LA CORTE DE LOS MILAGROS

El mismo gabinete, no dará mejores resultados con Céspedes Peregrina

.


Los encuentros que este sábado tuvo el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina con los dirigentes de su partido, Morena, y sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), dejan entrever el interés del Ejecutivo y sus operadores políticos de refrendar esta alianza para cumplirle al presidente de la República el compromiso de que en Puebla la 4T ganará las elecciones del 2024.

Deja también claro que la operación política de su gobierno estará cargo del secretario de Gobernación, Julio Miguel Huerta Gómez, y de su jefe de oficina Javier Aquino Limón, a quienes llevó a esas reuniones.

El hecho de que a tales encuentros no haya llevado a otros secretarios del gabinete, como la de Economía, Olivia Salomón Vivaldo, y el de Salud, José Antonio Martínez García, es también una lectura a considerar: la figura de las corcholatas barbosistas terminó con la muerte de su impulsor, el 13 de diciembre.

Sin romper con su antecesor, Céspedes Peregrina ha mostrado en sus primeras tres semanas su intención de hacer las cosas de manera diferente, y de garantizar la victoria de Morena y sus aliados en los comicios locales de 2024.

Dicha tarea no es fácil, pues en la población de la entidad no existe una buena percepción sobre los gobiernos emanados de la 4T por la falta de obras de alto impacto social, la inseguridad prevaleciente y el estancamiento de la economía y los principales indicadores de desarrollo, crecimiento y captación de inversión privada nacional y extranjera.

Si el nuevo gobernador de Puebla quiere allanar el camino a Morena, lo primero que necesita es dar resultados. Y este problema difícilmente lo sorteará con un equipo heredado, que ha demostrado poco talento y capacidad para planear, ejecutar y detonar grandes obras; para mejorar los servicios públicos de salud, educación, movilidad y transporte público; para facilitar la creación de nuevas fuentes de empleo productivo, la apertura de nuevas empresas y la reactivación de las existentes; y para orientar los recursos públicos a programas realmente encaminados a combatir la pobreza y la desigualdad, y no a fortalecer el clientelismo político y electoral.

Si en los casi dos años que tiene por delante Céspedes Peregrina quiere dejar huella, y cambiar la percepción de los votantes sobre los gobiernos de Morena, debe incorporar al gabinete a elementos que apuntalen esa percepción. Si deja a los mismos en aras del legado barbosista, todo seguirá igual.

¿Quiénes de los actuales secretarios y secretarias del gabinete representan un activo para Morena y la 4T: la de Planeación y Finanzas, María Teresa Castro Corro; el de Administración, Jesús Ramírez Díaz; el de Cultura, Sergio Vergara Berdejo; la de Turismo, Martha Ornelas Guerrero; la de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano Pérez; el de Infraestructura, Luis Roberto Tenorio García; la de Movilidad y Transporte, Elsa Bracamonte González; el de Seguridad Pública, Daniel Cruz Luna; la de Medio Ambiente, Beatriz Manrrique Guevara; la de Igualdad Sustantiva, América Rosas Tapia?

La verdad es que ninguno. La mayoría son desconocidos, por lo que poco o nada se sabe sobre sus “logros” y resultados.

¿Qué necesidad tiene Salomón Céspedes de llevar esta carga?

La verdad es que ninguna, pues no hay entre los mencionados uno que se haya destacado por su desempeño o dedicación sobresaliente, por impulsar una obra, un proyecto, o una acción exitosa digna del supuesto legado barbosista.

El programa de fotomultas es un rotundo fracaso; el arrendamiento de las patrullas resultó costosísimo, mejor se hubieran comprado nuevas; las obras de alto impacto social brillan por su ausencia; el transporte público está cada vez peor y las unidades son cada vez más viejas; y la inseguridad es creciente, los feminicidios y desapariciones siguen al alza, lo mismo que el robo de transporte de carga, y las tomas ilegales de gas y gasolinas en la zona del llamado Triángulo Rojo.

Céspedes Peregrina tiene en este arranque de año la oportunidad de sentar los cimientos de un gobierno diferente, conciliador y proactivo, lo que necesariamente debe proyectarse en la integración del gabinete y sus prioridades, pero también la posibilidad contribuir a que Morena y sus aliados del PT y PVEM se hagan de mejores dirigentes y cuadros rumbo al 2024, pues los actuales dejan mucho que desear.

El gobernador y sus aliados de Morena, el PT y el PVEM con los que este sábado se reunió por separado en dos jardines de la zona de Zavaleta y el Hotel Hilton de Angelópolis, con el pretexto de partir la rosca de Reyes, deben entender que si hoy las preferencias electorales anticipan una victoria de la 4T en Puebla no es tanto por sus méritos, por el fantasmal legado barbosista o por el conocimiento y confianza de sus aspirantes a la gubernatura.

Las encuestas de intención de voto los favorecen porque los ciudadanos no perciben un bloque opositor articulado, una oposición genuina, y tampoco un líder o candidato capaz de sumar al PAN, al PRI y al PRD, y que aglutine a los inconformes y arrepentidos que en los comicios de 2018 votaron por Andrés Manuel López Obrador y en las extraordinarias de 2019 por Luis Miguel Barbosa Huerta.

***

Correos electrónicos: periodistasoy@hotmail.com y rruiz@e-consulta.com

Twitter: @periodistasoy

Facebook: https://www.facebook.com/RodolfoRuizOficial


[pvcp_1]

Popups Powered By : XYZScripts.com