La advertencia que el viernes pasado recibió el alcalde perredista de Xicohtzinco, Luis Ángel Barroso Ramírez, por parte de los enviados del secretario de Gobierno de Tlaxcala, Sergio González Hernández, para que presentara su solicitud de licencia al cargo y se pudiera avanzar en la solución del conflicto que se registra en ese municipio, sólo vino a polarizar más los ánimos y a encender los focos rojos porque no se descarta que se presenten nuevos hechos violentos.

 

 

Sobre ese conflicto que surgió el pasado 6 de junio cuando se realizaron las elecciones para gobernador, diputados federales y locales, así como para alcaldes y presidentes de comunidad, prevalecen dos versiones que son opuestas, pues mientras el gobierno a través de Sergio González asegura que hay acuerdos y avances, la otra parte representada por el edil Barroso Ramírez dio a conocer que ha habido y hay desatención por parte de las autoridades estatales y un marcado favoritismo hacia el grupo inconforme que es encabezado por el ex auditor del OFS, Luciano Crispín Corona Gutiérrez.

 

El secretario de Gobierno informó el fin de semana que se logró un acuerdo para liberar la carretera federal Puebla Tlaxcala a la altura de Xicohtzinco, así como establecer el compromiso de que las autoridades estatales asumirán la funciones de seguridad en la población para garantizar la paz y el orden, pero lo que nunca se reveló es que el presidente municipal Luis Ángel Barroso fue ignorado de esas mesas de negociación porque no fue invitado ni se le solicitó que fijara una postura al respecto.

 

Si alguien pensó que el problema poselectoral de Xicohtzinco quedaría resuelto esta semana tal vez se equivocó, porque está claro que el presidente municipal decidió anoche romper lanzas y evidenciar a través de un video difundido en redes sociales a Sergio González, pues no sólo lo acusa de ser omiso y no atender el problema que también fue ignorado por el inútil ex secretario de Gobierno de Tlaxcala, el priista José Aarón Pérez Carro, sino de proteger y avalar actos vandálicos, la presencia de porros armados en la población y la retención ilegal de patrullas y armamento por parte de los seguidores de Luciano Crispín Corona.

 


 

Para nadie es desconocida la añeja amistad y complicidad que hay entre Sergio González y Luciano Crispín Corona. El primero junto con el aún desprestigiado panista Adolfo Escobar Jardinez influyeron de manera importante para que el segundo asumiera hace ya algunos años el control del Órgano de Fiscalización Superior, disfrutando esa triada del poder y hasta del dinero público que disponía y llegaba a esa instancia.

 

Hasta ahora nadie se explica por qué en Xicohtzinco no hay detenidos cuando ha existido agresión de una persona a balazos, el bloqueo de vías de comunicación, daño en propiedad ajena, retención ilegal de patrullas y vehículos oficiales y de armas de fuego a cargo de la policía municipal, así como otros delitos que el secretario de Gobierno, Sergio González, ni la procuradora de Justicia, Ernestina Carro Roldán, los quieren ver porque al parecer no tienen el menor interés de castigar y aplicar la ley a nadie.

 

El problema en Xicohtzinco se ha dejado crecer y se ha complicado más de lo que se piensa. La posibilidad de que sea nombrado un Concejo Municipal que se encargue del ayuntamiento es amplia, sobre todo ahora que las partes han dejado entrever que no están dispuestas a lograr un acuerdo que devuelva la paz a esa población y por la notable ausencia de un mediador con capacidad y liderazgo.

 

Lo anterior no será nada fácil, porque habrá voces que se opongan a esa salida legal pero que atentará contra la decisión de los ciudadanos y las ciudadanas que acudieron a las urnas a emitir su voto el pasado 6 de junio.

 

Además, la armonía que prevalece entre los diputados locales se podría romper, porque al PRD sencillamente no le gustará perder el control de otro ayuntamiento como ya sucedió con Mazatecochco.

 

Sergio González debe dejar su parcialidad a un lado y guardar la soberbia en un cajón de su escritorio, porque no le favorece en nada que un alcalde de un mediano municipio como Luis Ángel Barroso lo tache de irresponsable e incapaz para solucionar un conflicto que se ha prolongado por más de cuatro meses, sobre todo porque la administración estatal está empezando y no se descarta que haya otros problemas similares.

 

Si hay un funcionario estatal que al inicio del nuevo gobierno ya tiene una pésima evaluación es Sergio González no sólo por los problemas políticos que no puede resolver, sino porque al interior de gabinete ha generado divisiones, pleitos y un mal ambiente de trabajo, al grado que son poquísimos los colaboradores de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros que quieren tratar con él.

 

Por qué será, es pregunta.

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