LA CORTE DE LOS MILAGROS

La segunda mitad: cambios y nueva actitud

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Aunque los resultados de los comicios locales del domingo pasado no dejan al gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta en una situación incómoda, lo cierto es que en los tres años que le restan a su gestión las cosas seguramente serán diferentes.

Varios son los factores o las circunstancias que nos llevan a pensar así.

De entrada, porque el gobernador ya no tendrá la mayoría calificada que en los hechos tuvo o todavía tiene en la LX Legislatura del Congreso del estado, donde los diputados pastoreados por Gabriel Biestro Medinilla no le cambiaban ni una coma a sus iniciativas y decretos.

Los legisladores de Morena y aliados continuarán siendo mayoría, pero tendrán que esforzarse más para llegar a acuerdos con sus pares del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano en la aprobación o modificación de artículos constitucionales y de nombramientos que requieran ser aprobados por mayoría calificada.

Otro factor que modificará la actuación del gobierno de Barbosa es que éste ya no trabajará en la construcción de un sucesor, como sucedía con Gabriel Biestro Medinilla. Al perder éste la contienda interna de Morena por la presidencia municipal de Puebla, el gobernador se quedó sin un claro favorito para su propia sucesión.

Ante tales circunstancias es difícil creer que el Ejecutivo se mantendrá como un actor neutral, dejando que sean las fuerzas y grupos internos de Morena los que elijan al candidato a sucederlo en 2024. Una cosa es que se haya quedado sin cartas y otra muy diferente que vaya a mantenerse al margen del juego.

Por supuesto que no. Barbosa no es de los políticos que dejan ese tipo de cuestiones al azar o la libre competencia. Salvo sorpresa de última hora, el mandatario tendrá que definirse tarde o temprano por el senador Alejandro Armenta Mier o el coordinador de los diputados de Morena en la Cámara Baja, Ignacio Mier Velazco.

En los tres años que le restan el mandatario querrá también dejar su sello y realizar obras emblemáticas, que hasta ahora no se han visto, por falta de recursos, por recortes de la Federación, por la pandemia o por la incapacidad de los responsables de hacer los proyectos y ejecutarlos.

Por esta razón creo que el gobernador continuará haciendo ajustes en su gabinete, para cubrir algunas vacantes, como la que dejó Raciel López Salazar a su salida de la Secretaría de Seguridad Pública o para reemplazar a otros a los que les ha perdido la confianza o no han cubierto sus expectativas como Juan Daniel Gámez Murillo de la Secretaría de Infraestructura.

Un último factor que de algún modo condiciona la actitud y el desempeño del gobernador de aquí a 2024 será la necesidad de construir acuerdos y amarrar alianzas con actores y partidos políticos que le garanticen condiciones de estabilidad y paz social, en la segunda mitad de su gestión, y una salida tersa del gobierno del estado ante la imposibilidad de dejar sucesor.

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