Los días, semanas y los meses pasan y nadie ve ninguna transformación o un cambio en la Procuraduría General de Justicia en el Estado, al contrario prevalece la corrupción y la incapacidad para dar resultados y esclarecer homicidios y detener a los presuntos criminales que operan en Tlaxcala.

 

 

Si antes había favoritismo hoy también existe, sólo que en la actualidad se estaría hablando de nepotismo y de un marcado abuso de poder para proteger a familiares de la procuradora, Ernestina Carro Roldán, que ante su incapacidad es necesario cargarle el trabajo a personal de otras demarcaciones.

 

A principios de noviembre del año pasado, Ernestina Carro designó a Víctor Enrique Montiel Ramos como nuevo director de la Policía de Investigación, sin embargo es la fecha que nadie puede poner orden esa corporación lo que prevalece es el caos porque no hay avances en las indagatorias ni acuerdos entre esos agentes, los ministerios públicos y ni los peritos, de ahí que las carpetas están serias inconsistencias

 

Hay ciudadanos víctimas de delitos que no pueden recuperar sus vehículos por las presuntas “contribuciones“ que se les piden o lo que es peor, hay responsables de algunos delitos que siguen libres o han dejado la cárcel por el deficiente trabajo del personal de la PGJE.

 

Transportistas que circulan por Huamantla, Calpulalpan y otros municipios de la entidad son acosados por comandantes y agentes de investigación que buscan cualquier pretexto para detenerlos y exigir un apoyo para que puedan operar sin ningún problema.

 

Para nadie es un secreto que la actual procuradora Ernestina Carro no sabe qué hacer con los cuerpos de casi 100 personas que han aparecido en Tlaxcala y que hasta la fecha prevalecen en calidad de desconocidas. En algunos casos se sospecha de que se trató de un homicidio doloso, sin embargo no están recibiendo esa atención porque esos expedientes están abandonados.

 

Tan sólo en la región de Calpulalpan hay más de 17 carpetas con ese tipo de casos y los actuales agentes del ministerio público no encuentran la forma de deshacerse de esos expedientes que sólo están ocupando espacio en las oficinas del personal de la PGJE y que son ignorados por los agentes de investigación.

 

Si la subprocuradora de Operaciones, María Azucena Jiménez Pacheco y la jefa del Departamento de Investigación, Esther Teroba Cote, no pueden atender esos casos ni desahogar correctamente una audiencia en sistema penal acusatorio, usted cree que tienen la capacidad para iniciar un trabajo profesional que lleve a la cárcel a las bandas criminales que operan con impunidad en Tlaxcala.

 

Desde hace meses viene delinquiendo en el estado una organización de maleantes que tiene los ojos puestos en empresarios tlaxcaltecas que han sido víctimas de violentos atracos.

 

Se trata de un comando armado que suele operar en las madrugadas y que ingresa de manera violenta a las viviendas de sus víctimas. El último atraco del que se sabe involucró al dueño de un conocido hotel del municipio de Chiautempan, a quien le habrían despojado cerca de 2 millones de pesos en efectivo no sin antes recibir una brutal golpiza.

 

Las cosas están para llorar en la Procuraduría General de Justicia en el Estado y pronto le daremos los casos de NEPOTISMO y favoritismo que existen por parte de la gris Ernestina Carro.

 

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