A juzgar por lo ocurrido en las sesiones de la Comisión Permanente, el viernes de la semana pasada, y del Consejo Estatal de Acción Nacional el domingo, da la impresión que los panistas poblanos no aprendieron la lección de los descalabros electorales que se llevaron en los comicios del primer domingo de junio.
La presidenta y el secretario general del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN, Augusta Díaz de Rivera “Tití”, y Marcos Castro Martínez, siguen tan campechanos esperando la renovación de la dirigencia estatal, cuando por puritita vergüenza debían haber renunciado después de la paliza que les metieron Morena y sus aliados en las elecciones de gobernador, presidentes municipales y diputados al Congreso del estado.
Augusta sigue aferrada a la presidencia, en espera de que salga la convocatoria para renovar el CDE, y maniobrando para que su sucesor o sucesora no surja de un proceso abierto de consulta a los militantes, sino nombrado por los poco más de 100 miembros del Consejo Estatal, a petición de los presidentes de los comités y delegaciones municipales.
Marcos Castro, quien ha sido descartado como sucesor de “Titi”, está en la misma situación, mientras espera que los futuros diputados locales del PAN lo designen como su coordinador parlamentario en la LXII Legislatura local, que entrará en funciones el 15 de este mes.
El resto de los aspirantes a la dirigencia estatal parecen resignados a esperar los tiempos y las condiciones que les marque el Comité Ejecutivo Nacional y la Comisión Nacional de Procesos Electorales.
Hasta ahora ninguno de los que se mencionan como posibles candidatos ha mostrado contar con el respaldo mayoritario de los 21 mil 581 miembros que forman parte del padrón estatal, quizás porque casi todos son panistas con presencia e influencia en la capital, en San Andrés Cholula o en la zona metropolitana.
Del grupo dominante —encabezado por el excandidato a la gubernatura de Puebla Eduardo Rivera Pérez— se barajan tres nombres, el del presidente municipal sustituto de la capital, Adán Domínguez Sánchez, el de la diputada local electa Celia Bonaga Ruiz y el del consejero estatal Francisco Mota Quiroz.
Dada la predilección de Eduardo Rivera por sus secretarios particulares, lo más probable es que el favorito salga de los dos primeros.
Adán Domínguez fue su particular cuando aquel era diputado local en la LVII Legislatura de 2008 a 2011; Augusta Díaz de Rivera también fue su particular al arrancar su segunda gestión como presidente municipal de Puebla, posición que dejó para convertirse en la presidencia del CDE de diciembre de 2021 a diciembre de 2024.
Celia Bonaga, fue quien sustituyó a Tití como secretaria particular de la Oficina de la Presidencia Municipal hasta que Eduardo Rivera pidió licencia definitiva el 21 de diciembre de 2023, y Bonaga fue premiada con la posición 1 en la lista de candidatos a diputados locales del PAN por el principio de representación proporcional.
Los demás aspirantes a la dirigencia estatal se cuentan con los dedos de una mano: la diputada local saliente Mónica Rodríguez Della Vecchia; el presidente municipal saliente de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino; y el excandidato a la presidencia municipal de Puebla, Mario Riestra Piña.
Ninguno de ellos tendría posibilidades de vencer al grupo dominante si la elección de la dirigencia quedara en manos del Consejo Estatal, salvo dos eventualidades: que los antagónicos a Eduardo Rivera se unieran en solo bloque o su corriente se fracturara.
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