El frente más doloroso de los múltiples abiertos por el gobernador de Tlaxcala, es dejar a su partido, sin la mínima opción de retornar, porque gente seria ya se hizo cargo de él, tras las locuacidades de mayo pasado, aquellos alardes de orfandad política… ¿se acuerda?

La eficacia electoral tricolor y sus artífices, se escurren de las manos del primer priísta del estado – en realidad nunca estuvieron- a quien reservan un limitado sitio de espectador, a consecuencia de la identidad ambigua, huérfana diría el gobernador Mariano González Zarur.

Esa falta de claridad responde al destiempo con el cual actúa quien debiera marcar el compás.

El que Mariano aliente acciones precipitadas sin el concurso de su partido trae como consecuencia una oculta declaración  de rechazo de lo que en otras condiciones sería encaramiento colectivo de cuanto obstáculo se oponga al paso firme del partidazo en su etapa de retorno.

Pero en Tlaxcala se aprecia dicho avance en una condición extraordinaria.

El PRI dibuja un rumbo propio y apartado de la senda trazada por el gobernador. Y los líos mediante los cuales se ensalza la ilegalidad de Ernesto García Sarmiento, y la convocatoria para renovar la dirigencia, crecen en proporción a la distancia de Mariano sobre ese instituto político.

Entre mayo y julio hay dos meses de rencor por aquella negación de los orígenes. ¿Cómo un pupilo de Emilio Sánchez Piedras, se atrevería a trastocar los mismos principios políticos a los que debe su carrera completa?

Ese caso fuera de lo común lo encarna el amo.

Pero entre su falta ideológica de rumbo y la reacción del colectivo tricolor, aparentemente sin rostro, pero profundizando la resistencia, podemos apreciar, no el rompimiento sino la inexistencia de intereses comunes, entre el sedicente prospecto para mejor gobernador de la historia de Tlaxcala y el partido que lo ve como su mal necesario en aquella elección, cuando tuvo que renunciar a la justicia social para dar paso a la brutal y a destiempo acometida del cachorro avejentado proclive al fueteo del rostro de sus esclavos para mantener algo de autoestima a su interior.

Está claro que veremos reiteradas y tibias intervenciones del PRI y su descompuesta dirigencia y delegación del Comité Ejecutivo Nacional, saliendo –porque no les queda de otra- a la defensa del ingrato emisor de los más inverosímiles desplantes hacia sus propios orígenes.

De aquél capaz de organizar el tremendo acto narcisista aprovechando un aniversario más de la partida de Sánchez Piedras, como sustituto a su consciente o inconsciente anti militancia que, sin embargo se encargó de expulsar a docenas, cuando tuvo en sus manos la capacidad de hacerlo, como siempre a la voz de no dejar piedra sobre piedra…

No hay que darle muchas vueltas a este asunto. El problema insuperable de Mariano es Beatriz Paredes.

Y si Mariano alardeó de participar en la campaña del candidato a gobernador del Edomex por indicación del mandatario, Enrique Peña Nieto, la Paredes lo hizo coordinando la campaña del hoy ejecutivo electo.

Al amo no le apetece verse como aliado de Beatriz, entonces la ve hasta en la sopa. Y no con ojos de militante, sino con el desdén napoleónico al cual le falta un gran respaldo para conseguir efectividad, porque al paso de los meses, dibuja a un líder devaluado, a causa de sus ingratitudes y deslealtades.

Hoy, cuando los priístas podrían ser la fuerza hegemónica, comenzando por detentar el título de partido en el poder, están condenados aceptar (o no) haber sido utilizados para facilitar la llegada de grupos tan ajenos al priísmo como lo pinta el nombre de Alfonso Sánchez Anaya.

Y en el colmo de las incongruencias, dicha corriente comparte el poder con Joaquín Cisneros, supuesto enemigo tras derrotarlo en aquél noviembre de 1998, cuando por primera vez en Tlaxcala se dio la alternancia (o sea PRI contra PRI, pero con distintas máscaras).

Así lo ha dispuesto el gobernador-hacendado. Su gobierno tiene cabida para cualquiera, aunque sea enemigo del PRI, con tal de cerrar el paso a quienes se identifican con Beatriz Paredes.

Esto, calculado a tiempo por la legisladora y ex dirigente nacional del tricolor, delimita los territorios de la pugna priísta:

1.- En el gabinete está comprobada la prohibición de elementos relacionados con la ex gobernadora, a no ser que obedezcan a verdaderas imposiciones, como lo es la contratación de Ubaldo Velasco Hernández, para hacerse cargo de la Oficialía Mayor.

2.- Se expone a ser expulsado aquél colaborador que pretenda verse como tal, y no como subordinado. La renuncia de Anabel Ávalos Zempoalteca, es una muestra de la ingratitud de Mariano, quien la utilizó para captar votos y negociar sus aspiraciones, no sin antes apropiarse de du destino como priísta. Y estas atrocidades las cometió pese a la lealtad de la Ávalos a toda prueba.

En consecuencia, el frente más grave abierto por Mariano, afecta a su propia sobrevivencia en el tricolor… si bien hace y deshace en el gabinete, al interior del partido ha perdido el poder y le aguardan tiempos aciagos; en los hechos está expulsado, aunque no se formalice por la inconveniencia de la acción.

En otras palabras, si Mariano juega con el gabinete y hasta recurre e instancias federales para apuntalar su tiranía, no lo podrá hacer con las decisiones que el partido tome para contender en la próxima elección federal.

Yo creo que por eso, Joaquín Cisneros Fernández, ya arrojó la toalla.

Si se consideraba con los suficientes arrestos como para participar en la contienda de 2012, buscando regresar al Senado, hoy se ha dado cuenta que lo suyo, es organizar ferias (y lo hace muy bien) pero no volver a exponer su mermada humanidad a una campaña más, de la cual difícilmente se repondría, en caso de volver a ser derrotado.

Y conforme se acerca la fecha, se palpa la influencia de Beatriz para la toma de esas decisiones.

Por lo pronto, no hay que ocultar el crecimiento de Lorena Cuéllar Cisneros, como uno de los nombres que la ex dirigente nacional del tricolor tiene en la mira para llevarla a la contienda por el Senado.

Y de ahí para el real. Cualquier nombre propuesto por González Zarur, será neutralizado por la Paredes, como parte de una labor callada pero efectiva, cuyo principal elemento es impedir el crecimiento de los decrépitos cachorros, esos que nacieron en sábanas de seda, jamás pasaron hambre, y en consecuencia hoy ven con una frivolidad ofensiva a la política enarbolada en la justicia social, que aquí entre nos es la gran máxima del Revolucionario Institucional.