Históricamente en los comicios locales para gobernador del estado, el presidente municipal de la capital siempre ha sido del mismo partido del candidato triunfante a la gubernatura de Puebla.
Al menos así ha sido en las últimas tres décadas, donde ha habido alternancia tanto en el gobierno del estado como en el ayuntamiento de Puebla.
Cuando Manuel Bartlett Díaz fue electo gobernador del estado en 1992 por el PRI, el presidente municipal de Puebla que surgió de esos comicios fue el empresario priísta Rafael Cañedo Benítez.
En las elecciones intermedias del sexenio bartlista, el PAN ganó por primera vez el gobierno de la ciudad en 1995.
La historia de que el PRI gana la gubernatura y la presidencia municipal de Puebla se repitió en 1998, cuando el tricolor postuló a Melquiades Morales Flores para el primer cargo y a Mario Marín Torres para el segundo.
En las elecciones intermedias de 2001, el PAN regresó a gobernar la capital con el panista Luis Eduardo Paredes Moctezuma.
En 2004, que fue la última elección para gobernador ganada por el PRI con Mario Marín Torres, el presidente municipal también salió de las filas priístas, el ex rector de la BUAP Enrique Doger Guerrero.
Seis años después, la alternancia partidista llegó al gobierno de Puebla del brazo de Rafael Moreno Valle, que fue postulado por el PAN en alianza con otros partidos. En esos comicios de 2010, el presidente municipal de la capital fue el panista Eduardo Rivera Pérez.
En 2016 hubo elecciones para gobernador, pero no para presidentes municipales ni para diputados al Congreso local, ya que el periodo de los electos en los atípicos comicios intermedios de 2013 se prolongó por 4 años 8 meses. El alcalde de la capital en ese entonces fue José Antonio Gali Fayad, quien pidió licencia para contender como candidato a la gubernatura.
Los comicios para gobernador de 2016 fueron ganados por Gali Fayad, quien fue postulado por el PAN, el PT, Nueva Alianza, Pacto Social de Integración y Compromiso por Puebla a través de la coalición Sigamos Adelante. Sin embargo, la gestión de éste como gobernador sólo fue de escasos 23 meses.
El 1 de julio de 2018 volvieron a empatarse las elecciones locales de gobernador, con las de presidentes municipales y diputados locales.
A nivel nacional y local la ola lopezobradorista—por medio de la coalición Juntos Haremos Historia— arrasó y en Puebla se hizo de la mayoría parlamentaria y de las principales presidencias municipales de la entidad, incluida la capital con la morenista Claudia Rivera Vivanco.
La excepción fue la gubernatura, que después de un largo litigio en tribunales electorales se resolvió a favor de la panista Martha Erika Alonso Hidalgo. Sin embargo, la sospecha de que esa elección fue fraudulenta y de que en realidad fue ganada por la coalición Juntos Haremos Historia prevalece.
Hace unos días el exsenador y expresidente estatal del PAN, Francisco Fraile García, admitió que su partido hizo fraude y que operadores electorales al mando de Omar Blancarte Montaño alteraron los resultados en perjuicio del candidato morenista a la gubernatura Luis Miguel Barbosa Huerta.
¿Qué pasará en las elecciones de 2024? ¿Se mantendrá la lógica de que el partido o coalición que gana la gubernatura también se lleva la presidencia municipal de Puebla? ¿A poco esta inercia histórica se romperá en los comicios del 2 de junio del próximo año?
¿Acaso cabe la posibilidad de que Morena triunfe en las elecciones para gobernador, pero pierda las de presidente municipal de Puebla con el PAN?
Conste que son preguntas.
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