En la ceremonia de toma de posesión de José Chedraui Budib como presidente municipal de Puebla se pudieron apreciar, claramente, cuáles son sus fortalezas y oportunidades, pero también cuáles son y serán sus debilidades y amenazas.
Su principal fortaleza es la legitimidad de su triunfo electoral y el bono democrático que en las urnas le otorgaron los ciudadanos de la capital del estado por sus relaciones, cualidades, habilidades y talentos.
Si Pepe Chedraui no hubiera sido el candidato de Morena y partidos aliados, quién sabe si la coalición Sigamos Haciendo Historia habría logrado recuperar el Ayuntamiento de Puebla.
Con el empresario de origen libanés, Morena tiene una segunda oportunidad de demostrar a los poblanos que no sólo saben ganar elecciones, sino gobernar, hacer obras de alto impacto económico y social, como las que no se realizaron en los gobiernos de Miguel Barbosa y Claudia Rivera, y de llegar a acuerdos y consensos para proyectar a Puebla como una capital atractiva para vivir y hacer negocios, menos desigual, y en la que se antepone el interés general o el bien común por encima de los intereses particulares o partidistas.
Por lo anterior no se entiende la ausencia de los dirigentes nacionales de Morena y de sus principales figuras y cuadros en la toma de posesión de Pepe Chedraui.
Tampoco que fuera de los apoyos del gobernador saliente Sergio Salomón Céspedes al nuevo presidente municipal, como el programa emergente de bacheo y la construcción de techados en plazas cívicas y de canchas de usos múltiples en 15 escuelas de educación básica, no se haya anunciado alguna obra o programa de alto impacto en conjunto con el gobierno de Alejandro Armenta Mier.
Para que Puebla sea una capital imparable, altamente rentable para la inversión, con menos desigualdad y pobreza, próspera, ordenada y competitiva, los casi 7 mil millones de pesos de su presupuesto anual son totalmente insuficientes.
Con esos recursos, que representan menos del 6% del presupuesto anual del gobierno del estado, que es superior a 121 mil millones de pesos, la capital seguirá en el rezago, abandonada, con problemas de inseguridad e infraestructura urbana, y con calles llenas de baches o parches.
Si el gobierno federal de Claudia Sheinbaum y el gobernador Alejandro Armenta no apoyan a Puebla capital bajándole recursos y proyectos de infraestructura que por lo menos dupliquen las inversiones de los últimos años, y aprovechan las relaciones y cualidades de Pepe Chedraui para atraer inversiones privadas y lograr la cooperación de empresas y particulares en la mejora de la seguridad, los servicios públicos y la generación de empleos, el segundo piso de la Cuarta Transformación podría truncarse en 2027.
Sobre todo, si ciertos liderazgos de Morena siguen con la tonta idea de que apoyar a Pepe Chedraui con obras e inversiones es apuntarlo como posible aspirante a la gubernatura, en detrimento de otros cuadros más cercanos al gobernador Armenta y que, por cierto, brillaron por su ausencia en el Auditorio de La Reforma.
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