Faltan poco para la noche del grito, un asunto sobrado para considerarlo tema de extorsión; mientras los brillantes empleados de la Segob, chocan unos con otros por la falta de liderazgo. ** Tlaxcala, ¿el paraíso de los abortos, qué dice el Sector Salud?
Las autoridades fueron rebasadas por verdaderos terroristas, sembrando el caos, ante la deficiente política de inteligencia permitida por el gobernador Mariano González Zarur.
¿Recuerda usted la condena aquella al desmantelamiento de la Secretaría de Gobierno (Segob) para que las luminarias de operadores, se dedicasen a pedir el voto a favor de Enrique Peña Nieto?
Hoy vivimos las consecuencias.
Funcionarios que se atropellan entre sí, que lastiman a los ciudadanos, ¿servidores públicos?, capaces de evacuar un área bajo sospecha de explosivos, aunque se les haya pasado poner a buen resguardo a decenas de niños de una guardería de la Sedesol.
¿Quiénes son los autores de semejante psicosis?
Sin duda, personajes inescrupulosos.
No descartamos que sean miembros de algún grupo de la delincuencia organizada, cuya presencia en Tlaxcala, nada más rechazan las autoridades, bajo su trillado rollo: «delinquen fuera y nos mandan los despojos…»
Atemos cabos
La proximidad de la Noche del Grito de Independencia, parece ser un jugoso asunto para el negocio de la extorsión.
Por si no lo había notado, una serie de actos previos han enrarecido el ambiente (presuntas cabezas dejadas hace días frente a Palacio, descargas de armas desde hummers dirigidas a instalaciones oficiales, personas halladas sin vida con aparentes evidencias de tortura).
Pero recuerde usted que contamos con un asesor de lujo: Mario Armando Mendoza Guzmán. Fuereño, malhablado… interesado en asentarse aquí, porque aparentemente encontró una mina de oro, según lo pregonan en su misma oficina.
Hoy, insisto, pagamos las consecuencias. No es lo mismo ser el encargado de la gobernabilidad del estado (bueno lo asentamos porque el señor que despacha en la Segob… cómo le diré, ah sí, sufre una especie de bulyng oficial), que estar dedicado a retener recursos antes de la elección, seguro que el PRI arrasaría, gracias a las encuestas que le daban una ventaja de digamos 18 unidades.
Pues igualito debe ocurrir con la información proporcionada al gobernador. A cuenta gotas y según convenga a ese particular interés.
¿El resultado?
La más escandalosa descoordinación de instancias como Protección Civil, el C-4, la Procuraduría y, por supuesto, las luminarias de operadores de la Secretaría de Gobierno.
Tienen en sus manos un tema grave para la población; el terror.
Y también demuestran una incapacidad asombrosa para superarlo.
Insisto, la noche del grito está muy cerca y esta psicosis crece, pero no por culpa de la gente.
¿Aborto?, estás en el paraíso…
A las autoridades del sector Salud y a los integrantes del Congreso, debería interesarles el caótico uso de un medicamento abortivo que, a los empresarios farmacéuticos les genera brutales ganancias, pues lo expenden 400 por ciento más caro de su precio comercial, y como no se requiere receta médica, ya sabrá que no existe restricción alguna.
El fármaco se conoce comercialmente como Cytotec; la sustancia activa es el microprostol y su ambivalencia en las farmacias es abrumador.
Se emplea para curar las úlceras gástricas, pero ha resultado un efectivo producto para provocar sangrado en las mujeres embarazadas hasta con nueve semanas de gestación.
Lo asombroso es la facilidad con la cual se adquiere. Somos testigos de la temeridad de menores de edad, de aparentes 12 años, celebrando la adquisición de Cytotec por la módica cantidad de dos mil pesos en promedio en farmacias localizadas en municipios como Tlaxcala, Zacatelco, Apizaco, Huamantla y Chiautempan.
Ah, pero si recurren a establecimientos con venta de similares, el costo puede bajar hasta cuatrocientos pesos.
De acuerdo con el sitio oficial de Microprostol (http://www.misoprostol.com.mx/comprar_misoprostol.htm) una dosis, de cuatro pastillas cuesta 500 pesos, aunque la cantidad recomendada para un aborto exitoso se eleva a 900 pesos, con ocho pastillas que, serán colocadas por vía vaginal, para que en un promedio de cuatro a cinco horas provoquen el esperado sangrado.
Este fármaco, según la revista inglesa, Journal of the Royal Society of Medicine, se utiliza en países pobres como India, Nepal, Uganda y Nigeria, para curar -por cierto con escaso éxito- los sangrados post parto.
Pero en países como el nuestro, el fabricante encontró el paraíso de la promiscuidad y la permisividad.
Llega al grado de acompañarse con recomendaciones para proveer al médico de verdades a medias, en caso de utilizarlo cuando el embarazo tiene un considerable avance, según lo percibimos en la siguiente pregunta:
«¿Puedo hacerme un aborto después de la novena semana del embarazo?»
«El Misoprostol funciona aún en los embarazos de más de nueve semanas, sólo que entonces la probabilidad de complicaciones se aumenta considerablemente. Existe una posibilidad de que experimentes un sangrado muy abundante».
«Los síntomas serán iguales que en caso de un aborto espontáneo. Si llegaras a necesitar socorro de emergencia, es importante decirles a los médicos que has sufrido un aborto espontáneo ya que uno auto-inducido puede ser punible. Los síntomas y el tratamiento son iguales y no podrán ver la diferencia».
Como podemos ver, los activistas contra el aborto, las asociaciones de la vela perpetua y hasta los diputados con marcada tendencia conservadora, han sido rebasados por este revolucionario producto que enriquece a los empresarios de la medicina, exhibe a las autoridades de salud e, incrementa el riesgo de destrucción del útero en mujeres, como puede usted ver dentro de un amplio rango, prácticamente desde el mismo momento que ha comenzado la menstruación hasta una edad incierta.
No tratamos de asumirnos en verdugos de la célebre Ley Robles, en la Ciudad de México, donde las facilidades para abortar concitan a mujeres de todos los rumbos, pero creo que una instancia, la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Coeprist), actúa bajo consigna contra ciertos establecimientos que le significan a la autoridad la posibilidad de encajar el colmillo en las cuentas bancarias de los propietarios.
Pero en las farmacias donde se vende el Cytotec como bolsitas de caramelos, o sea sin que sea requerida una receta médica, algo hay oculto que posibilita el sueño americano a múltiples empresarios cuyo negocio es la venta de un producto para provocar el aborto.
El secretario de Salud, Jesús Fragoso Bernal, es uno de los desplazados en este torbellino de los fármacos. Me pregunto qué dirá al respecto el verdadero secretario de Salud, Jorge Luis Vásquez Soto, el doctor Loncha, íntimo del gobernador y papi del jovenazo a quien quieren hacer el próximo alcalde de Apizaco.
Como puede usted ver, en el ámbito médico, las eminencias llamadas por la autoridad para vigilar un desempeño alejado de la corrupción, han resultado más insensibles que el Rey Juan Carlos de España, cuando sale a cazar elefantes (aunque luego va a dar al suelo con todo y sus cortesanos huesos).
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