Con Morena en la presidencia de la República y en la mayoría de las gubernaturas de los estados no sólo regresó el viejo PRI, sino el fenómeno del tapadismo, que podríamos definir como el proceso de selección de un candidato mediante métodos opacos y discrecionales dictados por el Mandamás en turno, en este caso el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El historiador, economista, sociólogo y politólogo Daniel Cosío Villegas describió el tapadismo como un mecanismo de control y manipulación política instrumentada por el presidente de la República, con la ayuda del PRI y sus sectores, por el cual éste designaba a su sucesor haciéndolo correr con otros aspirantes pero bajo sus propias reglas de inclusión y exclusión, para el final designarlo de manera personalísima y discrecional.
Dicho mecanismo que el autoritarismo de los regímenes priístas fue perfeccionando, al grado de que el presidente de México se convirtió en una especie de monarca sexenal, centralizó la toma de decisiones y evitó que los intereses sociales organizados de campesinos, obreros y empresarios pudieran torcer su voluntad. En el mejor de los casos podían vetarle un precandidato, pero jamás arrebatarle la designación de su sucesor.
Esta forma de selección que marcó las sucesiones presidenciales del México posrevolucionario de Lázaro Cárdenas a Luis Echeverria, es la que hoy priva en Morena con algunos matices, característicos del estilo personal de gobernar de AMLO.
La encuesta madre y las encuestas espejo, la ponderación de los resultados y la discrecionalidad para valorar las respuestas y mediciones, así como los acuerdos y los adendum de última hora que emita la Comisión Nacional de Elecciones de Morena no son más que mecanismos para matizar el dedazo y mantener el velo de misterio e incertidumbre en torno al tapado o elegido.
En la mayoría de los casos, las cuaternas elegidas por los Consejos Estatales de Morena son el reflejo de la voluntad de los gobernadores de cada entidad y las duplas que agrega la Comisión de Elecciones la decisión de la dirigencia nacional morenista y de la coordinadora nacional de Defensa de la Cuarta Transformación, previa consulta con el presidente de la República.
En suma: el coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación de Puebla no será el más popular, ni el de más confianza y potencial de voto según la encuesta que aplique Morena, sino el que convenga a los intereses del presidente López Obrador.
Y si no, al tiempo.
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