Apuntes del triunfo inobjetable de Alejandro Armenta y los retos que ahora encara

RODOLFO RUIZ R.

Los cómputos finales de la elección del domingo pasado no sólo confirman que Morena y sus partidos aliados obtuvieron un triunfo contundente e inobjetable, sino que el golpe asentado a la oposición fue de tal magnitud que si ésta no se reinventa, difícilmente podrá recuperarse en tres y seis años, y menos si quienes conducirían su reconstrucción son los mismos que la llevaron a la crisis en que hoy se encuentra.

Los cómputos finales también dejan claro que muchas de las autoridades electas deben su triunfo a la marca y a las condiciones que el presidente Andrés Manuel López Obrador generó con su narrativa, con los programas sociales que impulsó su administración y con las estructuras clientelares que los operaron, más que a sus méritos o atributos personales que también sumaron, pero en menor medida.

En Puebla, por ejemplo, el candidato a la gubernatura Alejandro Armenta Mier logró sacar 1 millón 908 mil 954 sufragios, poco menos que la fórmula de candidatos al Senado compuesta por Ignacio Mier Velazco y Lizeth Sánchez García que obtuvo 1 millón 968 mil 426 votos. Y no porque éstos sean más populares o conocidos que aquel.

Esos 60 mil de diferencia lo que en realidad reflejan es que la competencia por el Senado fue menos reñida que la elección de gobernador.

Mientras en la contienda por el Senado, los candidatos de la coalición morenista le sacaron a sus adversarios de Fuerza y Corazón por México —Néstor Camarillo Medina y Ana Teresa Aranda Orozco— una ventaja de 34.20 puntos, equivalentes a 1 millón 109 mil 696 votos, en la contienda por la gubernatura entre Armenta y Eduardo Rivera Pérez la ventaja se redujo a 26.71 puntos o a 836 mil 739 sufragios.

Lo mismo podría decirse de los candidatos a diputados al Congreso del Estado en los 26 distritos en que se divide la entidad. No necesariamente el diputado electo que más votos obtuvo es el más querido y popular. Quizás son los que se enfrentaron a los candidatos de oposición menos competitivos o que tuvieron menos representantes en las casillas.

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Armenta: retos y gabinete

A diferencia de otros gobernadores, Alejandro Armenta tiene condiciones políticas nacionales y locales ampliamente favorables para trascender no solo como el gobernador más votado en la historia de Puebla, sino como el Ejecutivo que devuelva a la entidad el impulso y desarrollo que perdió por la inestabilidad política derivada de la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso, la designación de un gobernador interno, la elección extraordinaria de 2019, la polarización política y social que provocó el gobernador Miguel Barbosa, su repentina muerte como consecuencia de la diabetes que lo aquejaba, y la designación de un gobernador sustituto.

Armenta llega con una amplia legitimidad, teniendo a la próxima presidenta de la República Claudia Sheinbaum como aliada, con mayoría calificada en el Poder Legislativo y con los principales municipios de la entidad en manos de Morena y sus aliados.

Ahora su reto será integrar un gabinete con los mejores y más experimentados políticos, administradores públicos y técnicos especializados de cada área, que puedan aterrizar lo que prometió en campaña, bajar recursos y proyectos de la Federación, atraer inversión nacional y extranjera y detonar obras y programas estatales con sentido estratégico.

En este campo son muchas las interrogantes que rodean al nuevo gobernador electo, pues esos cuadros talentosos que harían realidad sus propuestas de campaña no se ven. De su equipo de campaña y transición no se vislumbra quién sería el secretario o secretaria de Administración y Finanzas, tampoco el de Educación, ni la secretaria o secretario de Desarrollo Económico o los titulares de las secretarías de Infraestructura y Salud.

Una votación tan contundente conlleva el compromiso de nombrar un equipo contundente, que se consagre a servir a Puebla con amor y pasión, de manera que nadie anteponga sus intereses particulares a los de su responsabilidad pública, afirmó este mediodía el gobernador electo, al puntualizar que él no empujará a nadie para que le sirva a Puebla, pues como administrador público que es exigirá resultados y plena disposición en el entendido de quien no sirva, no sirve.

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Oposición: se reinventa o desaparece

Para los partidos y dirigentes de la oposición los cómputos de las elecciones del domingo pasado deben servir de acicate para un cambio profundo en su modo de hacer política y de vincularse con los votantes.

Los dirigentes del PAN y PRI no pueden perder de vista la inminente desaparición o pérdida de registro del PRD, ni las causas que lo llevaron a ello, que son en buena medida las mismas: una burocracia que se beneficia de los puestos, cargos de elección popular y prerrogativas, que se cierra a los liderazgos sociales emergentes y que no plantea proyectos alternativos a los del grupo gobernante.

Con qué autoridad moral el grupo dominante del PAN en Puebla puede ofrecer que en la próxima elección las cosas serán diferentes, si quienes se aprestan a tomar el control de su dirigencia son los mismos que perdieron por paliza la gubernatura, las senadurías, los 16 distritos federales y los 26 distritos locales.

¿Por qué los panistas creen que si Eduardo Rivera asume la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN, a la salida de Augusta Díaz de Rivera Hernández y Marcos Castro Martínez, las cosas serán diferentes de lo que fueron en la campaña?

A mi me parece que no, y que si el PAN de verdad busca reinventarse lo primero que tendría que hacer es dejar que sus militantes voten de manera libre y democrática, en elecciones internas, a sus dirigentes, y plantear un programa de acción viable y consistente a tres y seis años que especifique cómo pretenden —y con qué perfil de candidatos— ganar los comicios intermedios del 2027 y los de 2030.

La expresión con la que Eduardo Rivera admitió el lunes pasado que los resultados del 2 de junio le eran adversos, en la democracia no hay triunfos eternos, ni derrotas permanentes, carece de sentido autocrítico. Es una frase hueca que por seis décadas emplearon los dirigentes nacionales del PAN para justificar sus descalabros electorales desde su fundación en 1939 hasta el 2000, cuando por primera vez ganaron la presidencia de la República con Vicente Fox.

Esa expresión pareciera ser el epílogo de un político que se sabe derrotado, arrollado por la Cuarta Transformación, pero que no sabe qué hacer ni cómo para revertir esta situación en el corto y mediano plazos.

Así la oposición panista… y de la priista ya mejor ni hablamos.

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Correos electrónicos: periodistasoy@hotmail.com y rruiz@e-consulta.com

Rodolfo Ruiz R.

Director general de e-consulta.

Periodista y politólogo con más de 35 años de experiencia profesional en radio, prensa e internet, especializado en asuntos políticos y electorales. Desde hace más de 21 años dirige el periódico digital e-consulta, que ha ganado cuatro premios nacionales de periodismo y el Premio a la Innovación en Transparencia organizado por el Banco Mundial, la ASF y el INAI, y que cuenta con ediciones regionales en Tlaxcala y Veracruz. Es autor del blog La Corte de los Milagros, licenciado y maestro en Ciencias Políticas. Fue corresponsal, fundador y director regional de El Universal en los estados de Puebla y Tlaxcala. También se ha desempeñado como docente de periodismo, sistema político mexicano y algunas materias afines en la UPAEP, la UDLAP, la Ibero y la BUAP. Ha sido reportero y conductor de programas y noticiarios radiofónicos, así como director de la empresa de consultoría en asuntos públicos Contracorriente.

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