Ante los escasos resultados que ha entregado y conseguido como presidente municipal, Jorge Corichi Fragoso, ha recurrido a la cantaleta de que es la autoridad modelo porque no sólo limpia y pinta con la ayuda de los empleados el inmueble de la alcaldía, sino que con su banda de funcionarios foráneos con pésimos antecedentes está sacando al ayuntamiento de la quiebra y descubriendo la enorme corrupción que prevaleció en la administración pasada.
Sin dejar de mostrar su narcisismo y su versión del Benito Juárez que llevan dentro todos los morenistas, el alcalde capitalino ya le dio por quejarse cada 15 días del desastre financiero que heredó, en donde recurre a los mismos datos para lamentarse de la enorme corrupción que prevaleció en la administración priista que encabezaron Anabell Ávalos Zempoalteca y Mildred Vergara Zavala, sin embargo es la fecha que no presenta ninguna denuncia penal y tampoco ha iniciado los procedimientos administrativos para sancionar a los responsables de esas anomalías.
Hace dos semanas, Jorge Corichi reveló información sensible de los supuestos desfalcos y deudas que ascienden a más de 200 millones de pesos para tratar de desviar la atención de su banda de funcionarios foráneos que lo acompañan, situación que ayer en la mañana volvió a utilizar agregando otros datos de adeudos y aviadores para describir la calamidad que prevalecía en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio (CAPAM) que hoy dirige el desprestigiado Gabino Uribe García, quien así tendrá su pasado que su nombre fue omitido del boletín oficial del ayuntamiento capitalino.
El alcalde de Morena se quejó agriamente del adeudo de 2.4 millones de pesos que recibió de la Comisión Federal de Electricidad pero de inmediato presumió que en un mes se liquidó un millón de pesos, con lo cual evitó el corte del suministro de energía a dos pozos. Y como su necesidad de llamar la atención es enorme, Corichi Fragoso procedió con la cantaleta de que descubrió aviadores en la CAPAM que antes implicaba el desembolso mensual de 400 mil pesos para cubrir la nómina del personal de confianza y que hoy sólo representa el pago de 135 mil pesos.
Resulta absurdo que el presidente municipal de Tlaxcala se lamente de la corrupción y de los malos funcionarios que trabajaron en el ayuntamiento, cuando los que él trajo de otros estados como el Tesorero Efrén Ordoñez Mendoza y el director de la CAPAM Gabino Uribe García, tienen pésimos antecedentes como servidores públicos, sólo por mencionar un par porque en realidad en su séquito de lambiscones hay otras fichitas.
Hasta ahora Jorge Corichi ha resultado ser un buen farsante que recurre a acusaciones estrambóticas que sólo atraen reflectores mediáticos porque en los hechos sus señalamientos no sirven de nada, pues los funcionarios municipales que supuestamente incurrieron en malos manejos andan campantes y felices, como si tuvieran la certeza de que no les va a pasar nada.
Después de sus merecidas vacaciones por Europa, Víctor Hugo Gutiérrez Morales, el ex secretario de ayuntamiento capitalino que hizo cobros indebidos y permitió cientos de aviadores en la nómina del municipio, se encontraría laborando en la administración municipal de Totolac donde ofrece sus servicios de abogado.
El último director de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado Municipal de Tlaxcala, Antonio Robles Pineda, anda quitado de la pena tratando de vender una casa valuada en más de 9 millones de pesos, la cual curiosamente fue construida en el tiempo en que el también ex alcalde de San Juan Huactzinco trabajó en ese organismo que asumió en noviembre del 2019, luego que el anterior encargado Ramiro Pluma Flores fue removido por supuestamente incurrir en actos de corrupción que fueron solapados y encubiertos por la alcaldesa priista Anabell Ávalos.
En teoría todas las transas y malos manejos administrativos de los que habla Jorge Corichi deberían estar siendo investigados y documentados por el chafa Contralor Olaf Hernández Cuahutle, sin embargo al parecer no es así porque ese funcionario anda más metido en lograr que sus litigios laborales contra el ayuntamiento capitalino se resuelvan para poder cobrar una jugosa comisión a su cliente.
Por cierto, no lo cuente en voz alta porque si el alcalde capitalino se entera se va a enojar, pero resulta que pronto el narcisista Corichi podría regresar a la síndico municipal Rosalba Salas Jaramillo las atribuciones legales que intentó arrebatarle por la mala y a través de un acuerdo de Cabildo, debido a que ya le hicieron saber que su torpe y necia decisión era incorrecta y que ésta le traería problemas jurídicos, de ahí que reculará y pondrá a disposición de esa representante popular a un grupo de abogados para que se encargue de todas las cuestiones legales del ayuntamiento.
Finalmente, le cuento que la luna de miel entre Jorge Corichi y los presidentes de comunidad pronto podría terminar, sobre todo si se concreta la arrogante decisión de recortar sustancialmente los recursos públicos que cada mes reciben esas autoridades que, para el soberbio alcalde, representan el cuarto nivel de gobierno que sólo él reconoce.
Así las cosas en la ciudad de Tlaxcala.
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