En el marianismo es utilitario quemar a ex funcionarios de medio cuño como Andrés Hernández, y sus compras totalmente palacio, pero hacen mutis respecto a los millonarios contratos de arrendamiento que benefician a célebres personajes, de ayer y de hoy.

El secretario de Finanzas –de utilería- del orticismo, Andrés Hernández Ramírez, dejó huellas de su paso por el gobierno de Tlaxcala, cargando el costo de artículos suntuosos al erario (cuentas de restaurantes, lociones y bolsas para dama, entre otras cositas totalmente palacio).

De fuerte afición a los toros y a hacer como que trabajaba (sí porque en realidad era Juan Manuel Lemus, quien manejaba la chequera del gobierno con sentido humano), tuvo el pupilo de Rosalía Peredo un solo acierto al ocupar el cargo: creó el sistema tramitanet, a cargo del zacatelquense Jorge Portillo, y con ello abrió para Tlaxcala la posibilidad de agilizar los cobros de tenencia vehicular y otras obligaciones ciudadanas.

Las facturas exhibidas por la actual administración, incriminando al singular ex funcionario son pecata minuta al lado de la importante inversión en equipo técnico y humano destinado al mencionado tramitanet.

Se trata de un codicioso software cien por ciento tlaxcalteca en el que se gastaron millones de pesos y hasta llegó a ponerse en funcionamiento, con buenos resultados.

De la noche a la mañana, el personal que debía estar respondiendo solicitudes y recibiendo pagos de contribuyentes, dejó de hacerlo, y el costoso equipo adquirido con dicho propósito quedó congelado.

La intención marianista de exhibir excesos de personajes de medio cuño –como Andrés Hernández- demuestra sus limitaciones impuestas para ir tras los verdaderos peces gordos del orticismo.

Andrés resulta un bicho si el marianismo compara el dinero del presupuesto usado para pagar lujitos miserables, a lado de las millonarias rentas recibidas por casa tenientes de la talla de Juan Manuel Lemus, cuyos edificios alojaron –con costos desquiciantes- la oficina del entonces subsecretario de Educación Media, Enrique Padilla Sánchez.

Los sabuesos de Mariano tienen datos de sobra para llegar a verdaderos resultados en el submundo de opacidad que imperó durante el sexenio anterior.

Si los marianistas dispusieran de un mínimo de dirección, tomarían el teléfono para contactar al experto creador del software tramitanet, lo pondrían a funcionar (algo que aplaudiríamos más de la mitad de propietarios de automóviles víctimas de la lentitud burocrática del marianismo) y a cada personaje darían el trato requerido.

Dar fama a las miserias de Andrés Hernández, tiene el fin mediático de satanizar al orticismo. Aplicar estrategias con un mínimo de análisis, produciría más al errático pseudo aparato de inteligencia marianista, feliz de la vida por descubrir cómo gastaban los centavos, para hacer escandalitos con alcances de acuerdo con sus capacidades.

Otro casa teniente a quien deberían investigar (de apellido Temoltzin, tal vez familiar del actual secretario de la Función Pública).

Resulta que con costos ofensivos, sin seguridad, sin estacionamiento, o sea sin ética (qué es eso) cientos de trabajadores de la Secretaría de Salud, ocupan un edificio pertenecientes a esa modesta familia.

Y sabe cuánto paga cada mes esa dependencia por la renta del inmueble, la mínima cantidad de 200 mil pesos.

Lo hicieron a contrapelo de dictámenes nacionales gestionados por Blanca Águila Lima, la entonces secretaria general de la sección XXVII del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Salud, y hoy alcaldesa de Zacatelco.

Esos son algunos de los negocios contra los cuales el estruendoso marianismo con todo y sus golpes en la mesa, a la voz de “todos tenemos que respetar la ley”, actúa con una extraña tibieza.

Y como dice el diputado muy grande y de cartón, Fito Escobar, que Mariano se dedique a gobernar, y si encuentra casos de comprobable corrupción, pues que lo denuncie ante la instancia adecuada para darle el seguimiento adecuado.

Los pequeños escándalos nos están mostrando señales de que el marianismo pudiera estar asumiendo complicidades donde los negocios se prolongaron, y al contario, mostrando los dientes en aquellos donde se le privó de compartir ganancias.

Por cierto, como un llamado urgente al secretario de los zapes, Richi García Portilla y a su amo, ojalá localicen a Jorge Portillo, para reactivar el tramitanet. No es justo el desperdicio de tantas horas hombre en una gestión tan sencilla que podría tomar minutos, robustecer las arcas del gobierno y demostrar que pese al nervio del reciente cumpleañero, existe capacidad para aceptar sugerencias.