LA CORTE DE LOS MILAGROS

El desdén de Barbosa por las camaritas y jefecitos empresariales

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El vilipendio que el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ha hecho de los dirigentes empresariales y de las cámaras y organismos patronales no se justifica, pero se entiende en función de su falta de legitimidad y representatividad, y el poco o nulo respaldo que tienen de sus socios y afiliados.

Las otrora influyentes cámaras y sindicatos patronales, y su organismo cúpula, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), han dejado de ser interlocutores de la Iniciativa Privada con los tres niveles de gobierno y otras instancias de poder, para convertirse en grupos de presión política.

En ese contexto hay que ubicar las críticas que en las últimas dos semanas ha dirigido el gobernador Barbosa a las representaciones de la Iniciativa Privada y rectores del Consorcio Universitario —que salieron a pedir respeto al Estado de Derecho por la toma policíaca de la UDLAP y a solidarizarse con el rector Luis Ernesto Derbez— llamándolos “camaritas y jefecitos empresariales”.

La verdad es que al Ejecutivo estatal no le falta razón al referirse al CCE y al Centro Empresarial de Puebla (Coparmex) como “camaritas empresariales”, pues en eso han degenerado al perder miles de afiliados, al dejar de representar a la comunidad empresarial y emprendedora, y no propiciar ni atraer inversiones, y al dejar que sus consejos directivos sean presididos por los mismos de siempre a pesar de su evidente ausencia de convocatoria y liderazgo.

Con Ignacio “Taico” Alarcón Rodríguez Pacheco, la pretendida renovación de los organismos empresariales no solo quedó en mera aspiración, sino que el CCE perdió toda capacidad de coordinación e interlocución entre las propias cámaras y asociaciones que lo integran, sino de éstas con las autoridades.

La fama de emprendedor que lo precedía a su arribo a la dirigencia del CCE, para impulsar la renovación de la anquilosada elite de los organismos empresariales, y para arrancar la construcción de su nueva sede, prácticamente se esfumó.

Taico no solo sucumbió a las presiones del poder con un bajísimo perfil para no incomodar a nadie, y mucho menos a la 4T, sino que perdió el único activo que tenía el organismo cúpula: un predio de 6 mil metros cuadrados en la reserva Atlixcáyotl-Quetzalcóatl.

La decisión del gobernador Miguel Barbosa de rescindir esa donación puede resultar polémica, pero a la luz de la manifiesta incapacidad de los dirigentes del CCE para edificar una torre empresarial en un terreno regalado por el gobernador Melquiades Morales Flores hace más de 15 años, la acción es justificada. Simplemente el propósito de la donación nunca se cumplió.

Las principales cámaras empresariales de la entidad están igual o peor. Para botón de muestra, la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), que tuvieron que recurrir a personajes que ya las habían presidido, como Marco Antonio Prósperi Calderón y Luis Espinosa Rueda, respectivamente, para que no se quedaran acéfalas.

De cualquier modo, su interlocución como dirigentes del comercio formal y la industria establecida en la entidad es bastante limitada.

Son varias las causas que explican el deterioro y pérdida de representación de las cámaras empresariales, pero entre éstas podríamos mencionar las siguientes:

Su empobrecimiento. Desde que la afiliación a las cámaras dejó de ser obligatoria sus ingresos se desplomaron y sus servicios, que por lo general son deficientes o limitados, con honrosas excepciones, prácticamente desaparecieron.

Su escasa representatividad. Los consejos directivos fueron abandonados por los verdaderos empresarios, éstos se llenaron de políticos que no representaban los intereses genuinos de su sector, giro o actividad empresarial, sino de grupos de interés.

Las cámaras dejaron de ser la voz de la iniciativa privada, de los grandes inversionistas, de los hombres y mujeres de negocios, para convertirse en el instrumento de presión política, en aliados del PAN y legitimadores del PRI y de los gobernantes en turno, y en un semillero de futuros candidatos a cargos de elección popular.

Su incapacidad para reinventarse y generar recursos propios que les permitan ser autosustentables, y no depender, como ocurrió con los últimos gobernadores, de los subsidios gubernamentales; y para contar con profesionales que los atiendan, los apoyen en la solución de sus problemas, y les brinden los servicios y gestoría necesarias para abrir un nuevo negocio, ampliar una inversión o combatir un acto de autoridad que los lastime, lesione o ponga en riesgo sus empresas.

En corto

Este lunes el diputado local panista Rafael Micalco Méndez, dejará ver su intención de registrarse como futuro aspirante a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN.

Lo hará en una conferencia de prensa.

Con Rafael Micalco, que ya fue dirigente estatal del PAN, son tres los aspirantes a dirigir el blanquiazul por los próximos tres años. La primera es Genoveva Huerta Villegas, quien, con el respaldo del presidente del CEN, Marko Cortés Mendoza, busca reelegirse para un segundo periodo.

El segundo es Marcos Castro Martínez, quien se perfila como el opositor de Genoveva Huerta, con el apoyo del presidente municipal electo de la capital y otros liderazgos regionales que aquella ha marginado o excluido.

Y Rafael Micalco, quien pretende erigirse en una especie de tercera vía.

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