La era de Néstor Camarillo Medina en el PRI pasará a la historia por la salida de militantes, no sólo por los 11 que se fueron en días recientes, sino los que tomaron la decisión de hacerse a un lado en lo que va de su gestión.
Juan Manuel Vega Rayet, Alberto Jiménez Merino, Enrique Doger, José Chedraui Budib, Silvia Tanús Osorio, Marisol Calva García, Juan Carlos Lastiri Quirós, son algunos ejemplos.
La salida de perfiles conocidos exhibió la falta de liderazgo y de generar acuerdos. No todos se han ido, pero aún no termina su gestión, que inició en julio de 2020.
Apenas a un año de ser electo dirigente estatal del PRI se puso en la lista para ser diputado por el principio de representación proporcional. Ahora, en su segunda elección, se registró como aspirante único a la primera fórmula del Senado.
Camarillo ha acusado que quienes se fueron lo hicieron porque querían espacios, candidaturas, puestos garantizados y de preferencia plurinominales. Pero justamente es lo mismo que él ha hecho, privilegiarse.
Esos espacios él se los está quedando. Está haciendo lo que ha criticado.
No está cuidando la casa. Bueno, no la casa del PRI, que tanto le ha dejado.
Lo único que le falta al PRI de Néstor Camarillo es que quiera acomodar a su esposa, Lizbeth Villegas Chávez.
Los del blanquiazul no ven con buenos ojos que el líder del PRI quiera inscribir a su esposa como regidora en la planilla que encabeza el panista Mario Riestra Piña.
En las mesas políticas del PRI, PAN, PRD, Néstor Camarillo pugna para que su cónyuge vaya en los primeros lugares de la lista de regidores para garantizar su ingreso al Cabildo de Puebla, sin importar que la coalición gane o pierda.
La lista aún no está definida, pero el priista ya la puso en la mesa.
El ideal de Néstor Camarillo sería que él llegara al senado y su esposa sea regidora en el Ayuntamiento de Puebla; sin importar que la alianza gane o pierda la gubernatura o la alcaldía de Puebla capital, la casa gana.
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Una salida precipitada
Quizá para algunos la salida del PRI fue atolondrada y se vieron claramente influenciados por Jorge Estefan Chidiac, quien les habría prometido llegar a la coalición que encabeza Morena por la vía del Partido Verde Ecologista de México.
Los que se fueron se la jugaron, pero ya están viendo que Morena los dejará solos con el Partido Verde que aspira a tener perfiles en la mayoría de los municipios. Sin embargo, con el partido ambientalista ven complicado que ganen, porque ya no es la marca Morena.
Caso concreto ocurre en Chignahuapan, donde pretende ser candidato el expriista Juan Enrique Rivera Reyes, el ahora diputado sin partido pretendía ser el candidato oficialista por la vía del Verde.
Nunca contó que la coalición literalmente se fragmentara para darle espacio en Morena a otro perfil que se ha mantenido en las filas, Juan Rivera Trejo, “El Diablo”.
De tal forma que Enrique Rivera competiría respaldado por el Partido Verde, Fuerza por México y Nueva Alianza. Mientras que Juan Rivera estaría con los colores de Morena y PT.
Ahora Enrique Rivera lo piensa, quizá mantenerse en el PRI pudo haberle beneficiado más que salirse y no ser bien recibido en la coalición de Morena.
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Carta Aclaratoria
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