Aunque mucho se ha dicho, escrito y se dirá sobre la renovación de la dirigencia estatal del PAN luego de los desastrosos resultados de los comicios del 2 de junio donde fueron barridos sus candidatos a la gubernatura, las principales presidencias municipales —con excepción de San Andrés Cholula—, las diputaciones locales y federales, el Senado y la presidencia de la República, lo más probable es que el grupo dominante retenga la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE).
Le expongo aquí varias razones:
La primera es que la renovación de la dirigencia estatal del PAN se llevará a cabo después de que cambie la dirigencia nacional, es decir, luego que Marko Cortés Mendoza sea sustituido de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Su relevo ocurrirá posiblemente en septiembre, en el marco del 85 aniversario de la fundación del PAN. El sucesor no saldrá de una elección abierta a toda la militancia, sino de un Consejo Nacional.
Los candidatos que han expresado su intención de sustituir a Marko Cortés en la presidencia del CEN son Jorge Romero Herrera, coordinador parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados y actual presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXV Legislatura, y el senador Damián Zepeda Vidales, quien ya fue presidente y secretario general del CEN del PAN.
Ambos tienen el mismo origen, son del grupo de Marko Cortés, aunque Damián Zepeda se distanció del actual dirigente panista en 2018, cuando en lugar de nombrarlo a él coordinador de la fracción del PAN en la Cámara Alta, se inclinó por el extinto Rafael Moreno Valle.
El líder del grupo dominante de Puebla es Eduardo Rivera Pérez quien mantiene vínculos con Jorge Romero y con Damián Zepeda, aunque este último pareciera ser el favorito de algunas figuras, políticos y exgobernadores yunquistas que, en los últimos días, han cuestionado y criticado la actuación de Marko Cortés como presidente del CEN del PAN.
Si la dirigencia nacional del PAN será nombrada por el Consejo Nacional y no en elecciones abiertas a toda la militancia mediante centros de votación en las principales ciudades del país, lo más lógico es que en Puebla se haga lo mismo.
De hecho, esa parece ser la tirada del grupo dominante, ganar tiempo mientras se enfrían los ánimos y las agitadas aguas que dejaron los comicios locales vuelven a su nivel.
Eso explica por qué la presidenta del CDE pidió a los comisionados de la Permanente Estatal un mes de reflexión mientras ella se toma unos días de vacaciones y los panistas poblanos retoman la discusión y análisis de las causas y factores que los llevaron a perder.
La propia Augusta Díaz de Rivera, en declaraciones a e-consulta, adelantó su intención de que sean los miembros del Consejo Estatal los que designen a su sucesor o sucesora, a petición de los comités directivos municipales.
Dicha propuesta, hay que decirlo con claridad, es la que más conviene al grupo dominante de Eduardo Rivera, y será la que seguramente empujarán el Comité Directivo Estatal y la Comisión Permanente Estatal, ya que tiene la mayoría de los integrantes del Consejo Estatal.
De la centena de consejeros estatales, los identificados con el grupo de Eduardo Rivera son 56. Los restantes se los dividen el grupo de la expresidenta estatal, Genoveva Huerta Villegas, cada vez más mermado, y el grupo conformado por el candidato perdedor a la presidencia municipal de Puebla, Mario Gerardo Riestra Piña, el presidente del Comité Directivo Municipal de Puebla, Jesús Salvador Zaldívar Benavides, y Edmundo Tlatehui Percino, presidente municipal saliente de San Andrés Cholula.
Si el grupo dominante percibiera riesgos de fractura o mayor desgaste para la figura de Eduardo Rivera, lo más probable es que éste, en lugar de buscar la presidencia del CDE, trataría de ganar un espacio en el CEN, lo que abriría la puerta del Directivo Estatal al actual secretario general, Marcos Castro Martínez, o al presidente municipal sustituto de Puebla, Adán Domínguez Sánchez, cuya gestión concluye el 15 de octubre.
Los consejeros identificados con Genoveva Huerta carecen de una figura competitiva para pelear por la dirigencia estatal, por lo que seguramente se aliarán con el grupo antagónico a Eduardo Rivera, en el que destacan los diputados locales Rafael Micalco Méndez, Guadalupe Leal Rodríguez y Mónica Rodríguez Della Vecchia, así como el esposo de esta última, Pablo Rodríguez Regordosa, quien fue presidente del Comité Directivo Municipal de la capital.
Al grupo de Riestra, Zaldívar y Tlatehui no le dan los números para ganar en el Consejo el Comité Directivo Estatal, por lo que buscaría ir a una elección abierta o llegar a una negociación con el grupo dominante de Eduardo Rivera para repartirse las carteras del CDE.
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