Un tremendo error del gobernador fue cuando designó al narcisista Juan Antonio González Necoechea como responsable de la cultura en Tlaxcala, sin embargo esa metida de pata ya fue superada con la llegada a la Secretaría de Gobierno de la gris y torpe Anavel Alvarado que tiene todo lo que se necesita para llevar al caos al estado.

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El primer cambio en el gabinete designado por el mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez debe interpretarse como una crisis en el nuevo gobierno, pues no hay liderazgo, orden, trabajo, disciplina y lealtad, por lo que el jefe político del estado está optando por ocurriencias para justificar la falta de equipo y colaboradores con capacidad y experiencia que le ayuden a gobernar.

Si Florentino Domínguez Ordoñez dejó el viernes pasado la Secretaría de Gobierno a poco más de dos meses de haber asumido el cargo, es por su ineptitud tan manifiesta y porque nunca pudo sacar adelante el trabajo encomendado.

Lejos de poner orden en la administración estatal, el ex diputado local se dedicó a tener una actitud protagónica y mostrar una nula dedicación para solucionar los problemas de su incumbencia.

Florentino Domínguez fracasó y no pudo doblar al manchi funcionario Cuauhtémoc Líma López, Director de Notarías y Registro Público de Tlaxcala, quien simplemente llevó al desacato al gobernador Marco Mena por el caso de la reinstalación de los notarios.

Hablar de otros desaciertos de Florentino Domínguez es una pérdida de tiempo, porque simplemente lo corrieron y le ofrecieron una salida que no es más que encargarse de la dirigencia del PRI en Tlaxcala.

Aunque las plumas domesticadas y sumisas al poder señalan que Marco Mena sacrificó a uno de sus mejores y más eficientes colaboradores para enviarlo al PRI porque su interés es que su partido gane las elecciones del 2018, tal afirmación no sólo es estúpida sino que golpea la imagen del mandatario quien en repetidas ocasiones ha insistido que gobernará sin intereses políticos o partidistas.

Además, resulta ilógico que Marco Mena esté pensando en los comicios del 2018 cuando aún no conluye la designación de sus funcionarios ni termina por echar a caminar un gobierno que está paralizado.

La inexperiencia del nuevo gobernador es muy clara, así como la falta de oficio político. La mejor prueba es la designación de la gris Anabel Alvarado Varela como nueva titular de la Secretaría de Gobierno.

Si a Florentino Domínguez le quedó muy grande esa silla, a la diputada federal le quedará gigante, porque no por ser dama de compañía del ex mandatario Mariano González Zarur y del ex candidato del PRI al gobierno de Michoacan José Ascensión Orihuela Bárcenas aprendes el oficio de gobernar y ejercer el poder.

Si esa es la escuela política que tiene Anabel Alvarado, no dudo ni tantito que tratará de emular la arrogancia, prepotencia y excesos que se cometieron en la administración pasada.

El mejor ejemplo de esa política rancia es el también michoacano Mario Armando Mendoza Guzmán -llegó a Tlaxcala por un acuerdo entre Mariano González y José Ascensión Orihuela-, quien aunque oficialmente se desempeñaba como subsecretario técnico de la Secretaría de Gobierno, lo cierto es que compartía la vicegubernatura con Mariano González Aguirre.

Anabel Alvarado representará muy bien la obesa estructura de un gobierno paralizado e incapaz de mostrar un cambio en su operación. Quienes piensen que Mariano González tuvo que ver en la llegada de esa mujer al gabinete de Marco Mena están equivocados, porque sí de algo estoy seguro es que el hacendado nunca hubiera promovido a la diputada federal a quien siempre se refería como inepta y a finales del año pasado como desleal.