A Marco Antonio Mena Rodríguez se le podrá acusar de ser intermitente, carecer de liderazgo, de estar ausente y hasta de ser un mandatario débil, pero nunca de ser un mal estratega, porque siempre ha movido con inteligencia sus piezas y sus decisiones son calculadas, con un efecto y una razón en la partida de ajedrez que políticamente ha jugado desde que se convirtió en gobernador de Tlaxcala.

 

 

Hoy, a cinco días de dejar el cargo, demuestra claramente sus dotes de jugador experto en política y cómo engatusó a la honesta gobernadora electa, Lorena Cuéllar Cisneros, para que aceptara un vulgar arreglo que, en caso de consumarse, demostrará la complicidad y el contubernio que habrá entre el que se va y la que llega.

 

Hace unos días le contaba que la administración de Mena Rodríguez estaba cocinando la entrega de una notaría al inútil ex secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, sin embargo la voraz repartición de ese premio también está por beneficiar al abogado Antonio Flores Sánchez, yerno de la futura gobernadora Lorena Cuéllar y esposo de la próxima presidenta honoraria a del DIF Estatal, Fernanda Espinoza de los Monteros Cuéllar.

 

Aunque estarían torciendo el procedimiento para justificarlo legalmente, la realidad es que esos dos abogados tlaxcaltecas están a un paso de recibir su patente de notario por parte del mandatario Marco Antonio Mena. El primero sin experiencia sobre esa actividad y el segundo con conocimientos porque para nadie es un secreto que colaboró con el fedatario Rubén Flores Leal.

 

Ayer, se confirmó lo anterior por una publicación del Periódico Oficial de Tlaxcala con fecha 19 de agosto, en la cual se da a conocer que la directora de Notarías y Registros Públicos del Estado, Elida Garrido Maldonado, remitió a la Secretaría de Gobierno los dictámenes sobre la procedencia de las solicitudes de Constancia de Aspirante a Notarios de ambos profesionales del derecho.

 

El gobernador Mena ejerció su facultad y derecho para llevar a cabo el nombramiento de notarios y también está claro que utilizó el poder para beneficiar exclusivamente a su ineficiente ex colaborador José Aarón Pérez y al yerno consentido de la gobernadora electa, Antonio Flores, quienes en otras circunstancias difícilmente hubieran podido, por sí solos, aspirar a una patente.

 

Pérez Carro el único mérito que tiene es ser recomendado de la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel, porque su trabajo deja mucho que desear, pues fracasó como encargado de la investigación de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, también como procurador de Justicia de Tlaxcala y ni se diga como responsable de la Secretaría de Gobierno.

 

Antonio Flores es uno de los muchos hijos del famoso “chapatin” de Santa Ana. Es amigo de varios funcionarios del Poder Judicial del estado y por un tiempo subordinado del notario Flores Leal donde logró su experiencia. Su mayor mérito es estar casado con Fernanda Espinoza de los Monteros, la segunda hija de la gobernadora electa.

 

Su posición hoy es tan diferente que se dice que no ha tenido problemas para impulsar a sus amigas que estudiaron con él en la Facultad de Derecho de la UATx, como es el caso de la jueza Anel Bañuelos Meneses, que se perfila para ser nombrada como magistrada interina, en lugar de la jurista Ernestina Carro Roldán que dejó esa posición para asumir próximamente la Procuraduría General de Justicia en el Estado.

 

Las otras dos abogadas que fueron incluidas en la terna son Aida Báez Huerta y Rossana Rubio Marchetti, son de relleno porque al parecer ya se sabe quién será la beneficiada con los votos que otorguen los sumisos diputados locales.

 

Para que la dupla de Pérez Carro y Flores Sánchez fuera la beneficiada de ese vulgar abuso de poder, es obvio que Marco Mena y Lorena Cuéllar llegaron a un acuerdo y juntos decidieron maquinar ese exceso que si bien afectará en algo la imagen del primero, lo cierto es que para la gobernadora electa será un golpe demoledor a su credibilidad y honestidad.

 

No faltarán las voces lorenistas que saldrán a defender a su líder y justificar que ella no tuvo nada que ver con esa decisión exclusiva de Marco Mena, sin embargo ese deleznable hecho marcará la próxima administración estatal porque aún no entra en funciones y ya se comporta como los ambiciosos perredistas, los voraces panistas y los siempre trácalas priistas.

 

Si no tuviera nada de malo, el proceso para entregar esas notarías hubiera sido público y transparente, pero lo están llevando en lo oscurito, con total discrecionalidad y con el mayor sigilo.

 

Si alguien sabía de las consecuencias y alcances de entregar esas dos notarías es Marco Mena que, antes de irse, cumple su cometido que planeó y diseñó porque no es ninguna casualidad, el cual es dañar y golpear la imagen y credibilidad de su sucesora.

 

Él sabe mejor que nadie que después de ese acto que involucra al esposo de una de las hijas de la próxima mandataria estatal, Lorena Cuéllar será estigmatizada con atributos negativos relacionados con la corrupción y el abuso del poder, elementos que no sólo son mal vistos por los ciudadanos, sino por el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador que no hace mucho criticó la entrega de notarías en un estado del norte del país.

 

El aún gobernador Mena hizo un movimiento maestro en su juego de ajedrez y antes de partir gritará a los tlaxcaltecas jaque mate a la reina.

 

En lo personal creía y pensaba que la era del abuso del poder y la corrupción estaba por borrarse en Tlaxcala, pero con tristeza veo y reconozco que me equivoque.

 

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