casi cuatro meses que tiene en el cargo.

Bueno, pero que se puede esperar de un funcionario que en un evento al que asistió comparó a un micrófono con las mujeres, pues cuando hizo uso de la palabra dio unos golpecitos al aparato para que se escuchara su voz para de inmediato decir que el ese equipo era como las mujeres, es decir, que necesitaba unos golpes para que funcionara.

Marco Mena está perdiendo la posibilidad de trascender como un buen gobernador de Tlaxcala. Debe aceptar que su equipo de trabajo no lo ayuda y que requiere ajustes urgentes para redireccionar su administración, porque sino encuentra el rumbo seguirá viajando a la deriva y en el 2018 puede se un factor que contribuya a la derrota del PRI.