La eventual erupción del Popocatépetl estancaría aún más a Puebla
Lo peor que le podría ocurrir al estado de Puebla, después de la muerte de dos gobernadores en funciones, elecciones extraordinarias y dos gobernadores sustitutos en apenas cuatro años, es que el volcán Popocatépetl haga erupción en pleno proceso de sucesión gubernamental de cara al 2024.
De entrada porque Puebla no está preparada para una contingencia de esta magnitud y porque la estabilidad política y social que la entidad ha venido recuperando con la llegada de Sergio Salomón Céspedes Peregrina a la gubernatura volvería a entrar en una etapa de fragilidad institucional.
Porque ante la erupción del volcán y la evacuación de miles de personas de distintos municipios y estados, la Federación tendría que tomar el control de la situación y dejar a los gobiernos locales como coadyuvantes ante la emergencia.
La administración de Céspedes seguramente tendría que concentrar sus esfuerzos y recursos en la zona afectada, que abarcaría a una veintena de municipios poblanos y en los miles de damnificados a los que tendría que reubicar y ofrecer techo, comida y medios de subsistencia.
Esto llevaría a la suspensión de las magnas obras anunciadas por el gobernador del estado el pasado 5 de mayo: la Central Camionera del Sur, la Línea 4 de RUTA sobre el Periférico Ecológico, la nueva sede del Congreso, la construcción de distribuidores viales y la rehabilitación de los principales parques recreativos de la zona metropolitana.
No está de más apuntar que en lo político y electoral, la emergencia volcánica también tendría repercusiones, pues ni el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta Mier ni el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, permitirán que el secretario de Gobernación, Julio Huerta Gómez, se convierta en el distribuidor de apoyos a los municipios afectados y población damnificada, a sabiendas que éste también busca la nominación de Morena a la gubernatura.
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EN CORTO
El cardenal emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez estuvo en Puebla para festejar sus 90 años de vida. Llegó el viernes por la mañana al aeropuerto Hermanos Serdán y se fue el sábado por la tarde en el mismo avión privado que lo transportó.
Se sabe que su anfitrión fue el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, con quien celebró una o dos misas en el Seminario Mayor.
Ahí, Sandoval Iñiguez impartió dos conferencias, una a sacerdotes y otra a religiosas.
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A propósito.
Este domingo el arzobispo de Puebla, Victor Sánchez Espinosa, cumplió 73 años de vida, por lo que este lunes algunos religiosos lo felicitarán con una comida en el Seminario Juan de Palafox.
¡Felicidades!
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Si de verdad el gobierno del estado a través del Banco de Tierras mandó a realizar un estudio para valuar el terreno donde se construirá la nueva sede del Congreso local, ¿por qué tanta resistencia a que este avaluó se haga público?
Si todo es tan legal y honesto, ¿por qué no se abre al escrutinio público el expediente de esta operación de compra-venta?
¿Qué perito valuador cotizó un área verde —sin licencia para construir ahí un complejo gubernamental— en más de 14 mil pesos el metro cuadrado?
Si todo es tan regular, ¿por qué se presionó desde el gobierno del estado al ayuntamiento de Puebla para otorgar una factibilidad —que no licencia el uso de suelo— a una empresa inmobiliaria de familiares de Jorge Estefan?
Si el coordinador parlamentario del PRI y sus parientes no quisieron venderle ese terreno al gobernador Moreno Valle, echándose juicios legales durante doce años, ¿por qué con Miguel Barbosa cedieron a la primera el predio, pese a que éste se los pagó a la mitad de su valor real?
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