En eso no pensaron los artífices de la reforma que tanto afectó a la democracia en Tlaxcala; se trabaron en guerras internas y el tiempo se les pasó
Los pronósticos de la manchi reforma electoral y los cortesanos del Congreso con cuyos votos se hizo ley, sostenían los mejores pronósticos para el PRI y sus rémoras, más la realidad de eventos como la redistritación y el nuevo mapa político de los municipios, quedaron al paso de las semanas fuera del control del principal manchi promotor de este proceso.
La prioridad mariana ha sido conservar por todos los medios el poder ejecutivo. Para conseguirlo registró una serie de altibajos no planeados en el trayecto de la aprobación de aquella reforma hasta estas fechas.
Lidió una guerra sin cuartel con el CEN de su partido y con Presidencia debido a la diferencia de criterios en la designación.
Y todos ellos se desgataron.
Y pasaron por alto la conformación del nuevo Poder Legislativo, con un número menor de integrantes, veinticinco. Quince de mayoría relativa y el resto de representación proporcional.
Esa nueva composición priorizaba el exterminio de los representantes plurinominales. Bajarían los gastos. El estado dispondría de más recursos dejando de pagar al prototipo de diputado pluri tlaxcalteca, convenenciero, borracho, conflictivo y mañoso para tasar su voto al mejor precio.
No era mala la justificación para quitar siete de tajo.
Pero no pensaron en el crecimiento de la oposición. Les pasó inadvertido que no habría esa apabullante votación por las causas marianistas. Al contrario, con el tiempo se dieron cuenta que habrían necesitado un semidiós para soportar la descalificación tras casi seis años de uno de los gobiernos peor evaluados a nivel nacional y con una creciente repulsión local.
Así que la elección en tercios afectó el reparto de distritos, quince que, vistos con la lente de la intensa competencia actual nos llevan a pensar en tres grupos parlamentarios con un relativo equilibrio: PAN, PRD Y PRI. Tal vez cinco para cada partido, pero en ninguna circunstancia puede verse mayoría absoluta en alguno de los tres.
Cómo se haga de las preferencias de los diputados el próximo o la próxima gobernadora, eso será harina de otro costal. Históricamente los diputados tlaxcaltecas son vulnerables a los recursos extralegales; confunden su obligación constitucional con lo que ha dado en llamarse la gestión.
Y de legisladores a cargo de escribir la nueva historia de Tlaxcala, no dejan la pachanga, y las inauguraciones de pequeñas obras financiadas con los recursos que les comparte un ejecutivo sabedor que la mayoría de ellos con dinero en las manos detenta un formidable futuro político. Así son estos personajes tan de provincia… tan de aldea.
Puede que de los 550 mil o 600 mil votantes (dependiendo de la participación, que puede llegar a sesenta por ciento, incluso superarlo), la magia de las ecuaciones dé a cada partido minoritario la oportunidad de contar con un representante en la nueva Legislatura, siempre hasta llegar a diez.
Ya tendremos oportunidad de ver el grado de debate o el concepto de pluralidad de los nuevos escenarios entre poderes. Pero de que va a ser complejo, ni el PRI se esperaba estos resultados.
Sumen ustedes la promoción coja de los nuevos distritos y la actuación blandengue del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE). También la nueva actitud del Instituto Nacional Electoral (INE), intolerante y apabullante (como si apoyara a un proyecto en particular), y verán las causas que han llevado al PRI de Peña Nieto a meter tanto las narices en los estados.
Y es aquí donde vale la pena poner el índice sobre el INE, cuyos alterados sabuesos caen sobre los partidos, sobre todo la oposición, con apetitos insaciables cada que tienen alguna actividad. Les cuidan las carteras con el esmero propio de quien trae línea.
Pero ellos mismos, a la fecha han sido incapaces de registrar los gastos de campaña de cada candidato.
Un reporte del INE publicado por Reforma detalla que salvo casos aislados como el de la candidata independiente a la gubernatura de Zacatecas, Alma Rosa Ollervides –quien ha presentado dos reportes de gastos- en todo el país, lo que predomina es la opacidad.
Ninguno de los ocho candidatos al gobierno de Tlaxcala ha cumplido con esa obligación.
Aquí, por lo que se ve hay INE para otras actividades. Su parcialidad salta a la vista. Pero que se trate de un árbitro eficiente y parejo, eso está por verse.
El voto útil
Sueltos, como Mariano dejó los procesos en los municipios y los distritos, ocasionó que los candidatos en su mayoría vean por sus propias causas y consideren opcional hacer promoción al abanderado de la pomposa mega alianza.
Ni el viejo padrino frustrado invirtió a la promoción de sus compañeros de partido en municipios y distrito –salvo una muy marcada excepción– como tampoco se firmó un pacto para que los candidatos pongan la alfombra roja a don Marco.
En los municipios y en los distritos es cosa de todos los días la conformación de alianzas, esas llamadas de facto, dibujando escenarios impensados por un ejecutivo a quien se le va la vida, se le va el poder.
Y se le nota. Es un cadáver.