Los presidentes municipales de Puebla, en los que ha recaído la operación de Morena para movilizar gente en apoyo de las acciones de la Cuarta Transformación y su ahora precandidato a la gubernatura Alejandro Armenta Mier, han comenzado a mostrar cierta resistencia para seguir haciendo lo que hacían.
Varias son las razones.
Una es que están muy gastados para seguir financiando el acarreo de gente a reuniones, asambleas y mítines en apoyo del ex secretario de Gobernación, Julio Huerta Gómez, la precandidata presidencial Claudia Sheinbaum y el ahora abanderado de la coalición Sigamos Haciendo Historia a la gubernatura de Puebla.
Estas movilizaciones se han prolongado durante más de un año, en las que ellos han tenido que correr con los gastos de transportación y a veces de alimentación, renta de salones o locales, y el montaje de escenarios y templetes.
Otra razón es que los incentivos que los motivaban a hacerlo, la reelección para un siguiente periodo, o la promesa de que podrían nombrar al candidato o candidata a sucederlos, y la posibilidad de ser promovidos para alguna diputación local, se han venido diluyendo por las propias circunstancias de los procesos internos de selección y las condiciones y reparto de espacios entre Morena y sus partidos aliados.
En otras palabras, varios presidentes municipales ya se percataron que sus acciones y esfuerzos no serán recompensados, pues Morena y sus aliados han perfilado aspirantes que no son ellos, ni pertenecen a su grupo y que en no pocos son hasta sus adversarios.
O que en el reparto de distritos y municipios entre los partidos de la coalición Sigamos Haciendo Historia, ellos quedaron fuera porque pertenecen a un partido diferente al siglado o porque en las supuestas mediciones o encuestas que se realizan hay aspirantes mejor evaluados que ellos.
En no pocos casos, los ediles en funciones se están dando cuenta que en los procesos de selección los aspirantes favoritos no son ellos, que apoyaron a Julio Huerta por indicaciones del propio gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, sino los que desde el comienzo se la jugaron con el senador Alejandro Armenta Mier.
Una última cuestión, no menor, que también ha desmotivado a los presidentes municipales, es la incertidumbre de lo que pasará con sus cuentas públicas pendientes de aprobación en la Auditoría Superior del Estado (ASE), si quienes los reemplazan en los ayuntamientos no sólo son ajenos a su grupo y partido político, sino sus enemigos de tiempo atrás.
¿Quién garantizará que éstos no los investiguen o sometan a revisión sus gastos y acciones con los que justificaron los recursos destinados a la movilización y el acarreo? ¿Acaso Julio Huerta dará la cara por ellos?
Por todo ello es que Alejandro Armenta debería revisar y reconsiderar si su operación de tierra va a dejarla en manos de quienes se montaron en los presidentes municipales con la falsa promesa de que serían recompensados con la reelección o alguna promoción política.
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