Este lunes tuve oportunidad de conocer en persona y de platicar durante casi 90 minutos con quien fuera secretario de Salud del estado, José Antonio Martínez García.
Debo decir que me dejó una grata impresión por su trato sencillo y cordial, por su franqueza para hablar de distintos temas como su arribo a la Secretaría de Salud en la gestión de Luis Miguel Barbosa, su salida en el gobierno sustituto de Sergio Salomón Céspedes Peregrina y su relación con la viuda del gobernador Barbosa, Rosario Orozco Caballero.
El doctor Martínez García me platicó de su posición frente a la incorporación del sector salud del estado al esquema IMSS Bienestar, de su desacuerdo con la forma de esta adhesión y del por qué el proceso arrancó con el Hospital General del Norte y de los problemas que seguramente surgirán con el personal médico especializado y el administrativo.
Y también de su aspiración de convertirse en gobernador de Puebla como una opción ciudadana vinculada a Morena, y del por qué nunca se destapó siendo secretario de Salud, sobre todo en la gestión de Miguel Barbosa que siempre lo alentó para buscar este cargo de elección popular.
Creo —y así se lo manifesté al doctor José Antonio Martínez— que llega tarde al proceso de selección de Morena y sus aliados partidistas, y que muy difícilmente podrá alcanzar a los punteros de la contienda interna.
Otra cosa que también intuyo es que el exsecretario de Salud puede ser una buena opción para otra candidatura, debido a que es una persona conocida en la capital y otras cabeceras municipales, a su buen desempeño como titular de la dependencia durante la pandemia del Covid, y a su facilidad y estilo para comunicarse y hacer contacto con la población y sus potenciales votantes.
En suma: creo que el doctor José Antonio Martínez puede ser una carta que le abone en la capital del estado a los candidatos de Morena a la presidencia de la República y gubernatura de Puebla, sobre todo en aquellos estratos o sectores críticos o reacios de la llamada Cuarta Transformación.
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