Aun no llega al poder y el equipo político administrativo de la gobernadora electa de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, ya evidenció su novatez y su falta de experiencia, pues no tuvo otra más que abortar la inapropiada idea de llevar a cabo un acto masivo para que la futura mandataria rindiera protesta en el Estadio Tlahuicole.

 

 

La multiplicación de contagios derivados de la tercera ola de Covid-19 se impuso y borró los trazos triunfalistas y hasta faraónicos que se estaban planeando en la ceremonia de arranque de la nueva administración estatal.

 

Lejos de ver ese acto como el inicio austero y democrático de una nueva etapa para Tlaxcala, en realidad estaba concebido para presumir fuerza, hacer lucir la figura de una mujer empoderada, destacar el respaldo ciudadano y demostrar de dónde se obtuvieron los 305 mil sufragios que permitieron a Cuéllar Cisneros ganar los comicios del pasado 6 de junio y ubicarse como la mujer más votada en la entidad y en el país.

 

Del lujo y excesos programados ahora se pasará a una ceremonia privada que se realizará en la sede oficial del Congreso del Estado, a la cual sólo asistirá un selecto grupo de invitados de la gobernadora electa y de los diputados de la Sexagésima Cuarta Legislatura.

 

Aunque parezca increíble, el equipo de transición de Lorena Cuéllar sigue celebrando el triunfo electoral y no asimila que en 20 días tomará las riendas del poder en Tlaxcala.

 

Los lorenistas, encabezados por Sergio González Hernández, futuro secretario de Gobierno, están enfocados en una ilegal entrega recepción de las dependencias estatales y en celebrar la victoria, como se pudo visualizar el pasado domingo a través de la difusión de diferentes videos compartidos en la red social de Facebook, pues durante la comilona los asistentes se olvidaron de la sana distancia y las medidas sanitarias, porque por lo visto para ellos lo importante era bailar, echar porras, presumir seguidores y lambiscones ante Lorena Cuéllar y seguir con la borrachera que les provocó haber logrado la gubernatura.

 

Ojalá se vieran esos mismos ánimos para planear y trabajar en lo que será el próximo gobierno del estado, porque es obvio que los lorenistas están improvisando y que su actuación está basada en ocurrencias que evidencian inexperiencia, novatez, falta de seriedad, planeación, estrategia y sobre todo una enorme ausencia de humildad y sensibilidad.

 

Desde hace unas semanas se hablaba de la tercera ola de contagios de Covid-19 y la necesidad de que las futuras autoridades tlaxcaltecas empezaran a diseñar las estrategias para enfrentar la pandemia y garantizar un regreso seguro a clases presenciales, sin embargo esos temas fueron minimizados y hasta ignorados, porque se programó un multitudinario evento en el Estadio Tlahuicole y porque es la fecha que nadie conoce las medidas a seguir para que los alumnos y maestros retomen el próximo 30 de agosto sus actividades normales en las instituciones educativas de la entidad.

 

Los tlaxcaltecas tuvimos que enterarnos que se cancelaría la ceremonia oficial en el Estadio Tlahuicole donde Lorena Cuéllar rendiría protesta como gobernadora en una entrevista que la morenista ofreció a un medio de comunicación de Puebla, es decir, ni siquiera se tuvo la sensibilidad de dar ese tipo de información a los medios locales que son los que realmente consultan los habitantes del estado.

 

Es evidente que hay improvisación, porque la semana pasada a los actuales diputados locales se les ordenó que aprobarán fast track la nueva sede para realizar la ceremonia oficial de cambio de gobernador, es decir, que pasará del Congreso del Estado al Estadio Tlahuicole donde se montaría un escenario digno de la nueva líder de Tlaxcala, lo cual se autorizó sin objeciones al grado que de inmediato empezaron a correr las invitaciones que prácticamente son inservibles.

 

Pareciera que la futura administración estatal perdió la brújula y las prioridades, así como la agenda mediática que, aunque no lo parezca, es la oposición la que viene ganando terreno y espacios, pues no hay que perder de vista que fue el diputado electo del PRD, Juan Manuel Cambrón Soria, el que criticó y se opuso a que Lorena Cuéllar rindiera protesta en un evento masivo como se tenía planeado.

 

La inexperiencia del equipo lorenista empieza a deslumbrar y eso preocupa.

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