Las diferencias que en los últimos días han externado diversos actores políticos de Morena para denunciar imposiciones, justificar el arribo de arribistas a la Cuarta Transformación y contener el malestar de cientos de aspirantes que no fueron, ni serán favorecidos con una candidatura, es resultado de varias causas.
Una es que el proceso de selección de candidatos a senadores, diputados federales, diputados locales y presidentes municipales fue muy desaseado, discrecional y cupular, pues no fueron las encuestas el instrumento para definir a los elegidos, salvo en contadas excepciones.
En general se optó por los pactos entre dirigentes de partidos, por el cuotismo entre grupos políticos y precandidatos ganadores y perdedores, y en algunas entidades como Puebla, donde gobierna Morena, por acuerdos entre el gobernador saliente y el candidato a sucederlo.
Las diferencias públicas y encontronazos en los medios de comunicación y redes sociales por los nombres de los candidatos nominados, los aspirantes eliminados y los que buscan colarse de último momento son resultado de esos desacuerdos.
Los favorecidos tienden a justificar a los designados, los que perdieron a criticar los nombramientos y las imposiciones, y los que buscan colarse a desequilibrar y descalificar el proceso para que el caos sacar algún beneficio.
Eso pasa en Puebla con el candidato a gobernador Alejandro Armenta Mier, con el candidato al Senado Ignacio Mier Velazco, con el gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes y con los dirigentes de Morena, el PT, el PVEM, Nueva Alianza y Fuerza por México. Ya se repartieron el pastel, pero sienten que su rebanada no es la que les corresponde, que aún pueden ir por más o que en la rebatinga de los últimos días algo más podrían conseguir.
El problema, o los problemas vienen cuando los grupos echan mano de sus estructuras, medios de comunicación, columnistas y comentócratas y ejércitos digitales para denostar, exhibir y ridiculizar a su contrincante, pelear lo que no pudieron conseguir en la mesa o dejar en claro que pese a lo logrado siguen inconformes.
Así podrían resumirse los últimos pleitos entre Nacho Mier y Alejandro Armenta, el audio de la ex diputada Araceli Celestino contra el candidato a gobernador, los desplegados y enérgicos extrañamientos contra Mier acusándolo de alentar la división y las protestas, el linchamiento mediático y la guerra de bots que le lanzaron, los llamados a la unidad de Mario Delgado y la cordial reunión de amigos que los primos tuvieron esta tarde con Ricardo Monreal y César Yáñez a tres días de la visita de Claudia Sheinbaum al estado de Puebla.
En suma: las diferencias persisten, pero los acuerdos cupulares también. Mientras arriba se arreglan, los de abajo se quedan con los puñales ensangrentados y en medio de la guerra de lodo que emprendieron o les mandaron a hacer.
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Este jueves por la noche volvió a sesionar la Comisión Permanente Estatal del PAN para votar en bloque varias planillas municipales de regidores y síndicos, lo que provocó la protesta del tehuacanero Felipe Mojarro Arroyo, que pidió se votara una por una.
Su propuesta-queja no prosperó, pero sí irritó a la presidenta del CDE del PAN, Augusta Díaz de Rivera Hernández.
Los comisionados del PAN tuvieron que volver a votar a favor de la designación de Oswaldo Jiménez López como candidato a diputado local por el distrito 17 con cabecera en la capital del estado.
Otro punto que se discutió entre bambalinas y no tuvo una respuesta contundente es quién de los panistas que fueron votados como candidatos a diputados por la vía plurinominal será el representante de la cuota indígena: ¿Cecilia Bonaga, Marcos Castro, Susana Riestra, Rafael Micalco?
¿Quién?
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