Esta semana tres o cuatro de los aspirantes a la dirigencia estatal del PAN se presentarán en bloque para dejar en claro dos cosas: primera, que no confían en la imparcialidad de la presidenta del Comité Directivo Estatal (CDE), Augusta Díaz de Rivera, en el proceso de renovación del partido y, segunda, que debe haber elecciones abiertas para toda la militancia, como sucede a nivel nacional.
No es menos importante mencionar que entre estos tres o cuatro aspirantes no figura el exdiputado federal y excandidato a la presidencia municipal de Puebla, Mario Riestra Piña.
En el bloque participan el presidente municipal saliente de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino; la dupla formada por la exdiputada local Mónica Rodríguez Della Vecchia y el reelecto diputado local y expresidente del CDE, Rafael Micalco Méndez; y la diputada federal y exdirigente estatal del PAN, Genoveva Huerta Villegas.
Lo anterior me lleva a concluir que en la medida que se acerca la terminación del periodo de Augusta Díaz de Rivera, en diciembre de este año, y la publicación de la convocatoria para renovar la dirigencia estatal del blanquiazul, los diferentes grupos panistas se están reagrupando en dos bloques.
En uno están los ya mencionados, sin definir todavía cuál sería la fórmula que lanzarían para la presidencia y la secretaría general, y en el otro probablemente el grupo dominante y que hoy tiene el control del CDE y la Comisión Permanente, así como la mayoría del Consejo Estatal, en alianza muy probablemente con el grupo de Mario Riestra y el presidente del Comité Directivo Municipal de Puebla capital, Jesús Zaldívar Benavides.
Otra conclusión que se desprende de este reagrupamiento es que los antagónicos de la dirigencia estatal saliente, y del que fuera el candidato a la gubernatura de Puebla en los recientes comicios, Eduardo Rivera, insistirán en que el próximo CDE lo elijan la centena de miembros del Consejo Estatal y no los 21 mil 581 afiliados de este partido en el estado.
Por el contrario, el bloque opositor buscará convencer a la dirigencia nacional, a la Comisión Nacional de Procesos Electorales y a los candidatos registrados para suceder a Marko Cortés Mendoza en el CEN que lo más conveniente es que en Puebla la elección se abra a toda la militancia y que del proceso queden fuera Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro Martínez por su manifiesta parcialidad a favor del grupo de Eduardo Rivera.
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