Muy variadas, diferentes y hasta contrastantes serán las lecturas que se darán a la comparecencia del secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, quien salió airoso no porque sea un extraordinario político y funcionario público, sino porque los diputados locales optaron por la prudencia, la disciplina, la formalidad, el respeto y la civilidad.

 

Por si existía una duda de quién es la dueña del cencerro que se usa para llamar y alinear a los legisladores tlaxcaltecas, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ayer demostró una vez más que trae el control del Poder Legislativo y que ya logró meter en su órbita de influencia a la mayoría de los 25 diputados que buscan quedar bien con ella a fin de garantizar la continuidad de su carrera política.

 

Hubo preguntas con respuestas a medias o con evasivas, así como una marcada docilidad de los diputados para evitar interrogantes incómodas o réplicas cargadas de veneno. La lambisconería de algunos legisladores como el coordinador de la bancada del PT, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, provocó risas y una gran decepción, debido a que el principal crítico de Sergio González, su sobrino, se mostró apapachador y hasta encantador con el ex panista.

 

Los diputados que mostraron dignidad, pero que evitaron una estéril confrontación porque el entreguismo de sus compañeros hacia el funcionario morenista era insultante, fueron la priista Blanca Águila Lima y el perredista Juan Manuel Cambrón Soria, quienes palabras más palabras menos, coincidieron en lamentar la falta de resultados de la actual administración y la urgente necesidad de atender la problemática en materia de seguridad.

 

No se sabe si fue ignorancia o mala fe, pero el secretario de Gobierno no cayó en la trampa de hablar de su trabajo, es decir, la comparecencia según el oficio original estaba programada para abordar la seguridad, pero en su presentación frente al Pleno y como una sugerencia del diputado morenista Rubén Terán Águila se trató de abrir la posibilidad de que también fuera cuestionado sobre su labor como encargado de la política interna, lo cual no sucedió porque al funcionario lorenista sencillamente no le interesaba tratar ese tema.

 

Las cifras y la información oficial dada a conocer sobre la incidencia delictiva de la entidad revelan avances, sin embargo en el imaginario colectivo de los tlaxcaltecas la seguridad es endeble y deficiente porque la percepción es que varios ilícitos han ido en aumento en los últimos meses como el robo violento de automóviles, los asaltos de comandos en casas, los homicidios dolosos y otros más.

 

Una asunto que quedó claro y que termina con las especulaciones en torno a que si la administración de Lorena Cuéllar está destinando recursos públicos para “espiar” celulares en Tlaxcala, es que Sergio González aclaró que los software que adquirió el gobierno del estado sólo están destinados para atender emergencias y la seguridad de los ciudadanos.

 

Los softwares “Video Synopsis” y “Carbyne”, que son implementados y manejados desde el Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) son herramientas tecnológicas en materia de seguridad y su compra fue autorizada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

 

El primero realiza un análisis forense de videos de seguridad en minutos, a través de algoritmos de inteligencia artificial, que es capaz de detectar objetos en una escena, revisar e identificar rápidamente tanto personas como objetos y el segundo es una herramienta de geolocalización en tiempo real que no es invasivo, ya que para acceder a esta tarea es necesario el permiso del usuario y únicamente se puede efectuar mientras dura la llamada de emergencia al 911.

 

El estreno de las comparecencias en tiempos de la Cuarta Transformación resultó una pantomima porque ese primer ejercicio estuvo lejos de haber provocado un debate inteligente y de altura. Tampoco arrojó datos nuevos o elementos que permitieran evaluar el trabajo de las autoridades y los legisladores.

 

Se cumplió con el requisito y protocolo, pero nada más.

 

Para algunos la comparecencia fue un éxito, para otros un fracaso porque los diputados perdieron la oportunidad de hacer de ese ejercicio un verdadero acto democrático que realmente apostara a la rendición de cuentas.

 

En fin, es lo que hay y con eso debemos vivir.