Si para algunos fue casualidad que ayer se haya desatado la delincuencia en Tlaxcala a unas horas de que el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, declarara que en la entidad no existe el crimen organizado sino simples bandas que cometen delitos del fuero común, para otros se trató de un mensaje de los criminales que están retando al Estado y marcando su territorio.

 

 

 

Ayer, le comentaba que si bien los datos e indicadores pueden revelar que la incidencia delictiva va a la baja en algunos delitos, la realidad es que los tlaxcaltecas cada vez se sienten más inseguros y que la escalada de atracos violentos va en aumento.

 

Un comando armado asaltó la mañana de ayer una tienda de telefonía celular que se ubica sobre una de las principales vialidades de la capital tlaxcalteca. Como suele ocurrir casi siempre, los hampones lograron darse a la fuga pese al aparatoso operativo que se montó una vez que se perpetró el ilícito.

 

La policía capitalina y el alcalde morenista, Jorge Corichi Fragoso, brillaron por su ausencia y es evidente que la ciudad se encuentra abandonada en materia de seguridad, lo cual está plenamente documentado por los indicadores en la materia y por el número de denuncias que existen por los constantes robos de automóviles que desaparecen de las calles de Tlaxcala.

 

Más tarde, se supo de otro hecho delictivo del fuero común que se habría registrado en el municipio de Huamantla. Ahí otro grupo de maleantes decidió asaltar con violencia una camioneta de custodia de valores, dejando un saldo de una persona muerta que se opuso al atraco.

 

Aunque inicialmente se habló de que los ladrones se llevaron la camioneta de valores, las armas de los empleados y dinero en efectivo, después se informó que los sujetos no obtuvieron ningún botín porque la unidad sólo era ocupada para custodiar a otras unidades de la empresa “Panamerica”.

 

Y mientras las bandas de delincuentes comunes hacían de las suyas en municipios importantes, otras estaban robando camiones de carga o despojando de sus unidades automotoras a tlaxcaltecas que tuvieron la mala suerte de conducir por una zona donde operan esos maleantes, quienes actúan con total impunidad y a todas horas del día.

 

La ola criminal no para y si se revisan los acontecimientos de los últimos días, se comprobará que operan comandos armados para cometer atracos violentos en casas de empresarios tlaxcaltecas y que siguen apareciendo mujeres asesinadas, así como cuerpos de personas que se presume fueron violentadas.

 

Si el secretario de Gobierno de Tlaxcala, Sergio González, pensó que con salir bien librado de la comparecencia que tuvo frente a los dóciles diputados locales al abordar el tema de la seguridad pública era suficiente para vender la idea de que la actual administración está dando resultados en esa materia, se equivocó porque la percepción de los ciudadanos y las ciudadanas es que la inseguridad está desatada y que muy pocos se sienten seguros al salir de sus casas para realizar sus actividades cotidianas.

 

Pareciera que los criminales y los enemigos políticos del ex panista Sergio González se pusieron de acuerdo para evidenciarlo, pues no sólo los delincuentes mostraron y ratificaron su presencia en la entidad, sino que ayer se revivió el conflicto en el municipio de Mazatecochco, donde los perredistas no están conformes con la administración de la alcaldesa priista Leandra Xicotencatl.

 

El conflicto se ha mantenido vigente por varios meses sin que la Secretaría de Gobierno haya podido solucionarlo, de ahí que llamó la atención que éste se haya revivido por arte de magia y un días después de la comparecencia del funcionario estatal, como si la intención fuera evidenciar que González Hernández no puede con su trabajo y que la entidad vive un proceso de descomposición por la inseguridad y por desacuerdos políticos en ciertos municipios como Mazatecochco y Xicohtzinco.

 

A Sergio González le duró muy poco su lucimiento ante los dóciles diputados locales. O no.

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